Dos orejas corta el matador en la Corrida de Independencia.
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Federico Pizarro cortó dos orejas y se convirtió en triunfador de la tradicional Corrida de la Independencia, el jueves anterior en la Plaza de Toros Torreón. Con actitud de triunfo y gran decisión vimos a tres jóvenes promesas que darán mucho de qué hablar en un futuro inmediato. Un encierro con edad, peso y trapío que embistieron con calidad aunque faltos de pureza lo que se tradujo en la falta de ligazón en los pases.
San Román (azul rey y oro)
Se abrió de capa con verónicas ante Patriota, número uno y con 520 kilogramos, negro zaino cornidelantero, que resultaron lucidas para rematar con revolera, el toro recibe dos puyazos al pelear con los montados. Con la muleta luego de brindar al público comienza su labor con pases por alto para llevar al morlaco a los medios, en esos terrenos corre la mano por el lado derecho sin lograr ahormar la embestida por ese lado; se cambia la muleta a la mano izquierda para ejecutar tandas estrujantes de naturales, ya que el toro se ceñía al diestro pasando los pitones a milímetros de las pantorrillas del torero, el cual aguanta sin moverse para escuchar los olés del público que valora la exposición del torero, vuelve a intentar el toreo por el lado derecho logrando muletazos de mucha calidad, se va tras la espada y deja una estocada hasta las cintas que de inmediato pone patas pa’rriba a Patriota para que atinadamente le otorgue una oreja el juez que le es fuertemente aplaudida con la que recorre el ruedo entre aplausos. Su segundo enemigo, cuarto de la tarde, de nombre Charro, que de salida mostró su falta de fuerza, a pesar de esto el de Querétaro ejecuta un vistoso quite por chicuelinas invertidas que le fueron fuertemente aplaudidas. Muleta en mano inicia su labor pegado a las tablas con pases por alto, posteriormente intenta trastear por ambos lados con mucho tesón ante un toro muy parado, después de un pinchazo deja media estocada, como el toro tardó en doblar todo quedó en salida al tercio. Pizarro (tabaco y oro) El consentido de la afición lagunera ratificó el porqué la gente lo tiene entre sus preferidos al iniciar su labor de rodillas con dos largas afaroladas ante el toro General, número dos, con 485 kilos en los lomos. De pie logra cuatro verónicas de buena factura y remata con una bella revolera, pide permiso a la autoridad para iniciar su trasteo con la mano derecha metiendo al toro en los vuelos de su muleta remata estas tandas con un pase de pecho largo de pitones a rabo. Clavando las zapatillas en la arena nos deja ver una faena izquierdista con muletazos aislados, ya que el toro se quedó muy parado pincha antes de dejar media ración de acero. El lugar de honor correspondió al toro de nombre Cohetero con 490 kilo. Al cual recibe con verónicas a pies juntos y remata con revolera. Muleta en mano tras brindar al público realiza lo que a la postre fue la mejor faena de la tarde con pases de todas marcas toreando muy largo y mandando de aquí hasta allá entre gritos de torero, torero, se entrega en la suerte de matar y sale fuertemente lanzado por los aires, se levanta sin verse la ropa, se vuelve a entregar a la hora de la verdad y deja tres cuartos de espada para acabar con la vida de su enemigo y cortar dos oreja entre la algarabía general.
Jerónimo (berenjena y oro)
Con una larga afarolada a pies juntos recibe al toro de nombre Gritón con el número 19 en los costillares y dio en la romana 480 kilos. Torea a la verónica con majestuosidad imprimiendo un sello personalismo que cala en el gusto del aficionado que ovaciona fuertemente al oriundo de Puebla, en el centro del ruedo ejecuta un quite por chicuelinas que cualquiera de ellas merecería ser inmortalizada por un cuadro de Ruano Llopis. Con la muleta su faena sube de intensidad al pegar muletazos por ambos lados pisando los terrenos del toro, rozando con la pierna los pitones de su enemigo y sacando sacando pases con temple y largueza, en lo más álgido de su faena el toro le alcanza propinándole tremenda paliza que deja al torero maltrecho con la ropa echa jirones, Jerónimo se resiste a ser llevado a la enfermería y vuelve al toro para después de una tanda por el lado derecho se perfila a matar inchando, logra su objetivo el tercer viaje escuchando na gran ovación como reconocimiento a su entrega.
Con el que cerró plaza nos volvió a deleitar con verónicas despatarrado, toreando con los brazos muy bajos y rematando la tanda con una media verónica de cartel, tres chicuelinas antiguas y remata con revolera, inicia su labor muleteril con doblones eficaces, como el toro comienza al igual que sus hermanos a quedarse muy parado Jerónimo opta por torear muy en corto sacando muy buenos pases; con su muleta poderosa pincha para que todo quede en salida al tercio. Una felicitación a la Banda Salvador Jalife por darle la categoría que se merece la fiesta brava con esos pasodobles que tuvimos el gusto de escuchar, enhorabuena a todos sus integrantes.
