Faltando tres series para terminar la temporada desde el pasado viernes, el mexicano Vinicio Castilla y el japonés Ichiro Suzuki están tratando de lograr sendas hazañas en las ligas mayores.
Vinicio estaba a nueve juegos de convertirse en el primer jugador mexicano de la historia en ganar un campeonato de carreras empujadas en el mejor beisbol del mundo, y Suzuki estaba a solamente diez hits de empatar una marca que ha perdurado por 84 años.
Fue en 1920 cuando George Sisler, formidable primera base del Cafés de San Luis que bateaba a la zurda, impuso la marca de 257 hits en una campaña, en un año en que terminó bateando para .407. Sisler llegó a tener dos campañas en que bateó sobre los .400.
Ahora, en este 2004, el japonés Ichiro estaba a diez imparables de llegar a los 257 cuando faltaban nueve juegos para terminar. Tiene pues su buena oportunidad de alcanzar y pasar a Sisler, aunque hay que tomar en cuenta la posible presión que lo alcance cuando se acerque más al notable récord de aquel zurdo que terminó su gran carrera de 15 años en las mayores con un alto promedio de .340. En su último año bateó .303 en más de 600 veces al bat pero pensó que ya no era el mismo y decidió dejar de jugar.
Ichiro también va a ganar el campeonato de bateo y aunque algunos piensan que eventualmente llegará a batear .400 en alguna campaña, es difícil, ya que es primer bat del equipo por su consistencia y velocidad. Ted Williams en 1941 ha sido el último bateador de .400 en grandes ligas, cuando terminó con .406.
Al terminar los juegos del pasado jueves, Vinicio aparece en primer lugar de carreras empujadas en Liga Nacional con 127, seguido por Scott Rolen, de los Cardenales, con 121, y Adrián Beltré, de los Dodgers, con 115. Es curioso que los tres primeros sean terceras bases. Scott Rolen ha estado fuera de acción por dos semanas al golpearse en una rodilla con un foul y sufrir problemas en ligamentos de una pierna también. Los Cardenales, que ya llegaron a 100 victorias, lo necesitan con desesperación para los playoffs y quieren llevarlo despacio para que no recaiga.