EL SIGLO DE TORREÓN
Atiende el DIF 65 casos de adolescentes con hijos.
TORREÓN, COAH.- “Brenda” y “Mayra” tienen algo en común, son madres adolescentes a sus 15 y 16 años, respectivamente. “Raquel” a sus 16, carga en su vientre a su bebé que nacerá en tres meses y medio.
Estas jovencitas están dentro del Programa de Madres Adolescentes del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia en la colonia Nueva Rosita y sus casos se repiten en 65 niñas más que se encuentran integradas tanto en este lugar, como en las instalaciones que tiene el DIF en la colonia Braulio Fernández Aguirre Casa Puente, Carmen Román y Fidel Velásquez.
Laura Cavacheo García, quien conoce los casos de las tres adolescentes referidas, explica que con la intención de abarcar todos los sectores de la ciudad, para detectar a las chicas con este tipo de problemas, se apoyan con programas de prevención que ejecutan en las escuelas primarias y secundarias.
Además, informa, tocan puertas en las colonias para ver si conocen niñas embarazadas. “Hacemos labor de campo, se habla con las personas que están cerca de ellas y se empiezan a formar los grupos”.
La especialista en Desarrollo Humano comenta que las adolescentes embarazadas por lo general vienen de familias disfuncionales donde existe, por lo menos, un miembro de la familia que tiene contacto con la droga.
Se repiten los patrones, afirma. Estas chicas, por lo general, son hijas de mujeres que también fueron madres adolescentes. La falta de recursos económicos las obliga a salir de la escuela.
“Lo que tratamos en el programa es de brindarles una mejor opción de vida”, señala Cavacheo García, quien explica que se trata de talleres ocupacionales, donde se les enseña computación, belleza y herrería, con el fin de que puedan obtener un recurso económico, dado que por su edad, no son contratables en una empresa.
El DIF de Nueva Rosita ha tenido un caso de incesto. Una niña de 11 años embarazada por su padre. “Ya tiene a su bebé, pero es una niña que no sabe nada de cuidar niños”. La situación de estas jóvenes es difícil, pues no están conscientes de lo que les pasa pero con el tiempo y la experiencia adquirirán la madurez necesaria.
La mayoría de estas muchachitas, señala, tienen una gran necesidad de cariño, de respeto y son ignoradas por su propia familia. Ellas creen encontrarlo con el muchacho que les manifiesta interés.
Comenta que hay casos en que las chicas se deprimen mucho, pues se dan cuenta de que ya no pueden jugar como antes, ir a fiestas y disfrutar lo propio de su edad. “En casos se les brinda terapia psicológica, pues el salto es muy grande, quieren estar jugando y sus mamás las paran”.
Uno de los objetivos es que no reincidan en un segundo embarazo. Aquí se atiende a sus niños, les brindan la oportunidad de recuperarse, las llevan a pláticas de planificación familiar, eligen su método anticonceptivo, “les damos seguimiento, pero el caso es que no caigan en lo mismo”.
Hizo un llamado a los padres de familia para que pongan mayor atención a sus adolescentes, pues es una edad de por sí, difícil.
“Él dijo que me quería”
Sus mejillas rollizas hacen más evidente sus rasgos infantiles. Sus palabras que hablan de responsabilidad y amor maternal, se escuchan en una voz de niña. Son frases aprendidas, que repite cuando dice que defenderá a su pequeña de tres meses “con uñas y dientes”.
Entre sus brazos regordetes, “Mayra” carga a su bebé de tres meses que nació el 23 de enero pasado mientras platica del papá de la criatura, un hombre de 28 años que ya no quiso saber de ambas.
Ella comenta que lo amaba, que creyó en él cuando le decía que la quería. Su mirada aún conserva la inocencia que no le pudo ser arrancada durante su proceso de niña a mujer.
Lo conoció cuando estudiaba secundaria abierta en la Niños Héroes. Ahí él la empezó a enamorar. “Nos quisimos mucho, pero de pronto ya no lo volví a ver”. La canallada de la que fue objeto, ella apenas la está asimilando.
“Él le dijo a su mamá que yo lo quería atrapar, que la bebé no era de él. Ninguno quiso conocerla cuando supieron que nació”.
Sus padres no la regañaron y la están apoyando. “Ellos sí quisieron a mi niña”, sonríe cuando dice esto al tiempo de comentar que no va a la escuela, pues tiene que cuidar a “mi hija”.
“Es bonito ser mamá”
Ella ama a Brandon Paul, su niño de ocho meses. A sus 16 años, dice que la experiencia de ser madre es algo hermoso y que si volviera a nacer, volvería a repetir la experiencia. Sus ojos se llenan de una chispa especial cuando lo comenta. Al tiempo, una sombra parece cubrirlos, pues le entristece que el papá de su hijo no esté con ella.
Él tiene 23 años y trabaja en los Estados Unidos. Aunque algunas veces la apoya económicamente, no es lo mismo que si estuvieran juntos. Pero confiesa que esta idea es un sueño, pues él tiene otra mujer en Monterrey, aunque no está casado con ella.
“Brenda” vive con su mamá y con un hermano que es albañil, pues su papá está en Juárez y el resto de sus hermanos, ya están casados. Su madre trabajaba en labores de limpieza, que dejó porque está enferma. Del sueldo del trabajador de la construcción, se mantienen.
Comenta que cuando nació el niño, él estaba aquí. Sonríe al recordar que ambos lloraron cuando lo vieron por primera vez. Luego se entristece porque Brandon ha salido enfermito y es cuando la inunda el miedo.
La abuela del bebé está loca por él, aunque primero la regañó, cuenta con cierta pena. Sin embargo, ambas están felices, por eso ella está estudiando belleza para aprender un oficio y conseguir recursos económicos.
“Con ella sí se quiso juntar...”
Tiene cinco meses y medio de embarazo. En su vientre apenas asoma una pequeña barriga. Alta y muy delgada, “Raquel” esconde una enorme tristeza en sus ojos. Más porque hace días, llegó al grupo una muchachita de su misma edad, también embarazada por el mismo hombre, con quien vive.
Aunque muchas le aconsejaron que abortara, ella les dijo, “yo soy así, lo voy a tener”, pese al miedo que esta decisión le provoca. Buscaba atención y amor en la calle, manifiesta con su voz infantil.
Su padre es mariachi y trabaja de noche; su madre, es alcohólica y está perdida la mayor parte del tiempo. Ella buscaba un escape con sus amigos de la colonia donde conoció al padre de la criatura que lleva en su vientre.
Él tiene 20 años y es albañil. Cuando lo conoció, le gustó su trato y sus consejos. Como en su casa su papá la regañaba por andar en la calle y porque perdió la escuela, él le sugería que regresara.
Se fue enamorando de él y las consecuencias son las que ahora conoce. Ella sufre porque él le dice que no es su bebé, pero más le duele que se haya querido juntar con la otra.
Inmadurez
Un adolescente, por su edad, no tiene conciencia clara del alcance de sus acciones. Maneja un discurso que escucha de los mayores, considera el psicólogo clínico, Humberto Guajardo Acuña, luego de decir que a este tipo de personas —hombres y mujeres— que son padres muy jóvenes, la vida les va a cobrar muy caro porque todavía no maduran y cuando tengan 35 años, van a querer vivir lo que a los 15 tenían que vivir. Entonces es un problema muy fuerte.
El embarazo en adolescentes no es nuevo, tiene toda la existencia humana. Ahora se nota porque se conoce más lo que ocurre con los adolescentes. “Pero muchas de nuestras abuelas y bisabuelas tuvieron a nuestros padres a los 14, 15, 16 y 17 años de edad, porque era lo usual. A los 20 la mujer sin marido ya estaba quedada; a los 30, ya era un cotorrito”.
Es un problema grave para los padres y para el hijo del adolescente, porque ese pequeño viene a pertenecer a un grupo casi de la misma generación. En Terapia Familiar, señala, se manejan dos grandes estructuras en un grupo familiar.
La estructura de los padres-esposos y la de los hijos-hermanos. Explica que a los 14 y 15 años que se tiene un hijo, los jóvenes todavía están en el rango de los hijos-hermanos, entonces el hijo será su hermano en términos estructurales, “quien nace de una muchachita adolescente, viene a ser más bien hijo de los abuelos”.
Los padres de la niña embarazada se hacen cargo de él como si fuera su hijo y el muchachito hasta los 14 años sabe que su mamá es su abuela y su hermana es su mamá y eso es un golpe fuerte. El embarazo en los adolescentes ahora se nota mucho, porque se da más permiso, ya es más natural, “desgraciadamente en esto se convirtió por el abuso que se tiene de la sexualidad”.
Ahora en televisión se puede ver un comercial que afirma, es agresivo para lo que se maneja en esta sociedad. Se trata de un joven de 15 y 16 años a lo sumo, se sube al camión y ve a muchas muchachas guapas de su edad y dice: “ya estás en la edad de sentir, ya usa condón”.
“No le están diciendo a los jóvenes, ya usa condones, sino ten relaciones sexuales”. Antes esta cuestión era más ocultada, más restringida, sí se practicaba, pero antes existían otros términos. Como el de la “primera comunión”, en los hombres.
“Se hacía con la prostituta a los 15 y 16 años, era común. Ahora no tiene que venir el padrino quien lo lleve a ser su ‘primera comunión’. Ahora el chavo lo hace con la chava que conoció en la disco, se van a ‘checar y terminan echándose un fax’, pues ahora son esos los términos”, explica.
Parte de lo que está sucediendo con esta explosión de la sexualidad del adolescente tiene que ver con la Generación X, así se le conoce actualmente a esta etapa de la vida y es porque nada tiene sentido.
“El término X es nada. Es una generación de reciclaje, pues se está reciclando los 60 y 70 en música, los 80 en moda... todo se esta reciclando. Casi no hay nada nuevo, las películas exitosas de hoy, lo fueron hace años”.
“Se está muy retro porque no hay nada inédito y tiene que ver con la creatividad”. Una de las grandes películas que ha generado todo tipo de polémica, es la Pasión de Cristo, que con el gusto que da verla, es un tema de todos los tiempos.
Esto le da al adolescente una dificultad muy seria, pues los jóvenes tienen que probar cosas para darle sabor a la vida. Las propias características de los adolescentes de hoy, hacen que sea una necesidad el sexo.
“Ya no por tener relaciones sexuales, sino por experimentar otras cosas, por saber qué se siente, por curiosidad, porque la situación del novio normal ya no es tan atractiva y eso se ve claramente”. Una de las características comunes en el adolescente es no tener identidad. Una persona que no tiene identidad, es muy fácil de ser manipulada.
La familia debe brindarle a la persona un sentido, valores y principios, pero también otras cosas que ya no sean aburridas para ella. Porque una persona puede tener todas las ganas del mundo de experimentar sexo y decir, no quiero.
“Me han tocado chavos que dicen: ‘Cómo le hago si mi chava quiere tener relaciones sexuales y yo no porque no estoy listo’, eso es bien bonito”. Como falta identidad, quieren tomarla de algún lado y la sexualidad es un punto muy importante. Una frase que es muy sabia, dice: El hombre ofrece amor buscando sexo y la mujer ofrece sexo, buscando amor.
Si se juntan la falta de identidad con una gran confusión y el elemento familiar, todo esto está impulsando a los hijos a la calle. “Entonces pasa por la mente del adolescente que ‘nadie me quiere, nadie me pela, todos me odian, mejor me como un...’ ”.
Entonces, lo que busca el adolescente es sentirse bien con gente que es igual que él. “Se le llama grupo de pares, porque dicen que a sus cuates nadie los quiere como le sucede a él”.
DIFERENTES SITUACIONES
El embarazo en adolescentes es el inicio de un problema social muy fuerte. En sí es lo menos grave, lo peor viene cuando llega el bebé.
· Ellas no tienen la capacidad de crianza, de maternaje, de proveer, sólo de dar pecho o mamila.
· Se trata de la formación de un ser humano, pero ellas no están en madurez y se encuentran en un período de crecimiento.
· La adolescencia es uno de los períodos más desequilibrados. Esta etapa le sirve al menor para sacudirse y entra en cuestionamientos sobre sus padres, cuerpo, religión, vida por nombrar algunas.
· Hay repercusiones a muchos niveles, si se casan, es un error, pues un hijo no es un resistol para pegar a una pareja. Eso es básicamente para tapar al macho al ojo social, pero le sale más caro, porque esa pareja no va funcionar. Uno de cada 200 matrimonios de eso funcionan.
· Si la muchachita busca abortar y no lo logra, viene una culpa tremenda por haberlo querido matar. Y viene una sobreprotección y un niño sobreprotegido, son hijos echados a perder.
FUENTE: Humberto Guajardo Acuña, Psicólogo Clínico