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¿Un día absurdo?

Patricio de la Fuente

Basta con abrir cualquier periódico de circulación nacional y todos (sin excepción) alguna, hablan del escándalo de los videos; las andanzas de Don Carlos Ahumada por tierras caribeñas aunado a una serie de dimes y diretes entre los gobiernos cubano y mexicano. Si ponemos justa atención caeremos en la única verdad comprobable, que es que nadie está de acuerdo y hasta Vicente Fox –quien suele ser categórico y jamás se ha desdicho por motivo alguno- no sabe ni dónde empieza ni dónde termina un embrollo con tintes de novela a lo Valentín Pimstein durante las épocas gloriosas de Verónica Castro; sí, aquéllas donde todavía no le daban su repasadita en los talleres de la Sherwin Williams.

No, nadie puede clamar victoria pero de algo sí este columnista puede afirmar se avecina como trueno: ¡ya viene el diez de mayo y que Dios nos agarre confesados! Mi querida y bien ponderada progenitora se salvó pues pretextando “tener que ir a revisar lo último en cuanto a prensas alemanas se refiere”, dejó a sus hijos en México, sin embargo ello no salva la existencia de abuelas, tías a las que ya se les fue el último tren, y demás especies de la fauna urbana que viven dentro de un marcado dualismo: no quieren ni ser festejadas ni que nada se les obsequie, pero por el otro lado si no consigue uno ya de perdida una mala imitación del quinteto “Los Bohemios” para que presurosos lleguen a entonar las golondrinas; entonces borrados estaremos de la lista de probables herederos.

¿Tiene algún objeto agasajar a la madre durante veinticuatro horas cuando generalmente la mujer mexicana es vilipendiada, tratada cual objeto de segunda categoría? ¿Qué cara pondrán los señores que por única vez en el año “sacan” a su vieja como si fuera perro cuando el resto del tiempo le pintan los cuernos con singular alegría? ¿Es justo y necesario aprovechar la coyuntura para aventarse escenitas al más puro estilo de Libertad Lamarque cuando frente a sus siete hijos –en algunos filmes llegó incluso a procrear doce perfectos inútiles- juraba ser la perfección escenificada y brindaba por su exitosa labor? ¿Las hijas o madres de las muertas de aquel olvidado desierto de Juárez querrán o tendrán motivos de sobra para brindar por un Gobierno que prometió justicia pero a la larga únicamente terminó cayendo en promesas incumplidas?

Aquí su charro cuenta con una madre sensacional y seguro estoy que muchos lectores en verdad quieren pasarla bien el día lunes. Encuentro absurda la presión mercadológica de mostrar cariño mediante un regalo de la misma manera en que mantengo cierta renuencia y desprecio hacia el día del padre, las navidades y el día del niño. A menudo tendemos –y a todos nos pasa pues finalmente es gracias a nuestra condición de humanos que fallan- a olvidar el verdadero sentido de dichas fechas, la importancia intrínseca de una serie de valores que pareciera ser vamos perdiendo a pasos agigantados a lo largo del tiempo.

Brindemos, celebremos, pero también hagámosle justicia a tantas madres que desde distintas tribunas le han dado un rostro más humano a este México tan querido. Tratemos de caminar hacia condiciones de equidad de género, ante todo de profundo respeto hacia una figura finalmente valiente pues traer hijos al mundo –y ante todo llevarlos por la senda de lo que en esencia debe ser la moral y la ética- es una tarea titánica que requiere juicio, entereza, una concepción clara de la justicia y finalmente sabiduría para poderle llamar pan al pan, y vino al vino.

Durante el día diez de mayo solemos ponernos “chipiles” o generar conflictos que en otra clase de circunstancias no vendrían al caso. ¿Hoy nos toca con tu mamá o con la mía? ¿Acaso este año otra vez me toca cocinar? ¿No se te hace que tu santa mamacita siempre me regala roperazos? Y demás sandeces propias de la hipersensibilidad mexicana. Miren: no hay que darle tantas vueltas al asunto pues madre –por buena o mala- sólo hay una y desgraciadamente existen millones de personas que tardíamente cayeron en la cuenta de que la suya ya no está pues finalmente no la aprovecharon al estar enfrascados en estériles pleitos.

Bien lo dijo John Lennon: la vida es eso que se nos va mientras estamos haciendo planes.

¡Ya dejémonos de estupideces!

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