EFE
SAN JOSÉ, COSTA RICA.- Costa Rica amaneció ayer consternada por el trágico desenlace de la toma de la embajada de Chile a manos de un policía costarricense que asesinó a tres diplomáticos chilenos y luego se suicidó.
El Gobierno de Costa Rica, que decretó ayer tres días de duelo nacional, ha expresado su dolor por la tragedia ocurrida el martes, en medio de la conmoción que ha causado en este país.
El Gobierno chileno también decretó un duelo oficial por 48 horas a causa de la muerte de los diplomáticos.
Así lo informó el presidente chileno, Ricardo Lagos, quien notoriamente apesadumbrado, se refirió a la matanza que ha causado conmoción en Chile y que atribuyó a una persona con sus facultades mentales perturbadas.
Los funcionarios chilenos asesinados por el policía José Orlando Jiménez son el cónsul Cristhian Yuseff, el primer secretario Roberto Nieto y la secretaria del agregado cultural, Rocío Sariego.
Estos, junto con otras siete personas -tres chilenas, tres costarricenses y una nicaragüense- fueron tomadas como rehenes por Jiménez, quien se suicidó tras los asesinatos.
Tras seis horas de intentos de negociación con el oficial José Orlando Jiménez, de 54 años y con siete de servicio en la Fuerza Pública, una unidad especial de la policía entró a la sede diplomática y se encontró con la tragedia.
El ministro de Seguridad, Rogelio Ramos, dijo que el policía abandonó la caseta desde donde custodiaba la sede diplomática e ingresó a la embajada con un arma M-16, y disparó contra los tres funcionarios chilenos, quienes murieron en el acto.
Los otros siete rehenes lograron protegerse en una habitación donde esperaron hasta que fueron rescatados, cerca de las 22:00 hora local.
Cuando la policía ingresó a la sede diplomática, tras contar con la autorización del Gobierno de Chile, Jiménez también había fallecido, posiblemente desangrado por una herida que se había causado en la barbilla por un disparo, indicó Ramos.
Afirmó que Jiménez, quien “no tenía un solo señalamiento en su expediente, ni se le conocía un abuso de autoridad”, nunca hizo petición alguna ni explicó las razones de esta conducta.
Al parecer, el oficial se molestó por una supuesta petición para que fuera trasladado y que fue presentada por Nieto, el primero que recibió los disparos de Jiménez.
El ministro de Seguridad dijo que la solicitud fue presentada el lunes, pero Nieto “no explicó los motivos”. “Es normal que una embajada pida que se cambie a un policía”, precisó Ramos.
Los cuerpos de los funcionarios chilenos fueron repatriados anoche y fue celebrada una misa en su memoria.
El presidente costarricense, Abel Pacheco, afirmó que ayer habló con Lagos, a quien le expresó las muestras de dolor del pueblo y del Gobierno de Costa Rica y aseguró que el gobernante chileno le expresó que “entendía la pena y el dolor”.
“Fuimos testigos de un hecho terrible y violento”, dijo Pacheco en una conferencia de prensa y añadió que su dolor es mayor por tratarse se una nación “tan querida” como es Chile.
Pacheco afirmó que también expresó sus muestras de dolor al ministro del Interior de Chile, José Miguel Insulza, quien permanece en Costa Rica.
Insulza llegó el pasado fin de semana para ofrecer una conferencia sobre la experiencia chilena en la apertura comercial y en San José le sorprendió la tragedia en la sede diplomática.
El embajador de Chile en Costa Rica, Guillermo Yungue, no se encontraba en la legación en el momento en que se produjo la toma de los rehenes.