El Poder de los Hombres, terminó su temporada en el Teatro Garibay, dicho montaje fue producido por la Compañía Regional de Teatro Mayrán, bajo la dirección de Jorge Méndez, un reconocido teatrista que a lo largo de su carrera ha deleitado al público con su estilo poético y estético con el cual propone sus obras. Recientemente le vimos un excelente trabajo con el grupo de teatro de la UAC, con la obra Dulces Compañías, en la cual nuevamente mostró su calidad y su gran sensibilidad artística, conjugada con las buenas actuaciones de sus actores. En El Poder de los Hombres, Méndez dejó el estilo directo, claro, práctico y poético que acostumbra, para adentrar al espectador a un proceso dialéctico hegeliano, en una obra en apariencia comercial, en la cual enfrentó un concepto o tesis (El Poder del Hombre) a su opuesto o antítesis (Poder de la Mujer) y como resultado de este conflicto, surge un tercero, la síntesis (deshumanización); cargada de una verdad superior con la cual llega al más alto límite de la autoconciencia y de la libertad humana. Para llevar a cabo dicho juego dialéctico, se valió de una herramienta un poco confusa y elevada, ?el teatro dentro del teatro?, puede parecer complicado pero es sencillo de entender: Uno, se abre el telón y vemos en primer cuadro tres mujeres semejando un cuadro pictórico de Botero, aparentemente se dirá que es una crítica sutil hacia ese tipo de señoronas, banales y materialistas, pero en seguida aparece Patricia una mujer frívola, y en seguida los esposos; tres personajes jóvenes amanerados y tontos, todos ellos manejando un tono actoral que está entre el expresionismo y lo extrafársico. ¿Pero por qué teatro dentro del teatro?, no es fácil de captar, dado el nivel con que el maestro maneja sus obras, pero la obra trata de un grupo de actores de teatro decadentes con grandes necesidades emocionales que buscan afecto y reconocimiento del público como solución para llenar el vacío existencial que atañe sus vidas. Para ello logran mediante una campaña publicitaria de teatro comercial, atraer a un público que busca deleitarse con las ocurrentadas y chistoretazos prosaicos de contenido sexual de un grupo de matrimonios que pone el énfasis de sus vidas en el plano sexual, sin darse cuenta que en la vida lo sexual es la añadidura de la verdadera relación amorosa y equitativa de las parejas. Méndez consciente de ello, ilusoriamente hace caer al público espectador en una aparente representación cómica, saturando el campo visual con malhumoradas sexuales, para que como público nos demos cuenta de cómo hemos llevado nuestras relaciones amorosas e interpersonales, al plano superficial y ruin de la aparente felicidad centrada en lo sexual, lo cual forma parte de nuestra cotidianidad, para muestra están los recientes programas cómicos de TV, de alto contenido sexual, lleno de mensajes tontos. Por ello Jorge, parte a propósito de un pésimo texto, tal vez de lo peor que ha escrito Tomás Urtusástegui, el cual satura de un color chillante con la escenografía, de un vestuario simplón y colorido, de una música caricaturesca, de un abuso excesivo de movimientos de pelvis de alusión sexual, y de una extraordinaria mala actuación, todo ello estratégicamente planeado. La vulgaridad es el elemento del cual se vale el director para manifestar esa crítica férrea, sobre el gusto del público, pero sobretodo logra unas actuaciones excelentes, con una compañía teatral que mezcla la experiencia con la juventud, para representar a siete malos actores. Actuar representando a un mal actor créanme es algo difícil de hacer, inclusive en cine ha valido algunas premiaciones a quien lo ha hecho bien, en esta obra gracias a la dirección, estuvieron bien, resaltando un poco, las actuaciones de Tomás Espinosa y Cinthia Ramón; el primero en el papel de doña Asunción, parodia lo trillado, y lo soso de los actores de TV que suelen interpretar un papel femenino de la peor de las maneras posibles. Cinthia en el mejor de sus papeles, logra interpretar a una actriz carente de talento, que a su vez representa una mujer bobalicona, de voz estrepitosa, logrando irritar los tímpanos del espectador más sordo, pero lo más interesante, es que algunas instituciones culturales apoyan este tipo de teatro, que ya era hora de que se realizara en La Laguna, bien por ARTEE A.C.
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