EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Una crisis política

Gilberto Serna

Lo pretendido por Andrés Manuel López Obrador, según se desprende de los datos que se conocen, al solicitar una audiencia en Los Pinos, era darle a conocer al Ejecutivo, de viva voz, lo que presuntamente hicieron el secretario de Hacienda y el Procurador General de la República, al guardarse información valiosa sobre presuntos hechos delictuosos. Era, creo, correrle al titular del Poder Ejecutivo una cortesía, considerando que existía las probabilidad, muy remota, de que no lo hubieran puesto al tanto del asunto sus propios colaboradores. De paso se abría la posibilidad de que mediante el diálogo pudiera solucionarse el asunto, sin tener que llegar a un rompimiento de consecuencias indeseables. El jefe del Gobierno del Distrito Federal en el pasado ha demostrado tener la visión de un fajador de barrio bravo, acostumbrado al pleito callejero, al que no le es ajeno que haya piquetes de ojos, réferis comprados y golpes bajos, sabiendo que si lo ven débil lo tunden a patadas. La mera verdad es que con las pruebas, que no ha querido tomar Fox, está demostrando AMLO, fuera de toda duda, que hubo una conjura en su contra. Los documentos que muestra para ello son auténticos, de los que se desprende la pertinencia de las acusaciones que hace al Gobierno Federal.

No se puede negar que López Obrador es un político hábil, escurridizo y valiente, por cuanto a que arroja la piedra sin esconder la mano, pues se atreve a hacer especulaciones, que hasta ahora son eso, meras especulaciones. En efecto, primero dice, que la PGR conoce el paradero del ex tesorero, después que lo tienen escondido y al último, que la vida de Ponce Meléndez corre peligro. ¿Acaso sabe algo que nosotros no o nomás habla al tanteo? De ser así cabe pensar que le está atribuyendo una conducta contraria a derecho a cuando menos dos dependencias del poder Ejecutivo Federal. Lo que le da la razón a Vicente Fox de que las acusaciones en ese sentido resultan de una gravedad tal que de seguro le produjeron un hormigueo que le puso malo el cuerpo, por lo que se negó a recibir a Andrés Manuel, advirtiendo que no se prestará a juegos políticos o a evasión de responsabilidades y para demostrarle su desafecto lo manda como a cualquier hijo de vecino, sin respetar su investidura, a una destartalada mesa de Ministerio Público donde, le dice, que presente su denuncia.

Es indudable que todo lo que había venido ocurriendo tenía como objetivo bajarle los humos a Andrés Manuel. Lo que han conseguido los confabulados con creces. Lo digo sin gazmoñerías y sin circunloquios, un jefe de Gobierno que no tiene el cuidado de escoger a sus colaboradores o no se percata, una vez en sus puestos, que realizan actos reñidos con la ética a la que debe ceñirse un funcionario público, no es un jefe al que la comunidad pueda confiarle mayores responsabilidades, pues podría pensarse fundadamente que mientras los roedores hacen de las suyas él se la pasa en Babia. Lo malo es que con la actitud que hasta ahora ha guardado, se puede decir de él, o bien que es un hombre cuyo trabajo es desaliñado o que es un tonto de capirote al que sus más cercanos colaboradores le cuentan las muelas. La novedad que está aflorando en este escándalo, es que los hombres de Fox son aprendices de las doctrinas del florentino Nicolás Maquiavelo (1469-1527). El diccionario de la lengua, define a la política maquiavélica como aquella desprovista de conciencia y buena fe.

Mientras que el Jefe de Gobierno del DF se engalla y frunce el ceño, arremangándose las mangas de su camisa, el Presidente Vicente Fox enseña una naturaleza malévola que hasta ahora no se le conocía, dejándose conducir por sus asesores a terrenos donde abundan las arenas movedizas. De seguir el Gobierno de Fox perseverando en seguir esa ruta de colisión no le arriendo la ganancia. ¿Se trata de echar de su cargo al originario de Tabasco? ¿Ya le hartaron sus desplantes? ¿Cuándo lo ve le dan ganas de vomitar? ¿Quiere acabar con el puntero en la carrera por la Presidencia de la República por que es de izquierda? Entonces, para qué tantos brincos, puede hacerlo aplicando, tope donde tope, el artículo 122 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que establece en su texto, apartado F, que corresponde a la Cámara de Senadores del Congreso de la Unión remover al Jefe de Gobierno por causas graves que afecten las relaciones con los Poderes de la Unión, agregando ese mismo precepto, en su apartado B inciso II, que corresponde al Presidente proponer al Senado quién deberá sustituirlo. Si ese es el camino puede decirse que inexorablemente se estará propiciando una crisis política de proporciones inimaginables. En fin ojalá sólo sea una tormenta en un vaso de agua.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 84316

elsiglo.mx