Mientras se dirigía con sus hijos rumbo a su domicilio, Rogelio Rodríguez Arellano fue asesinado de cuatro impactos de rifle de alto poder, los cuales fueron hechos a distancia presuntamente por algún enemigo que cobró venganza sin reparar en la proximidad de los menores de edad.
En el informe que rindieron los agentes ministeriales a la Procuraduría de Justicia adscritos a la Comandancia del municipio de San Dimas, manifestaron que el campesino de 40 años, originario de La Mesa, pero radicado en Revolcaderos, se dirigía rumbo a su hogar montado en una mula, acompañado de sus hijos Édgar Uriel y Jairo Alonso, de apellidos Rodríguez, de 14 y 15 años respectivamente.
Kilómetros antes de llegar a su destino, a la altura del Arroyo de las Mataderas, como se conoce por los lugareños, según señalaron los menores a los agentes, escucharon en la lejanía, por las laderas, cuatro estruendos consecutivos; posteriormente observaron cómo su progenitor caía por tierra llevándose las manos al pecho, de donde emanaba una gran cantidad de sangre.
Tras lo sucedido, tanto Édgar como Jairo dejaron el cuerpo de su padre que en esos momentos empezaba a convulsionarse ante los letales disparos, para buscar refugio entre la maleza con el fin de no ser blanco fácil del ?francotirador?.
Por espacio de varias horas permanecieron en el lugar, por temor a correr la misma suerte que su progenitor, cuyo cuerpo yacía exánime sobre el camino de terracería.
Fue casi entrada la noche cuando decidieron tomar el cuerpo y retirarse a su domicilio donde dieron a conocer el crimen, para después reportarlo a las autoridades.
Son varias las líneas de investigación que siguen los agentes ministeriales para esclarecer el homicidio que deja en la orfandad a dos jovencitos.