Las políticas de asistencia no contemplan programa de empleo
Desde las 08:00 horas se van a ?jalar?. En los cruceros que convergen en el bulevar Domingo Arrieta y el de Dolores del Río y Carlos León de la Peña pululan los jóvenes y adultos que desean obtener aunque sea un peso por limpiar un auto. El sol no les hace merma, pues están acostumbrados. Ya muchos casados y con familia deben sacar para el sustento diario. Algunos trabajan hasta las 20:00 horas.
Cuando les va bien sacan entre 100 y 150 pesos diarios, y cuando les va mal, 50 ó 60. Hay ?clientes? que se portan bien, sobre todo en quincena, pero conforme se va alejando, el dinero fluye menos.
Los más ?codos? (se expresaron peor) son los que andan con los candidatos, de todo, a gobernador, a presidente municipal y a diputados. Aquéllos no dan ni un cinco. Algunos ni siquiera quieren que los toquen. Señalan que las playeras que a veces ofrecen algunos partidos para que apoyen a su candidato no les sirven. Reclaman en su lugar despensas... comida.
José Márquez tiene 17 años, es uno de los tantos jóvenes que trabaja sobre el bulevar, pero se reúne con sus compañeros Julio César Terán, de 24, y Hugo Terán Delgadillo, también de 24. ?El Luis? tiene 33 años y dicen que es el más viejo. Le caracterizan su caminar y su manera de hablar muy popular, tipo ?cholo?, y su gran sonrisa.
Todos ellos piden dinero cerca de la calle Carlos León de la Peña. Lo principal es ponerse muy listo y tomar desprevenido al conductor, para comenzar a limpiar el coche. Así es posible que se toque el corazón y dé un peso o más. La frase ?a la vuelta? o ?no, no, no, no?, es muy común para ellos.
Sus vecinos de trabajo se ubican en el crucero de Domingo Arrieta y Dolores del Río. En cada alto se lanzan a la jungla de vehículos de 50 a 70 en cada periodo. A veces les hacen el feo como a sus compañeros. Incluso, en ocasiones les dicen ?drogadictos?, pues los del otro lado les crean la fama, dicen.
Los del otro crucero ?sí le ponen?, dicen algunos de ellos. Los catalogan como personas que quieren el dinero para drogas. Por eso cuidan su lugar de trabajo, pues afirman que se crean reputación y prestigio y que sus clientes ya los identifican.
Isidro Miranda tiene 36 años y trabaja medio día. El resto lo hace como albañil, ahí saca más o menos mil 200 pesos a la semana, pero debe llegar con otro tanto para alimentar a su familia.
La vida en la calle, en la que ya llevan muchos años, les han dejado varias experiencias, como a Hilario Villegas, de 22; Octavio Galindo, de 22, y José Gilberto Nájera, de 28. La mayoría de ellos trabaja todo el día para sacar algo más de dinero.
La personalidad de cada grupo es distinta. Con los de la Carlos León de la Peña se exhiben conductas diferentes, más ?cholas?, pero todos, en general, respetuosos. Con ojos vidriosos, sólo en uno de ellos, de comportamiento arisco. Investigaba y preguntaba que para qué eran las fotos y para qué la visita de El Siglo de Durango, como si tuviera miedo de algo.
Lo cierto es que todos ellos, a pesar de cualquiera de sus situaciones, deben estar bajo una circunstancia, la de mendigar por algunos pesos que le sobren a la gente. Algunos deben soportar el desprecio de los conductores, y tienen que, literalmente, lidiar y esquivar a cientos de automóviles diariamente.
La falta de empleo
Aunque durante los últimos cinco meses se han recuperado más de ocho mil empleos en Durango, la suerte no es la misma para quienes laboran en la calle. Para que una persona sea contratada en una empresa, debe cumplir ciertos requisitos, como haber terminado la secundaria como mínimo, o bien preparatoria en algunos casos.
Las personas que trabajan en la calle, en general, no tienen mayores estudios que los de secundaria; algunos ni siquiera han terminado la primaria y manifiestan desinterés por seguir estudiando, pues se han acostumbrado a esta vida, en la que de acuerdo a ?como te muevas es como te va?.
Las condiciones de marginación que marca el Consejo Nacional de Población para el estado de Durango son de nivel medio, pero el diagnóstico de esta dependencia explica que el motivo de este fenómeno social no es en sí la situación económica del estado, sino el índice de analfabetismo que existe en personas mayores de 15 años.
El nivel que todavía se midió en el año 2000 en el porcentaje de personas con analfabetismo se registró en 5.4 por ciento. En recorridos que ha realizado El Siglo de Durango en distintas colonias de la periferia, como la Constitución, la San Carlos, Jardines de Cancún y otras, se ha tenido contacto con las familias que viven en estos lugares, observándose que muchos de los habitantes no saben leer ni escribir. De este modo no pueden aspirar a un trabajo formal en una empresa, de tal forma que su actividad productiva se puede centrar en ?la obra?, como ellos le llaman, o bien en la calle.
Falta apoyo
Ni el DIF Municipal ni el Estatal tienen un padrón de las personas adultas que laboran en la calle, siendo el sector que con mayor fuerza se presenta en los cruceros de la ciudad, en donde piden alguna ayuda económica para hacerse valer económicamente con apoyos que les brinde algún conductor, según coinciden Martha Edna Nogueira, titular de la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia, así como el director de Asistencia Social del Municipio, Joel Corral Alcántar.
Los programas asistenciales que brindan ambas instituciones están encaminados a la asistencia social de los menores y adolescentes en riesgo. En la ciudad de Durango se contabilizan de unos 150 a 160 niños que trabajan en la calle; este número es variable, según la temporada del año. En vacaciones y en la época navideña el número se dispara sustancialmente, pero en los periodos normales es la cifra anterior la que se registra, según lo comenta Leislé Mirlé Rodríguez, directora del Programa de Atención a Menores y Adolescentes en Riesgo.
El Bando de Policía
La asistencia social sólo se contempla a través del DIF Municipal mediante el Bando Municipal de Policía y Buen Gobierno, con el que deben operarse los programas para el beneficio de las clases más vulnerables; sin embargo, las políticas de asistencia sólo se dirigen a las familias, pero no existe algún programa de empleo, orientación y valoración de los adultos que laboran en la calle.
El artículo 94 del Bando refiere en su segundo párrafo que ?La asistencia social es el apoyo que se otorga a los grupos sociales más vulnerables de la sociedad... El Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Municipio de Durango será el organismo operador de la asistencia social y sus programas en el municipio?.
Aunque existen programas, como los de despensas a las clases más desprotegidas, dentro de la asistencia social no hay alguna planeación sobre la reorientación laboral, productiva y económica de las personas que trabajan en la calle, pues, además, de observar a personas que limpian automóviles, parabrisas o que venden periódico, también existen otras que exhiben sus dotes de ?tragafuegos?, de malabarismo; en forma desafortunada, existen muchos menores de edad que se acercan a los cruceros y que fácilmente se corrompen con el comportamiento de los adultos.
Aunque pueden tener los elementos físicos para laborar, un documento que no les avala sus estudios, en la mayoría de los casos, los detiene. Las posibilidades de obtener un empleo son menores y para ellos es mejor pasar unas horas en el sol para conseguir dinero y así sustentar sus necesidades básicas, que invertir en estudiar.
ADULTOS
Una moda...
Desde el 2003 a la fecha el número de personas adultas que laboran en la calle y que se dedican básicamente a este mercado ha crecido en forma alarmante. Casi en cualquier crucero de la ciudad existen personas pidiendo aunque sea un peso, ?lo que traiga?, estos ?libres jornaleros? que no tienen ningún jefe ni horario fijo.
Si en el 2002 había sólo unos cuantos cruceros identificados como los únicos en donde la gente pedía dinero, ahora son demasiados.
Entre los principales se ubican la avenida Lázaro Cárdenas y avenida 20 de Noviembre; también Lázaro Cárdenas y Felipe Pescador; bulevar Dolores del Río y Carlos León dela Peña; bulevar Dolores del Río y Domingo Arrieta; calle Zaragoza y Alamedas; bulevar Dolores del Río y A. Norman Fuentes, además de las que se encuentran en el centro de la ciudad.
Durante la noche, entre niños, adolescentes y adultos, sobre todo los fines de semana y más en quincena, abundan los cruceros saturados. Pueden ofrecerse diversos artículos y servicios: el periódico vespertino, las rosas y objetos curiosos.
FAMILIA
Pleitos y drogas
Para muchas personas que laboran en la calle, la mayoría trata de obtener un sustento y un apoyo económico para vivir. Muchos de ellos tienen ya esposa e hijos, y otros esperan al nuevo heredero.
-Cuidan su lugar de trabajo y tratan de que haya prestigio en el crucero donde se desenvuelven, pero esto se enturbia a veces por algunas personas que ellos mismos dicen son indeseables.
-Los pleitos y faltas de respeto o malas conductas que se llegan a presentar en los cruceros, por parte de las personas que trabajan en la calle, son esporádicos, pero sí se llegan a presentar.
-Los cruceros más conflictivos son los de 20 de Noviembre y Lázaro Cárdenas y el de Felipe Pescador y Lázaro Cárdenas.
-Hay patrullas vigilando permanentemente, pues se ubican a las personas conflictivas y se les detiene.
-Muchos de los limpia-parabrisas consumen por lo general alcohol e inhalan solventes, pero son una minoría y suelen ser etiquetadas por la gente en forma general.
-En el aspecto de accidentes, prácticamente no existen, en personas atropelladas o en individuos que por encontrarse laborando en la calle se cause un percance.
FUENTE: Subdirección Operativa de Seguridad Pública del Municipio.