TROY
Director: Wolfgang Petersen
Actores: Brad Pitt, Eric Bana, Orlando Bloom, Diane Kruger, Sean Bean
Género: Acción, Drama, Aventura
Clasificación: B
Duración: 165 min
País de Origen: Estados Unidos
Año: 2004
SITIO OFICIAL: http://troymovie.warnerbros.com/
En el año 1193 A.C., Paris (Bloom), príncipe de Troya, rapta a Helena Reina de Esparta, lo que da lugar al comienzo de la guerra de los griegos contra los troyanos. El ejército griego asedió a la ciudad de Troya durante más de diez años. Aquiles (Pitt) era el gran héroe de los griegos, mientras Héctor (Bana), el hijo mayor de Príamo rey de Troya, representaba la esperanza del pueblo de la ciudad asediada.
Fue desde el Siglo VI antes de Cristo que se recopilaron los hechos de la caída de Troya en La Ilíada y hoy día, en el año 2004, la historia no pasa de moda. Claro, recrearla fue toda una odisea...
Con actores como Brad Pitt, Orlando Bloom, Eric Banna, Peter O’Toole y Julie Christie; una magna producción del director alemán Wolfgang Petersen y una reconstrucción completa de los lugares antiguos, Troya es sin duda una de las películas más fuertes del año.
Una historia donde amor, guerra, honor, lealtad, amistad y mucha acción se conjuntan para que hombres y mujeres; jóvenes y adultos disfruten por igual de esta cinta.
Filmada en Malta, Londres y Cabo San Lucas (por la imposibilidad política de filmar en la verdadera Troya, Turquía), Troya tiene un mensaje sobre la tragedia que trae la guerra en cualquier lugar y época.
“Hay un viejo dicho que dice que la guerra trae lo peor y lo mejor de un ser humano; en realidad la guerra es un desastre para cualquier involucrado”, comenta el director Wolfgang Petersen. “Aunque nuestra película muestra el espectáculo de una batalla entre miles de soldados en un modo que jamás se vio antes, el punto que quise enfocar fue el significado de la victoria y la pérdida que Homero grabó en sus escritos.
Pitt encarna a Aquiles, un semidiós que ha sido entrenado en las artes de la guerra y no hay quien pueda con él.
Su presencia es imprescindible en el bando de los griegos para poder ganar Troya. Aunque los motivos del Rey Agamenón, no le interesan a Aquiles, él participa por honor; porque prefiere ser recordado en la historia que tener una familia y vivir tranquilamente.
“La personalidad de Aquiles es complicada”, explica Pitt. “Nosotros como público vamos desenmarañando sus sentimientos poco a poco.
“Por un momento podemos pensar que es un asesino a sangre fría, pero después da un giro completo y vemos su faceta humana. Es muy contradictorio, pero eso nos ayuda a entenderlo”.
Para prepararse físicamente, el actor entrenó cuatro horas diarias durante los seis meses anteriores a la filmación. Además, aprendió a pelear con espada y lanza. No tuvo dobles, todas las escenas las realizó él mismo.
Cae Troya... por un huracán
En esta historia, Troya no cayó por los griegos, sino por un huracán que la destruyó en Los Cabos en septiembre del año pasado.
La producción de la cinta tuvo que interrumpir el rodaje por un mes a causa de los destrozos que hizo el huracán Marty.
Como querían dar credibilidad y realismo a la cinta, las locaciones y los sets fueron reales, pero los fenómenos meteorológicos tuvieron mucho qué ver en la realización de esta cinta.
“Tuvimos muchos problemas con el clima”, recuerda el director. “En Malta, por ejemplo, el calor era insoportable. Después me enteré que era el punto más caliente sobre la tierra y ahí tuve que controlar a más de 1200 extras para las batallas. Aun así, mi prioridad era dar veracidad a los hechos y por eso preferí que se recrearan los escenarios a utilizar la computadora de más”.
El caballo de Troya fue construido en partes y ensamblado en Malta. Cuatro barcos fueron armados para luego copiarlos en computadora, las peleas eran reales (excepto la de las flechas, para evitar accidentes) y el entrenamiento de extras estuvo a cargo de los entrenadores de los actores.
Cuando una cinta está tan cuidada desde el guión, la elección de actores, la producción y la edición, el resultado es bueno sin lugar a dudas. Troya habrá sido destruida hace siglos por los griegos, pero ha perdurado en la historia y ha sido reconstruida en el cine.
El talón de Aquiles
Talones tiene todo el mundo, pero como el de Aquiles, ninguno. Tan frágil. El guerrero más feroz, uno de los héroes de la guerra de Troya, había sido engendrado por Peleo y por Tetis, la diosa del mar. Siendo un bebé, su madre, buscando la invulnerabilidad del crío y que ésta durara para siempre, lo sumergió en la laguna Estigia. Noble acción y craso error. Tetis, por mucha diosa que fuese, olvidó que al cogerlo por el talón éste quedaría inmune al hechizo y desde entonces sería su fatídico punto débil. El talón de Aquiles.
Leyendas como ésta, basadas en textos literarios con base histórica, han atravesado los tiempos hasta convertirse en frase hecha. Historias más grandes que la vida de las que ahora se alimenta la superproducción hollywoodiense Troya, dirigida por el alemán Wolfgang Petersen y protagonizada, entre otros, por Brad Pitt, Orlando Bloom, Eric Bana, Peter O’Toole y Brendan Gleeson. Una película que intenta aprovecharse del tirón épico que vive el cine desde el éxito de Gladiator, y que, por ejemplo, ha llevado a que en estos momentos Oliver Stone y Baz Luhrmann, dos de los mejores directores del mundo, estén enfrascados en sendas adaptaciones de la vida de Alejandro Magno.
La parte más frágil del todopoderoso cuerpo de Aquiles (interpretado por Brad Pitt) no es la única historia mítica de la que se nutre Troya, basada en buena parte en el inmenso y muy pesimista poema épico la Ilíada (casi mil páginas), culminado en tragedia y escrito por Homero en el siglo VIII a. de C. Otro de sus relatos mitológicos es el de la “manzana de la discordia”, causa original de la guerra de Troya y del devenir del segundo de los protagonistas: Paris (interpretado por Orlando Bloom). La historia se remonta a la boda entre Peleo y Tetis, ceremonia a la que no había sido invitada Eris, diosa de la discordia, que ideó un maquiavélico plan como venganza. Eris dejó en el lugar del banquete una manzana con la inscripción “para la mejor y más bella de las diosas”, lo que llevó a una interminable disputa para decidir la ganadora. Ante la encolerizada lucha entre tres de ellas, los dioses no se atrevieron a decidirse por una triunfadora y delegaron en un mortal para tomar tan complicada sentencia: Paris, príncipe de Troya. Sin embargo, la corrupción ya era habitual (incluso entre los dioses) y Paris fue seducido por Afrodita, una de las aspirantes, que le prometió que si la escogía le regalaría el amor de la más bella mujer sobre la tierra. Paris, naturalmente, la eligió como ganadora de la manzana.
Esta historia es, precisamente, el punto de partida de la guerra de Troya y de toda la película de Wolfgang Petersen. El amor de la guapa, he ahí la clave. Y es que la más bella del momento era Helena, reina de Esparta (la desconocida actriz alemana Diane Kruger). ¿Guapa? Sí, pero también casada, con el rey Menelao (Brendan Gleeson). Así, cuando en un banquete organizado por éste, como celebración de la paz entre espartanos y troyanos, enemigos en principio irreconciliables, Paris se lía con Helena, la rapta y se la lleva a Troya, la suerte está echada. La guerra es inevitable. “No creo que ningún escritor en los últimos tres mil años haya descrito de manera más gráfica y precisa los horrores de la guerra que Homero”, ha declarado Petersen. Es entonces cuando Menelao pide ayuda a su hermano Agamenón, rey de los griegos, y ambos convocan al guerrero, Aquiles, que había sido educado por el centauro Quirón, y alimentado con sesos de leones y tigres y médula de oso y jabalí.
Desde luego, los responsables de Troya, el filme, han puesto de su parte para que se convierta en dos cosas: un éxito y, más importante, una buena película. Un director de prestigio, Petersen, con experiencia en producciones de gran presupuesto desde su obra maestra El submarino (Das boot), rodada en Alemania en 1981, y autor de La noche de los cristales rotos, En la línea de fuego o La tormenta perfecta. Un reparto encabezado por Brad Pitt, una consolidada estrella de Hollywood; Orlando Bloom, que con sólo dos papeles (El Señor de los Anillos y Piratas del Caribe) se ha hecho con una legión de fans en todo el mundo; Eric Bana, otra estrella emergente desde Hulk, más un grupo de grandes secundarios, caso de Brendan Gleeson (Cold Mountain), Brian Cox (Hunter), Peter O’Toole (Lawrence de Arabia) y Julie Christie (Doctor Zhivago). Para completar el prometedor panorama, no le han encargado el guión al chico de los recados, sino a David Benioff, escritor de la grandiosa La última noche, de Spike Lee.
En una de las escens de Troya, Brad Pitt arenga a los tripulantes de su barco, en medio del mar, presto para atacar a Paris y su gente. El plano se abre y se observa otro barco, y otro, y otro, y otro… ¿Una exageración? No, se dice que fueron mil las naves con que el Ejército griego atacó Troya. Rodada en los estudios Shepperton, en Londres, además de México (sus playas escenifican el desembarco) y Malta, hasta 1.200 extras (que luego han sido multiplicados en el ordenador para parecer muchos más) han participado en los combates. El Museo Británico y sus expertos han colaborado con los productores. Y un enorme caballo, construido en Shepperton, es protagonista de una de las más espectaculares secuencias, la de la conquista de la ciudad a través del mítico equino con los soldados griegos escondidos en su interior.
El caballo de Troya, el talón de Aquiles, la manzana de la discordia, Aquiles, Paris, Ulises y todos los dioses de la antigua Grecia. Mitos de la historia, la leyenda y la literatura de todos los tiempos. También aspiran a convertirse en mitos del cine. La respuesta, en las pantallas de todo el mundo.