Ayer le dimos un hasta luego a un gran amigo, Pedro Orta Núñez, con quien compartimos anhelos y sueños mientras estudiábamos en la ya desaparecida Escuela Bancaria y Mercantil del profesor Adalberto Ruiz Ríos. Ahí nos conocimos y ahí empezamos a planear el futuro.
Hijo del gran ídolo del beisbol Pedro ?Charolito? Orta, fue Pedrito un buen estudiante y un ciudadano ejemplar. Estuvo a punto de formar parte del personal de EL SIGLO pero se sintió atraído por las actividades de la banca, donde desempeñó su profesión.
Hace ya algunos años trasladó su domicilio con su familia a la ciudad de Querétaro, pero periódicamente nos visitaba, pues él encabezaba la generación de la escuela, a cuyos integrantes reunía periódicamente para no perder el contacto.
Don Pedro Orta venía de vez en cuando a platicar con nosotros de sus hijos, y tenía tema especial para Pedro, a quien consideraba un gran muchacho, que siempre fue el ejemplo de la familia, y que siempre destacó por su espíritu generoso.
En la misa de cuerpo presente, el sacerdote oficiante resaltó todas esas virtudes que caracterizaron a Pedro, un hombre bueno, diferente, con un gran amor por su familia y por el deporte, el que siempre siguió de cerca viniendo de sangre lo de su cariño por el beisbol.
Acompañando a su madre, Juanita Núñez de Orta, estaban ahí sus hermanos Óscar y Jorge, quien sigue como instructor en el beisbol de los Estados Unidos. También presentes la esposa de Pedro, Juanita Guerrero, y sus hijas Lucila, Marcela y Mónica, y muchas amistades, de tantas que cultivó el gran amigo. Descanse en paz.
