Los cuartos Juegos Olímpicos de la Era Moderna se efectuaron en 1908 en la ciudad de Londres, Inglaterra. Ahí también se celebraba una de las llamadas Exposiciones Universales, pero esta vez el deporte tuvo por fin la atención que merecía, por encima de otras actividades.
Lord Desborough al fin pudo mostrar al mundo lo que buscaba el barón Pierre de Coubertin. Todo fue diferente, incluso se construyeron escenarios apropiados como el estadio Shepherd’s Bush para 70 mil personas, con velódromo y piscina.
Incluso la familia real en pleno se dedicó a cuidar que todo quedara perfectamente atendido. Londres había tomado la estafeta apenas dos años antes, pues la sede designada era Roma pero luchas entre algunas de sus ciudades impidieron que lo fuera.
Las competencias se celebraron entre el 27 de abril y el 29 de octubre con la inclusión de 20 deportes, que fueron divididos en dos grupos, los llamados de verano, como eran el ciclismo, la natación, el atletismo y el remo, y los de otoño: boxeo, patinaje, futbol y rugby.
Ahí en la tribuna principal estaba casi siempre el Rey Eduardo VII, acompañado de sus familiares y las autoridades deportivas e invitados especiales que llegaban de otros países. Era tan buena la organización que hasta hubo desfile inaugural.
Esta fue la primera vez en que se corrió la maratón con su distancia de 42,195 kilómetros. El vencedor fue el norteamericano Johan Hayes, pero el triunfador moral fue el pequeño italiano Dorando Pietro, quien terminó muy mal física y mentalmente, corriendo al revés.
