EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Tres historias y una enseñanza/Diálogo

Yamil Darwich

Quienes vivimos la nueva Sociedad Lagunera enfrentamos retos sociales y morales que no habíamos tenido, tampoco contamos con la experiencia del cómo atenderlos, sin embargo estamos obligados a buscar soluciones de fondo antes que el costo del aprendizaje sea más alto.

Aunque nuestra zona conurbada esté constituida por “ciudades medias”, ya sumamos cifras mayores al millón de habitantes con tasas de crecimiento de 1.7 a 1.8 anual, consecuentemente la extensión de la mancha urbana es grande y los problemas sociales y de servicio se tornan más complejos.

Los más viejos, cuando jóvenes podíamos divertirnos sanamente, o no tanto, en una Región Lagunera en donde era fácil encontrarnos con conocidos y familiares, hoy no es así; además, la población no estaba tan diferenciada culturalmente como ahora, que con la llegada de múltiples universidades, empresas, fábricas, centros comerciales, etc., tenemos una nueva oleada de influencia cultural que nos mueve a reconsiderar y hasta cambiar nuestros usos y costumbres.

Además, la situación geográfica favorece el cruce natural de viajeros que van de norte a sur o de este a oeste del territorio nacional, algunos con malos propósitos como los traficantes de drogas o los conductores que transportan autos robados o “chocolates”. Muchos de ellos con su presencia temporal, que va de horas a meses, influyen en factores de calidad de vida tales como seguridad, ofertas y costos de servicios.

El propio crecimiento de las ciudades ha diversificado las alternativas de diversión, habiendo muchas y diferentes para todos los gustos, especialmente para los jóvenes que son consumidores por excelencia. También se puede escoger entre lo mejor o lo peor, ya existen ambos mercados.

La competencia también es mayor, ya nos es común encontrar prestadores de servicios y profesionales varios, que han arribado desde países remotos, contratados por las empresas transnacionales que tienen asiento en alguna de nuestras ciudades. Ellos también influyen en nuestra cultura regional y la mueven, en la mayoría de los casos para bien, otros pocos con usos y costumbres negativos, para mal.

Ese es un vistazo rápido a nuestro nuevo entorno regional que forma parte del mundo globalizado, al que debemos sumarle las otras influencias que recibimos diariamente en el hogar, la escuela y/o el trabajo, por medio de la televisión y del Internet.

Desgraciadamente la vida de alta competencia es tan agitada que en muchas ocasiones no nos deja oportunidad de reflexionar sobre lo que es bueno y malo, lo necesario y lo deseable, lo conveniente y lo inconveniente, sumergiéndonos en una cultura superficial que toma los cambios como vienen, sin pensarlos, so pena de quedar “fuera de moda”, algo que los jóvenes no están dispuestos a permitir que les suceda.

Los adultos estamos muy ocupados en competir en este mundo poscapitalista, tratando de ser eficientes y efectivos para permanecer en la vorágine de la vida acelerada del mundo actual, sin mucho tiempo para la reflexión y con el consecuente descuido de lo trascendente como la familia y la educación de las nuevas generaciones.

No pocas veces equivocamos el rumbo de la educación queriendo “compensar” a los menores por nuestra ausencia, con amor inmaduro, permisivo y hasta facilitador del abuso y del delito. Permítame contarle, si es que no las conoce, tres historias laguneras de esos jóvenes y adultos de la Nueva Laguna:

La primera seguramente la recordará: el caso de los adolescentes que se liaron a golpes con policías municipales que intentaban obligarlos a acatar las normas sociales y las leyes de tránsito. Lo sobresaliente del caso, por si la asonada juvenil no fuera suficiente, fue la participación de un adulto, padre de uno de ellos, que se unió a las fuerzas juveniles de protesta y agresión.

La segunda es una historia de Navidad con un final que nos lleva a una triste reflexión: la de un adolescente que le pidió a su papá como regalo “un guarro” (guardaespaldas) con su respectivo equipo de trabajo. El padre le concedió el deseo y ahora el jovencito transita por La Laguna siendo la envidia de otros muchachitos que aspiran tener su propio guardián.

La tercera es sobre el uso que le dan los jovencitos a los citados guardaespaldas: uno de ellos, envalentonado por la presencia de su guardia personal, agredió a otro muchacho en conocido centro comercial de moda, con el ánimo de impresionar a sus amigos y a la novia del ofendido que, ni tardo ni perezoso, respondió a la ofensa liándose a golpes con el ofensor y derrotándolo, razón suficiente para que el perdedor ordenara a su protector ejerciera “revancha”, que obediente ejecutó, atacando al opositor de “su amo” como “todo un profesional”.

Cierto que las exigencias del mundo actual nos han llevado a la deshumanización y a la pérdida de calidad de vida, orientándonos a producir para tener más y poder consumir, descuidando la educación de los menores de la casa, la que sólo puede darse a partir de la convivencia y el diálogo oportuno.

Sin duda que es un problema difícil de atender, más cuando los días y sus horas de trabajo se acortan por las altas exigencias que tenemos en el mundo de la globalización y la competencia feroz.

Sin embargo algo debemos hacer; no podemos permitir que en La Laguna avancen los vicios que se dan en las grandes ciudades, que de hacerlo, seguramente lo pagaremos en términos de calidad de vida.

Las primeras muestras ya se están dando con los casos de descontrol social de distintos grupos de pandilleros urbanos que son de clases socioeconómicamente altas y que se suman a otras bandas conocidas, las que encuentran una aparente justificación en la falta de oportunidades.

Sin duda que nuestra participación ciudadana es importante; la forma más elemental es el cuidado que pongamos a nuestros hijos y familiares menores; la otra, sin duda, el respeto a las leyes y normas municipales, incluidas las de la policía local, por deficiente que nos parezca. Recuerde la máxima de los educadores: “La mejor forma de educar es con el ejemplo”.

Lo invito a que reflexione sobre el tema y entre todos concluyamos con una enseñanza y trabajemos a favor de ella, que se sume a la lucha que ya dan muchos conciudadanos, padres y madres responsables, tratando de mantener a nuestra Comarca Lagunera con la calidad de vida con que nos la entregaron nuestros padres. ¿No le parece conveniente?

ydarwich@ual.mx

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 108498

elsiglo.mx