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Un embrujo al paladar

Considerado un afrodísiaco, el chocolate tiene un museo en La Habana

SUN-AEE

LA HABANA, CUBA.- Comparable con el café por su capacidad para crear adicción, el chocolate ha sido catalogado como “sutil, poderoso, sensual e impactante” por expertos gastrónomos y promotores comerciales.

En la esquina de las calles Mercaderes y Amargura, en La Habana Vieja, en la llamada Casa de la Cruz Verde, está instalado el Museo del Chocolate desde el pasado 14 de noviembre.

Margarita Suárez, directora de la nueva instalación, explicó que se trata de un proyecto cultural realizado con la colaboración de la directora del Museo de la Plaza Real de Bruselas, Bélgica, Jo Draps, quien asesoró al personal que hará demostraciones al público de la confección artesanal de bombones.

Una dulce historia

Quienes llegan hasta el local pueden contactar con la historia del cacao, convertido en una de las golosinas más demandadas en el mundo, y también disfrutar algunas de las recetas más populares en Cuba, ya sea como bebida fría o caliente, y también en bombones.

Una pancarta advierte que el mejor chocolate debe tener un color caoba oscuro, una superficie brillante y sin manchas, quebrarse limpiamente sin formar astillas, proporcionar una acariciante sensación en el paladar, comenzar a derretirse inmediatamente y tener un sabor como el del buen vino.

La sensualidad del sabor

Un promedio diario de 100 cubanos y turistas extranjeros, atraídos por el embrujo del cacao, visitan la instalación que exhibe en sus vitrinas tazas chocolateras de los siglos XIX y XX de porcelanas inglesa, francesa, italiana y alemana y otras piezas de vajillas que pertenecieron a familias cubanas.

También recoge moldes metálicos, molinillos para batir el chocolate, fotos y antiguas etiquetas belgas, cacerolas y vasijas encontradas en excavaciones realizadas en el centro histórico habanero.

De México para Cuba

La primera fábrica cubana de chocolate fue establecida en la ciudad oriental de Santiago de Cuba a principios del siglo XX con el nombre de La India y más tarde, surgieron otras que ganaron fama como La Española, Baguer, Armada y La Estrella.

Los conquistadores españoles conocieron el cacao al llegar a México, donde los aztecas lo cultivaban y con sus semillas elaboraban una delicada bebida de olor intenso y perfumado.

El cacao llegaba a Cuba importado de México y Venezuela en el siglo XVII, pero en 1803 los colonos franceses que huyeron de la revolución en Haití y se radicaron en la región oriental cubana iniciaron allí el cultivo del cacao.

Los franceses trajeron a Cuba tres variedades de árbol de cacao: el Quito o Ecuador, el Santo Domingo y el Caracas o Maracaibo, y establecieron numerosas chocolaterías en Santiago de Cuba, famosas por sus barras y deliciosos bombones.

Rápidamente, ese cultivo se extendió de oriente a occidente de la isla, y en el censo ordenado por el capitán general español Dionisio Vives, en 1827, aparecían 60 cacaotales, dos estaban en la región oriental, otros dos en la occidental y 56 en el centro.

La gran cantidad de cacao obtenida entonces en Cuba estableció las bases de una producción en gran escala que empezó con el procedimiento casero de mezclar el chocolate con harina de Castilla para hacer las famosas bolas de Baracoa, producidas aún hoy a mano.

Industrializan la golosina

La producción del chocolate se industrializó y las semillas eran molidas con una piedra cónica hasta reducirlas a una pasta compacta a la que se añadía azúcar muy fino, almidón de yuca para añadirle peso, harina y aromas como la nuez moscada, el clavo de olor, el toronjil, el anís, la menta, la vainilla y la canela.

En la actualidad se siembra el cacao llamado Forastero y cada año hay dos zafras en Cuba, una en los meses de mayo, junio y julio y la otra, en noviembre, diciembre y enero.

Además de deleitar los paladares más refinados, al chocolate se le atribuye la cualidad especial de estimular las relaciones amorosas debido a su contenido de feniletilamina.

Según algunos estudios científicos, ningún otro alimento posee niveles tan altos de esa sustancia como el chocolate.

Tal vez por eso durante siglos se le ha considerado un poderoso afrodisiaco.

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