Fabiola Pérez-Canedo Herrera
MATAMOROS, COAH.- Felipe Lozano cursó únicamente la primaria. Sus hijos también. Él es barrendero en el panteón desde hace dos años. Sus hijas son amas de casa y su hijo trabaja en una maquila. Todos dependen de este señor de 48 años a quien la obra ya no le satisfizo, por lo que se inició como limpiador.
Debido a problemas económicos durante su niñez, tuvo que dejar la secundaria para asistir a su padre como albañil y aún ahora, años después, no quiere ya ni preguntarse qué hubiera sido de él si hubiese terminado la escuela.
?No hubo ninguna oportunidad, no sé... a qué me hubiera dedicado, no hubo oportunidad y ya no vale la pena pensar en eso?, manifiesta el señor, cuyo trabajo es cuidar el panteón y mantenerlo aseado, por lo que pasa casi todo el día en el cumplimiento de esta labor.
El lugar generalmente está vacío, a excepción del mediodía, cuando salen los alumnos del Cebatis vecino, que muchas veces asisten al panteón ya sea a caminar o algunas parejas para estar a solas.
?Me gusta trabajar aquí porque está muy calmado, no hay presión para el trabajador, está muy tranquilo?, dice Felipe, quien disfruta la soledad y aprecia mucho la calma de su ambiente laboral.
Contrario a lo que se dice de los cementerios por la noche, Felipe encuentra este lugar tranquilo y seguro, a pesar de que en ocasiones la calma se ve interrumpida por los muchachos de la colonia Monte Calvario que se esconden aquí para fumar marihuana.
?En pleno día se ven los chavos que están fumando, hay muchos que luego vienen y hay que llamar a la patrulla, pero casi siempre le corren?, agrega el señor.
Sin embargo, esta problemática no molesta a Felipe, que justifica que los muchachos caigan en vicios de este tipo por la falta de empleos, un mal que desespera a la población.
?No hay trabajo, ese un gran problema de la ciudad, que no hay donde trabajar, si hubiera fuentes de trabajo no habría tanto vicio, porque los muchachos se ocuparían y no andarían sin nada que hacer y deprimidos?, dice el barrendero.
De acuerdo con Felipe, la principal cuestión en Matamoros es que los jóvenes no tienen a dónde ir, van por el mundo sin una guía y esto, aunado a los conflictos de pobreza y falta de empleo, los orilla a caer en las drogas, el alcohol y demás vicios.
