El férreo compromiso cultural
Gerardo Moscoso Camaño, médico de profesión, actor y director por necesidad, incursionó desde hace tiempo en la Comarca Lagunera como formador y director teatral, con una amplia e interesante trayectoria en la Ciudad de México. Torreonense, regresó a la región con la férrea condición de aportar su conocimiento y experiencia al quehacer cultural, primero como coordinador cultural en Gómez Palacio, donde la desazón y la actitud acomodaticia y llana se impusieron a la crítica constante que exige el compromiso cultural del maestro, ya que lamentablemente el concepto de cultura es mal entendido por nuestros gobernantes. De entrada, los puestos directivos de la cultura se los otorgan a la amiga, cuñada o esposa del poderoso político, para que se entretengan, para que se luzcan con sus amigas y hagan del ámbito cultural un cóctel aristócrata, que sirve de pasarela para la elite que pretende cultivarse.
La cultura va más allá; es un quehacer cotidiano a través de una técnica en la cual se critica, se muestra, se manifiesta el sentir del hombre por el hombre, por su mundo, donde el sentido crítico no puede quedar de lado. Moscoso lo sabe mejor que nadie y vive esperanzado en que público y directivos puedan algún día comprometerse con el quehacer cultural, vamos, de perdida que se comprometan por dar un buen servicio, pero desgraciadamente en los puestos no están los indicados, por lo tanto lo único que queda es la constante denuncia, en la cual los que se incomodan, se protegen de la manera más burda e inmadura, utilizando el desprestigio y la negación de hechos. Encasillan a quien realiza, en este caso Gerardo en conceptos como ?grillo? o ?problemático?, que si bien habla de forma directa y al cuello, sus argumentos no dejan de tener razón, pero como al muy estilo político, los ofendidos buscan perder al ciudadano en el desprestigio del observador, por temor de perder la chamba, les preocupa más el parecer que el hacer.
Gerardo es fiel hasta en sus propuestas teatrales, en las cuales denuncia hechos que perjudican la armonía social. Odiado por los dueños del ?hueso?, admirado por los soñadores, Moscoso representa el grito que incomoda a la cúspide y despierta a los esperanzados(as) que soñamos con una cultura digna que enriquezca nuestra población.