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Tragedia/Nuestro concepto

No existe fuerza más devastadora e impredecible que la naturaleza. El sismo de nueve grados en la escala de Richter que dejó una cicatriz de 400 kilómetros de longitud en el subsuelo marino el pasado 26 de diciembre y que provocó un maremoto que golpeó varios países en Asia, significa hoy el peor desastre natural en la historia de la humanidad, al menos de los últimos cien años.

Las imágenes de los escombros y cuerpos humanos acumulándose en las playas de Indonesia, Sri Lanka, Tailandia, India, Malasia y Somalia, recorren el mundo entero como evidencia de lo pequeño que puede resultar el ser humano con todo y sus logros tecnológicos, ante un suceso, que entre otras cosas, cambió el eje de la Tierra.

La NASA confirmó ayer que el acomodo de las placas tectónicas en lo profundo del Océano Índico cambió el eje terrestre en una pulgada, acelerando su rotación y acortando la duración del día en tres microsegundos. La Tierra se hizo más compacta y se aceleró, como si las placas continentales se hubieran superpuesto.

Y aún más: el geofísico Bruce Presgrave, del Centro Nacional de Información sobre Terremotos del Servicio Geológico de Estados Unidos reveló que fue tal la magnitud del sismo, que posiblemente haya cambiado también la geografía de la región por el desplazamiento de algunos territorios que recibieron el impacto del maremoto que habría movido de manera lateral islas pequeñas 20 metros de su sitio original.

Pese a este panorama tan dramático, cabe destacar que los mexicanos reportados como desaparecidos ya comenzaron a dar señales de vida y la regiomontana Linda Anabell García, el actor que nos resulta más cercano, habló con sus padres. Ella se encontraba en la isla Ko Tao, se reporta bien de salud y lista para regresar a casa. En lo que cabe, una buena noticia.

No queda más que despedir el año con el referente cercano de haber sido testigos –gracias a la globalización- de un suceso que hizo vibrar la Tierra como si fuera una campana; del cuarto terremoto más violento en el mundo desde 1900 y que dejó ya, más personas muertas que la bomba atómica en Hiroshima.

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