Segunda y última parte
*** La primera actividad del secretario Santiago Creel que, de seguro, se sintió instruido para construir la tregua, fue irse a la televisión, al programa de la ex Big Brother, Galilea Montijo, para manifestar la emoción que siente cuando escucha el Himno Nacional aunque no lo estén interpretando. La crítica a la conducta de Creel no se hizo esperar. La más dura fue la de sus propios compañeros de partido, los precandidatos Felipe Calderón y Carlos Medina Plascencia. Le exigieron definirse ante la Secretaría de Gobernación y la precandidatura presidencial. Calderón fue contundente: “Me parece lamentable que un secretario de Gobernación, en una hora en la que se está requiriendo el mayor esfuerzo político para concretar acuerdos que están puestos sobre la mesa y que corresponde a él concretar a la brevedad posible, esté en este tipo de actividades que son claramente de posicionamiento político”.
La respuesta de Creel deberá quedar inscrita en la rotonda de los aspirantes no muy ilustres. Dio por sentado que ya había tregua, dijo: “El presidente Fox convocó a una tregua. Parece que esto no ha llegado a algunos sectores de mi partido. Si estamos en tregua, lo que menos debemos hacer es buscar una confrontación... Lo que pido es que se me permita ejercer mis funciones a plenitud como secretario de Gobernación, promocionando la cultura cívica de mi país”. Tuvo, eso sí, la delicadeza de no rubricar su réplica entonando el Himno Nacional. La guerra de guerrillas albiazul en contra del secretario y precandidato no paró ahí. Pero, por fortuna, intervino la dirección de Acción Nacional. Manuel Espino dejó claramente establecido: “De ninguna manera hay que quitarle lo sabroso a este proceso anticipado de una contienda evidente que estamos viviendo en el PAN, yo lo disfruto mucho”.
Luego vino la voz de boletín, del más alto dirigente. Luis Felipe Bravo entró en escena: “En este momento, en que en el partido no se han iniciado los procesos internos, nadie tiene que dar ningún paso porque no hay ninguna norma en ese sentido, lo que se tiene que imponer es la sensatez, la prudencia, la corrección y el compañerismo de todos”. ¡Esos son los cascos azules de Acción Nacional, trabajando a favor de la tregua política! ¡Vaya partido-partido en el Gobierno! ¡Viva la tregua y la chunga!
*** Podría pensarse que si bien el partido en el Gobierno no fue muy consecuente con la ocurrencia presidencial, el jefe del Ejecutivo sí supo darle contenido a su convocatoria. Pues no, apenas pudo, el Mandatario dejó bien clara la distancia entre su discurso y su práctica política. Unos cuantos días después del Informe y de la convocatoria a la tregua, Vicente Fox canceló dos actividades previstas y fijas en su agenda. El Mandatario dejó plantado al equipo de Monitor en la celebración de su 30 aniversario y luego, dejó plantada a la comunidad universitaria en la conmemoración de la autonomía de la Universidad Nacional.
El desaire, el incumplimiento de la agenda se justificó señalando que habían surgido imprevistos en la actividad presidencial, pero a nadie escapó que los plantones presidenciales eran producto de que a ambas ceremonias también estaba invitado el jefe del Gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador. Convocar a una tregua dejando constancia del manifiesto desinterés por encontrarse con quienes se quiere suscribir el armisticio, no es precisamente una señal consistente.
Y ahora, en la política de taparle el ojo al macho, se asegura que el encuentro de encuentros entre Vicente Fox y Andrés Manuel López Obrador se dará el próximo martes. Se omite, sin embargo, que el encuentro será producto de la conmemoración del 150 aniversario del Himno Nacional. Vamos, que es producto de una efeméride a la que irá López Obrador y todos los gobernadores. No es producto, pues, de una verdadera iniciativa política para sustanciar la ocurrencia presidencial. Ante esa extraña convocatoria, no resta más que entonar: “... y retiemble en sus centros la Tierra”.
*** La oposición priista y perredista, por su parte, sin fijar una clara postura frente a la tregua que hicieron suya aunque derivara de una ocurrencia, ha preguntando en distintos modos y tonos cuál sería la agenda del armisticio... pero no hay respuesta. Todo es jugar con lenguaje, todo es jugar. Quizá por eso a la ocurrencia presidencial de convocar a la tregua lo que ha seguido es la chunga política y el denodado esfuerzo gubernamental por demostrar que, de plano, la coordinación de su actuación es un asunto imposible. Lo que ahora preocupa es, que si de la tregua se hizo una chunga, cuántos gritos se van a dar. - Texto elaborado con apoyo de Nayeli Ceceña.