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GINEBRA, SUIZA- El secretario general de la ONU, Kofi Annan, pidió ayer en un emotivo tributo que se actúe para hallar a los culpables del “asesinato a sangre fría” de 22 personas en el ataque contra la sede de las Naciones Unidas en Bagdad hace un año.
Unas 150 personas resultaron heridas, algunas con secuelas de por vida, en el ataque con un camión bomba, el peor que sufrió la ONU contra una de sus operaciones civiles.
El atentado, que Estados Unidos vinculó con Al Qaeda, provocó la retirada del personal internacional de la ONU, que aún no ha regresado a Irak.
“A pesar de los esfuerzos activos de parte nuestra, y a pesar de la investigación de Estados Unidos, todavía estamos esperando respuestas”, dijo Annan en una ceremonia en la que participaron unos 80 sobrevivientes y familiares. “Por más tiempo que lleve, rezo para que los autores rindan cuentas y no se salgan con la suya con este asesinato a sangre fría”, dijo Annan.
El brasileño Sergio Vieira de Mello, el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU que dirigía la misión de las Naciones Unidas en Irak durante la ocupación liderada por Estados Unidos, murió junto a otros funcionarios importantes de la organización.
Gilda, madre de Vieira de Mello, Annie, su viuda francesa, y sus hijos adultos Adrien y Laurent tenían previsto participar en la ceremonia del primer aniversario en el cuartel general de la ONU en Europa, donde Annan iba a inaugurar una placa en homenaje a las víctimas.
“Quiero saber, de la ONU, cómo pudo ocurrir esta tragedia, por qué no había más seguridad. Quiero la verdad y la justicia por mi hijo. Él dio su vida”, dijo Gilda a los periodistas.
Abu Musab al-Zarqawi, el radical islámico jordano que según Washington es el principal agente de Al Qaeda en Irak, se atribuyó la responsabilidad del ataque del año pasado. Entre los 22 muertos hubo personas de 11 países, y también perdieron la vida nueve iraquíes.
Los agentes de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) de Estados Unidos encontraron restos de explosivos entre los escombros, pero la agencia no ha compartido sus evidencias, de acuerdo con sobrevivientes y familiares.
En el evento estaba previsto un minuto de silencio a la hora de la explosión (1315 GMT). Se prendieron velas en honor a cada uno de los muertos y la cantante estadounidense de ópera Barbara Hendricks, embajadora itinerante de la ONU, tenía previsto rendir un tributo musical.
