EL SIGLO DE TORREÓN
Torreón se llenó de magia el viernes pasado con el estreno de la película del joven mago Harry Potter y el Prisionero de Azkabán, cinta que ha causado gran interés en la sociedad lagunera y sobre todo en los niños.
Y es que la magia que Harry ejecuta gracias a sus poderes, atrae mucho a los pequeños. “Yo quisiera también poder hacer algo de magia”, se escuchó decir a Édgar Gerardo, quien entraría a ver la tercera parte de esta saga, en compañía de sus papás y de su hermana Nicole Edith García.
Otras dos pequeñas que se dirigían a ver la cinta dirigida por el mexicano Alfonso Cuarón, fueron las hermanas Norma Teresa y Ana Paula Hurtado, quienes estaban muy contentas de que su mamá las hubiera llevado la tarde del lunes a ver a uno de sus personajes favoritos.
Debido a que la gran mayoría de los niños que encontramos durante una visita al cine ya habían visto las dos primeras partes, opinaron sobre lo que más les ha gustado.
Lo que más le gustó de Harry Potter y la Piedra Filosofal a Eduardo Soriano fue la escena “cuando el mago luchó contra un monstruo”. Para Mayra Alejandra y Ana Gabriela Luna, lo más divertido de las películas es “cuando Harry vuela a toda velocidad en su escoba”.
Y por último, Ricardo y Alejandro Ibarra -quienes también iban a ver la cinta recién estrenada- opinaron que lo que más les ha llamado la atención, ha sido la mansión embrujada y los hechizos que el joven inglés realiza dentro de un mundo sobrenatural, en el cual los alumnos de la escuela Hogwarts reciben instrucción para desarrollar habilidades mágicas. ¡Hasta la próxima!
MÁGICAS ESCENAS
Bajo la dirección del mexicano Alfonso Cuarón, la tercera parte del libro escrito por J. K. Rowling es un deleite tanto para chicos y grandes. De lo más sorprendente que ofrece esta nueva cinta, se cuenta:
-Libros con dientes que atacan a quienes no los acarician antes de leer su contenido.
-Un árbol “boxeador”.
-Fantasmas conviviendo con los seres humanos.
-Una señora que se infla como si fuera globo.
-Y las tradicionales escenas de escobas voladoras.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón