Cuando Miguel Herrera Aguirre, ahora técnico del Monterrey, estuvo en la Comarca Lagunera vistiendo la casaca del Santos Laguna en su arribo a la Primera División, nadie pronosticaba que llegaría a ser un timonel exitoso, dirigiendo primero al Atlante.
Aquí se caracterizaba por ser un delantero enjundioso, y fuera de la cancha en una persona muy alegre y muy dada a concurrir a todo tipo de eventos, especialmente deportivos, pues seguido se le veía en el Estadio de la Revolución apoyando al Unión Laguna.
Se fue de aquí y siguió su carrera deportiva ya como defensa, lo mismo en Atlante que en Toros Neza, y llegó incluso a la Selección Nacional. Luego tomó notoriedad como jugador belicoso, que discutía, alegaba, defendía sus puntos de vista y no se dejaba de nadie.
A la sombra de Ricardo Antonio La Volpe fue añadiendo conocimientos a sus clases para ser técnico, y un día apareció en el banquillo de los Potros, tan decaídos anteriormente, y los hizo reaccionar y los fue metiendo en la pelea como en sus buenos tiempos.
Dirigiendo al Atlante, cuando venía a La Laguna lo íbamos a ver comandando los entrenamientos en los campos de la Universidad Iberoamericana, y comentábamos su estilo de puertas abiertas, de mucho compañerismo y mucha libertad para sus jugadores.
Eran tiempos en los que otros técnicos, aquí mismo, cerraban las puertas de Santa Rita para que no viéramos lo que hacían y él decía que en futbol no hay nada oculto, y que alejar a los seguidores era cosa de otros, sin sensibilidad. Hoy sigue siendo un técnico exitoso con Rayados.