La exposición 'Tutankamón: el oro del más allá', reúne en Basilea 150 piezas, la mayoría inéditas en Europa
La exposición Tutankamón: el oro del más allá, que pretende convertirse en uno de los fenómenos culturales de la temporada en Europa, reúne a partir de ayer en Basilea, Suiza, 150 de los 5.000 objetos encontrados en la tumba de Tutankamón, el rey niño, muerto a los 18 años. La mayoría de estas joyas salen de Egipto por primera vez en la historia. Esta muestra, que incluye entre sus piezas el sarcófago dorado de Tuyu o los bustos de Akhenatón y Nefertiti, es la más importante realizada en Europa en los últimos 23 años, desde la que se mostró en Alemania en 1980. Tesoros de valor incalculable que pertenecen a la XVIII Dinastía (siglos XV y XIV antes de Cristo) y que fueron hallados en diversas excavaciones realizadas en el Valle de los Reyes.
Ha hecho falta una auténtica 'paciencia de arqueólogo' para negociar a lo largo de más de tres años con el Gobierno egipcio el préstamo de estas obras. El trato final ha incluido una ayuda de cinco millones de dólares que Suiza transferirá a Egipto. Es la primera vez que Egipto acepta una oferta de estas características desde que en 1964 autorizara una serie de préstamos para financiar el rescate de los templos de Abu Simbel en colaboración con la Unesco. Las únicas piezas que no han conseguido autorización para su salida de Egipto han sido la máscara funeraria y el trono, pues se trata de piezas que tienen el status de monumento nacional.
Entre las obras estrella de la exposición se encuentran el sarcófago dorado de Tuyu y los bustos de Akhenatón y Nefertiti, además de los numerosos objetos encontrados en la tumba de Tutankamón -sarcófagos, piezas decorativas, pectorales, cetros y vasos canópicos (usados para guardar las vísceras de los muertos)-.
La fascinación por Tutankamón es una constante desde que el 26 de noviembre de 1922 el arqueólogo británico Howard Carter descubriera su tumba inviolada, que ejerce un poder mágico sobre el público hasta nuestros días. Carter describió ese momento histórico en sus diarios con estas palabras: 'Enfebrecidos, hicimos un pequeño agujero en el ángulo izquierdo (...), lo ampliamos y pudimos pasar una vela. A medida que mis ojos se habituaban a la luz, los detalles del cuarto comenzaron a emerger lentamente de las tinieblas. Extraños animales, estatuas y oro... todo tenía el brillo del oro'.
Según ha escrito en la revista L'Illustré Christian Jacq, el escritor y egiptólogo que reside en Suiza, el hallazgo de estos tesoros fue 'el mayor descubrimiento de la historia de la arqueología. Se encontraron más de 5.000 objetos intactos, no se ha llegado a traducir la totalidad de los textos y aún persiste el misterio en torno a la significación de ciertos objetos'.
Dada la crisis del turismo en Egipto, ésta es, posiblemente, una inmejorable forma de visitar una de las maravillas del país del Nilo sin salir de Europa. Quizá es una de las razones por las que la preventa de entradas para esta muestra literalmente ha explotado. Se esperan más de 500.000 visitantes. Sólo en el primer día de apertura de las taquillas se han reservado más de 10.000 entradas y 850 visitas guiadas para grupos de un mínimo de 25 personas. Un auténtico furor de egipto-manía. Las reservas y la información pueden obtenerse on-line en la dirección www.tutankhamun.ch.
'Los egipcios tenían una gran conciencia de sí mismos y de su propio fin', señala Christian Jacq en el texto citado, 'decían que su magia continuaría fascinando mucho después de la desaparición de su magnífica civilización'.