Decíamos hace un par de días, que pronto se anunciarán los tradicionales cambios en el uniforme del Santos Laguna, y esta vez tendrán algo que ver con esa campaña que se llevó a cabo cuando se hablaba de la desaparición del Santos o su cambio a otra plaza.
Tiempos en los que Carlos Ahumada entraba en problemas, lo que hizo tambalear a la nave albiverde, como le ocurría al equipo León, y que hizo aparecer en La Laguna una frase que se atribuye a Héctor Altamirano, el cual rezaba “Un Guerrero nunca muere”.
Santos andará vistiendo uno y otro uniforme, pero ojalá nunca se dejen a un lado sus colores más famosos que son el verde y el blanco. Al principio, cuando el equipo estaba en Segunda División su color era el blanco, hasta que Salvador Necochea lo cambió al actual.
En 1952 se efectuaron los décimos Juegos Olímpicos de la Era Moderna, esta vez en Helsinki, la capital de Finlandia, el pequeño país que con su representación había sorprendido gratamente al mundo deportivo en las Olimpiadas 1948 de Londres.
Para entonces los tiempos volvían a ser relativamente tranquilos, pues habían pasado ya varios años de la terminación de la Segunda Guerra Mundial. Estos Juegos sirvieron para desagraviar a Paavo Nurmi, “El Finlandés Volador”, que injustamente había sido descalificado por presunto profesionalismo.
Y todo ayudó a que deportistas de todos los credos, razas y preferencias se dieran por fin la mano, y se felicitara de forma unánime a los ganadores. Era emocionante ver por primera vez cómo el deporte, después de tantos siglos, por fin unía a todos los pueblos.
