EL SIGLO DE TORREÓN
MATAMOROS, COAH.- Aunque los carniceros del mercado dibujaban con sus palabras un matadero con las condiciones insalubres y entre los desperdicios como el de Francisco I. Madero, el rastro de Matamoros dista de aquella imagen, pero no cumple con todas las normas de sanidad que debe mantener este tipo de lugares.
Para matar a los animales aquí sí se utiliza la pistola que inhibe el sistema nervioso central, provocándoles así el mínimo dolor.
También se tienen rejillas hacia un drenaje especial con un tubo de cuatro pulgadas de diámetro donde se acumula la sangre.
Todo el proceso por el que pasa el animal se hace mientras permanece colgado de ganchos en el techo y no toca en ningún momento el piso, pero las herramientas siguen sin ser las adecuadas.
Los animales salen a la intemperie para ser trasladados al transporte sanitario de donde se conducen a las diversas carnicerías, además de que en el lugar siguen entrando moscas y otros insectos que están en contacto con la carne.
Los tablajeros deben portar overol, mandil, casco y botas, para evitar así cualquier contacto directo con el animal.
Pero de los doce tablajeros que había, sólo dos portaban overol, ninguno mandil, uno traía casco y nueve usaban las botas.
El médico legista del rastro, Manuel Piedra, dijo que esta situación se daba debido a que los tablajeros tienen de 20 a 35 años laborando ahí, por lo que les costaba trabajo cambiar las costumbres que ya existían.
“Están acostumbrados a no utilizar la vestimenta y es la lucha: cambiar las costumbres de lo que han estado haciendo por tantos años”, manifestó.
El administrador del rastro, Javier Burciaga Vázquez, dijo que no se cuenta aún con la infraestruc-tura necesaria debido a la falta de recursos económicos por parte del Ayuntamiento.
Sin embargo, Burciaga Vázquez manifestó que en dos meses máximo el rastro de Matamoros estará a la altura de los mejores del norte de México, pues ya se tenía un proyecto de mejora donde lo principal era un túnel a través del cual se pasaban los animales a los camiones sin tener nunca contacto con la intemperie, además de un cuarto que se está acondicionando para que pelen el menudo.
“No se puede jugar con la salud de la gente, a todos nos interesa que el rastro mejore porque de aquí comemos todos”, dijo el administrador.
El proyecto tiene un costo aproximado de 140 mil pesos que, de acuerdo con Burciaga Vázquez, el alcalde, Felipe Medina Cervantes, ya accedió a otorgar para la mejora del rastro matamorense.
