EL SIGLO DE TORREÓN
GÓMEZ PALACIO, DGO.- De noche en la carretera conoce el asfalto mientras sus manos toman el volante y escucha la música que le trae momentos. Ha pisado casi toda la república y pocos le pueden contar de la oscuridad.
Hace años Julio Cortazar escribió que ser camionero le parecía una de las formas más simples de la libertad y Abel Leyva Martínez le da la razón. Es libre, es un camionero. Tiene 48 años de vida, 29 de ellos al volante y esboza sonrisas cuando habla de su historia. No puede contener los sentimientos que en tiempo de niñez lo hicieron soñar.
El legado de su padre fue un camión. Todos los hombres de la familia han estado tras el volante y no ubica su vida sin la carretera, sin las tardes de sol y las noches de frío, sin los amaneceres del desierto blanco por las heladas y el atardecer rojizo como los labios de su amada.
No puede simplemente dejar de manejar y ama la sierra, le parece una de las cosas más bellas de la vida y también de las más peligrosas. Sucede que hace como 15 años lo asaltaron cuando se bajó a orinar en Tiaxtla, Sinaloa:
?Pensé que me iban hasta a violar. Fue muy feo. Me llegaron por atrás y me tiraron, me pusieron el cuerno de chivo en la cabeza. Lo bueno es que eran novatos, porque uno de ellos temblaba mientras me apuntaba?.
También por aquellos rumbos un compañero camionero le platicó que iba en un autobús de línea y en el kilómetro 180 de la carretera a Mazatlán unos bandidos le hicieron le parada. Ante la negativa del chofer le dispararon en la cabeza y abordaron el autobús.
Fue un caos ese viaje, iba una pareja de recién casados y al marido le dispararon, a ella la violaron. Lo raro del caso, dice, es que el líder de los asaltantes exclamó: ?Cuando venga la Policía díganle que fue ?El Güero Polvos?, al cabo no me hacen nada?. Y nunca lo agarraron.
Abel comenta que durante años viajó con ese miedo y con esos rumores de aquel bandido, pero desde hace tres ya no se sabe nada de él: ?Tal vez lo mataron, tal vez se retiró?.
De amores prefiere no hablar, comenta que en carretera hay muchos y muy intensos, pero él casi siempre viaja con su esposa y sus dos hijos. Se limita a ver la carretera y la luz del día. De noche habrá más carretera y más historias... es una forma de libertad.