EFE
RÍO DE JANEIRO, BRASIL.- Un Día sin Mexicanos, de Sergio Arau, se estrenó el fin de semana en el Festival de Cine de Río de Janeiro, donde esta sátira sobre la situación de los inmigrantes latinos en Estados Unidos, contada con recursos multimedia, ha sido un éxito de público.
"Se trata de un filme de deficiencia ficción. Estamos proponiendo un género nuevo, o mejor una fusión de géneros", comentó Arau, quien llegó a Río de Janeiro acompañado de su esposa, Yareli Arizmendi, protagonista del filme.
La película, presentada el sábado y domingo a sala llena, ha sido vista por el público como "un enorme chiste", filmado con técnicas de televisión y video.
Arau, un artista plástico, músico de rock, ex caricaturista de políticos mexicanos y director de videos musicales, dice haber echado mano a toda su experiencia para crear esta película.
En México, donde fue estrenada hace un mes, ha sido un éxito de taquilla que sólo quedó por debajo de la marca histórica de El Crimen del Padre Amaro en la recaudación de un primer fin de semana, afirmó.
Hasta ahora ha recaudado siete millones de dólares en México y tres millones en Estados Unidos, afirmó Arau. Es un muy buen resultado para una obra de "cine político" que costó dos millones de dólares.
"Es más bien una caricatura política", replicó Arizmendi, conocida internacionalmente por su papel de Rosaura en Como Agua para Chocolate, de Alfonso Arau.
La obra cuenta con humor negro la situación de millones de inmigrantes ilegales o no, que en Estados Unidos padecen el desprecio y el trabajo duro en busca del trillado concepto del "sueño americano".
Arau confiesa que la película también es toda una mezcla dramática.
Muestra situaciones típicas de un culebrón mexicano, de shows testimoniales de televisión, de "documentales de ficción", reportajes de la tele y sobre todo del vasto poder deformante de los grandes medios audiovisuales.
"Hoy todo lo vemos a través de los medios", se lamentó Arau al explicar que en su película justamente enfoca los conceptos distorsionados y la desinformación en que vive el estadounidense común, blanco y anglosajón, acerca del resto del mundo.
"Queremos decirles este mensaje a los no latinos, hablarles su lenguaje, acudiendo hasta a chistes de comedia romántica", afirmó.
En un discurso que para algunos espectadores podría lucir panfletario y reiterativo, la película usa recursos de documentales para recordar las estadísticas acerca de los 13 millones de latinos, la gran mayoría mexicanos, que viven en California.
En estos tiempos de galopante xenofobia en Estados Unidos, a partir de la guerra antiterrorista de la administración de George W. Bush, este tema parece cobrar gran actualidad.
Arau señala que ese problema es una constante y no es sólo ahora que ha recrudecido.
En 1994, cuando surgió la idea de filmar el cortometraje que dio origen a esta película, estaba en boga un cierto anti-mexicanismo en Estados Unidos.
El largometraje simplemente ha llegado justo en un momento oportuno, explicó Arau.
En la película, los mexicanos desaparecen por causas misteriosas, provocando un caos en el estado más importante de Norteamérica.
Por lo pronto, activistas de la colonia mexicana en California tratan de dar fuerza a un día de protesta en el que el mayor número posible de personas dejen de llamar a su país de origen, de enviar remesas de dinero y de comprar algunos productos.
De esta forma piensan ilustrar la fuerza de 100 mil millones de dólares anuales que tienen en la economía de California.
El Festival de Cine de Río de Janeiro se inició el jueves como varias muestras paralelas que reúnen más de 300 películas, incluyendo 22 de países latinoamericanos y un recuento de lo mejor presentado en 2004 en Cannes, Berlín y Venecia.
El llamado cine político ocupa una de las muestras con obras en ficción y documentales.
