El teatro comercial infantil, ¿oferta o demanda?
La Bella y la Bestia, Monsters, Barney, Peter Pan son algunas de las películas infantiles llevadas al teatro por las compañías locales. ¿Tienen algo de malo? Walt Disney, en su política de producción de mensajes ha mantenido el imperialismo cultural como elemento clave en sus contenidos, desde el clásico ensayo de Cómo Leer al Pato Donald, en el cual se hace un análisis de contenido detallado del cómic del famoso pato, en el cual se puede ver cómo nuestro imaginario colectivo es contaminado por agentes simbólicos enajenantes que hacen ver a nuestra cultura y la de los demás países latinos como sociedades primitivas limitadas, donde los poderosos (Estados Unidos), vienen a enseñarnos cómo ?vivir bien? generando un control mental mediante la estrategia de la producción de mensajes. Y vaya que les ha dado resultado, para muestra, el deseo de muchos mexicanos de que México pertenezca al país vecino (quizás el hambre y el desempleo influyen), pero por años, hemos sido bombardeados con esa clase de ?sutil? publicidad, al grado de considerarnos inferiores ante los países poderosos. Algunas películas actuales como las producidas por Pixar, dejan de lado, esa retrógrada visón de eternos conquistadores, centrándose ahora en valores universales como la amistad, el respeto a la diversidad, la familia.
Al producir teatro comercial basado en el de Estados Unidos hay que tener cuidado de no repetir dichos contenidos. ¿Por qué mejor no producir teatro infantil donde se recaten y refuercen los valores, las tradiciones que hacen de nuestro país un hogar sólido, con cosas interesantes qué contar, como los grandes problemas que rodean a los niños: El divorcio, la nueva estructura de familia (madre soltera), el deceso de un familiar querido, el trato a los viejos o el miedo a la noche? Eso no vende, señalan los productores regionales de teatro infantil.
El teatro es para divertir y llevar el concepto del arte poético, y no me refiero a lo poético con recitar poesía, sino al rico contenido que encierra la acción envuelta de diálogo. Es importante crear un buen teatro para que el menor sea estimulado a acudir constantemente y puedan realizar un criterio por sí solos, aprendiendo a distinguir una buena puesta en escena o mala, pero para eso hacen falta muchos elementos. Existe temor por parte de las compañías infantiles por apostar a producir un teatro didáctico, con elementos interesantes y enriquecedores, no es rentable, el público no asiste a dichos montajes, y no tanto los niños, sino los padres, que a fin de cuentas seleccionan lo que verán sus hijos, influenciados por la exigencia de ellos por ver a los personajes que apreciaron en pantalla.
¿Qué hacemos? ¿Exigir a que el programa de Alas y Raíces de teatro infantil llegue a provincia, o que instituciones locales apuesten a producir este tipo de teatro? Difícil, aún no les queda claro cuál es el compromiso, ni la misión que la cultura tiene con la sociedad. Lo que está claro es que se ha comenzado a pervertir el gusto de los niños, grupos artísticos encuentran en los menores un acceso económico creando teatro comercial o enajenante. A esto se le suma otra corriente poderosa; la televisión, la cual utiliza a los infantes como elemento de consumo, deformando su percepción con una serie de criterios y clichés de lo que tiene que ser la puesta en escena. El departamento de Desarrollo Social de la anterior Administración municipal se dio a la tarea de llevar camiones a las colonias de la periferia y recoger niños para llevarlos a presenciar una obra de teatro infantil comercial, es la única opción que les ofrecían en ese renglón. Me tocó platicar con algunos niños asistentes a la función, se les vio maravillados, por haber presenciado un espectáculo teatral por primera vez, sin importarle si estuvo bien actuada, o si el tema les dejaba reflexión, para esto hace falta que alguien platique con ellos al respecto, para cerrar el círculo de aprendizaje. Ese alguien deben ser los padres, familiares o mayores cercanos al pequeño espectador. Sin embargo les gustó, es que son niños, ¿qué pueden exigir?, si les ofrecieran mayor calidad en actuaciones y temáticas de interés más cercanas a su realidad ¿no creen que les podría agradar mucho más? Pero de entrada las compañías locales descuidan hasta el renglón actoral, utilizando como actores a cualquier hijo de vecina que tenga tiempo para salir de gira, no los capacitan. El problema es la falta de oferta de teatro infantil, sólo contamos con tres compañías permanentes que ofrecen este tipo de teatro, lo cual es muy válido, y no es tan tiránico como pareciese, yo misma descubrí mi pasión por el teatro al presenciar teatro infantil comercial, pero además tuve otras ofertas. El punto es: ¿Quién ofrece más? O ¿habrá quién demande más?