Teatro breve en escena
Los miércoles a las 9:30 de la noche, el foro de la vieja casa del Café Tumbao está presentando la pieza teatral Los Demonios del Paraíso, una obra breve, autoría del joven Guillermo Padilla, en la cual él mismo actúa, acompañado de Alan Estrada y Jorge Alcorcha, quien a su vez dirige el montaje.
Dicha obra presenta la historia de un hombre, que juega a ser ese otro que la realidad imposibilita, debido a las adversas y crueles circunstancias que encierra un mundo capitalista, castrante de sueños y derribador de posibilidades.
Édgar Allan Poe se encuentra sumergido en una constante dialéctica entre el ser y el vivir, donde su alter ego (interpretado por Guillermo) interactúa con él, despertándole cuestionamientos incesantes sobre su proceder.
Una idea bastante interesante, que nos muestra ese lado frustrante que toda persona experimenta al pretender realizar actividades fuera de los estándares de la sociedad, y como ésta les cobra la osadía de la más violenta y triste forma: expulsándolos de ella, mediante la locura.
Manifestada como un caso de esquizofrenia, cuya enfermedad la sintomatiza el autor, de acuerdo a los parámetros del DSM IV, un manual de psiquiatría que cataloga y describe los síntomas y manifestaciones de diversas patologías, sin embargo Alan Estrada se queda muy por debajo de lo que realmente es un esquizofrénico, debido a su novatez actoral y a la falta de investigación respecto a las características que encierran dichos padecimientos. Guillermo, por su parte, a pesar de mostrar buenas trazas de escritor, como actor mostró esos vicios comunes en los novatos actores laguneros, el lucimiento, y el regodeo; las palabras tienen su peso por sí mismas, la situación y el énfasis que las imágenes despiertan en el actor son las que determinan la gravedad y el peso de la acción. En dicho montaje tanto Guillermo como Alan usan la forma como mecanismo actoral, llevándolos al lucimiento pleno de sus personas, olvidando por completo las necesidades que el personaje requiere para ser comprendido de acuerdo a la lógica dramática señalada.
Una tarea que sin duda tendrán que realizar con mayor empeño y dedicación, que es muy factible que la superen, dado el talento que mostraron.
Jorge Alcorcha, por su parte, realizó un trabajo sencillo de dirección, con un trazo escénico limpio, ahorrando el máximo espacio para comprometer al espectador a la intimidad de los personajes, al estilo callejero. Como actor, su experiencia le bastó para realizar un personaje burócrata, burlón, y deshumanizante, que de manera graciosa cierra la historia.
Sin duda un buen trabajo en términos generales, que vale la pena ir a ver.