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Triunfalismo

Fidencio Treviño Maldonado

Transcurrida poco más de la mitad del nuevo mandato de Vicente Fox Quesada, el balance es según el color del vidrio con que se mire, para los panistas todo marcha sobre ruedas, inclusive “el país va de maravilla” expresó el presidente Fox, lo que le valió ser la comidilla por unos días por los depredadores de partidos de oposición y medios masivos de comunicación, sobre esa declaración.

Asegura entre otras cosas el mandatario Fox que el 60 por ciento de la población aprueba su trabajo. Las declaraciones de triunfalismo se administran con ponderación entre los políticos y parece no tener límite. Entre los alegorismos y, como una analogía trasolada, el oficio de la política arrasa con todo y no puede detenerse en matices insignificantes como son los millones de miserables y otros tantos millones de analfabetas en un país de “maravilla” como el nuestro.

Un grito “atarzanado” lanzan los legisladores, colgados desde la liana del presupuesto y van aún más lejos y sin pudor presumen la obra bufa “La vida breve” (una de las óperas más felices), que con las reformas y aprobaciones al vapor mal comenzaron y peor terminaron. Sin duda la única referencia de los legisladores es lo pintoresco de las declaraciones y los rumores en los pasillos que generan odios y temores en sus victorias pírricas contra sus mismos o ajenos partidos, un triunfalismo simbólico con carga de declaraciones, donde las aguas están aparentemente en calma con infinidad de Judas y un cúmulo de besos en la mejilla.

De este falso triunfalismo del que se autoalaban (sin tan siquiera hacer un mini-autodiagnóstico) desde el presidente Fox, pasando por gobernadores y presidentes municipales. Quiero recordar un libro de Carlos Fuentes llamado “El espejo enterrado”, trata entre otras cosas, la celebración del descubrimiento de América hace más de 500 años y nos podemos preguntar ¿tenemos realmente algo qué celebrar? Un SÍ rotundo, me responde el libro, a pesar de todas las frágiles democracias, de la endeble economía y los nefastos políticos, están la cultura, esa cultura ancestral que nos hace soportar con risas y comedias a tanto sinvergüenza que se creyeron virreyes, emperadores, caudillos y sólo fueron una gavilla de truhanes, que a pesar de más de 500 años desde La Conquista, siguen creyéndose el Mesías y sin empacho aceptan sacrificios de sus vasallos.

En esta ocasión el presidente Fox ha dejado de hacer campaña y recurre a la autoevaluación, que es uno de los más fieles y antiguos artificios de los políticos y que sólo sirve para sopesarse y seguir imbuido en la mitomanía galopante. Las cifras de triunfalismo son sólo programas retóricos usados por el sistema anacrónico dictatorial que le antecedió, el populismo de Sedesol con “Oportunidades”, “Procampo”, “Piso Firme”, techos, becas y ahora el programa “Nutre”, donde con un plumazo y por decreto se terminará el hambre en México. Lo mismo pasó con el Acuerdo Nacional para la Educación y el Acuerdo Nacional para el Campo, todo un postizo mundo feliz en la cúpula, rematado con firmas de acuerdos con bolígrafos punta de platino.

Ahora el presidente Fox hasta en chamán se convierte cuando predice que en el año 2004 México tendrá el mayor crecimiento económico, sin duda un renovado impulso propio de las alegrías en las tradicionales fiestas navideñas y bienvenidas del año nuevo, sin embargo llevar a cabo esa empresa es complicado, además de ser cosa seria, porque están de por medio muchos millones de mexicanos, gente que aun en las tormentas políticas y avatares económicos sigue creyendo en el país.

Es incomprensible el triunfalismo que dimana el presidente Fox, tal vez sea sólo un pasajero romanticismo de fantasía o una expresión de instinto político, porque sin ser pesimista y sí algo realista, el horizonte se ve lejano y con nubarrones, los empleos escasean, la migración está imparable, el campo desolado, la corrupción aún tiene metidas sus manos en muchas dependencias y lo peor es la clase política, que poco o nada les interesa México, un sistema replegado y hecho para trepar puestos, con diálogos sordos y con la identidad de valores extraviados. El triunfalismo aún está lejano, difícil y hasta peliagudo... el tiempo nos dará la razón. Correo electrónico:

linga_1031@hotmail.com

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