Si algo le faltaba a George W. Bush para ser derrotado en las elecciones de noviembre es precisamente un documental como Fahrenheit 9/11 que desnuda de pies a cabeza al actual Gobierno republicano.
Hasta antes de ver este filme podría usted simpatizar con los republicanos, con la familia Bush e incluso con la guerra de Irak, pero luego de dos horas de documentos, testimonios y evidencias de lo ocurrido en estos últimos años la pregunta surge ipso facto: ¿quién diablos puso a ese texano inexperto y arrogante al mando de la primera potencia mundial? El cineasta y periodista Michael Moore maneja con habilidad el humor negro, videos inéditos y entrevistas estremecedoras que dan cuenta de los errores, las frivolidades y los excesos de un Gobierno empeñado en imponer sus caprichos al mundo entero.
Fahrenheit 9/11 ha logrado éxitos de taquilla sin precedentes para un documental en Norteamérica, se llevó recientemente el premio Palma de Oro en el Festival de Cannes, Francia y amenaza con tirar por la borda los deseos reeleccionistas de Bush. Hay que reconocer que la película no tiene el rigor periodístico que muchos desearían, pero tampoco pretende engañar ni manipular a su auditorio.
Desde el arranque Moore ha sido más que claro con la intención de este documental: pretende, ha dicho, evitar la permanencia de Bush en la Casa Blanca simple y sencillamente porque es “el hombre más tonto que haya participado en una elección presidencial”. El nombre de la película está inspirado en la novela Fahrenheit 451 de Rad Bradbury que describe la implantación de un régimen autoritario que controla al mundo y el 9/11 es en relación al atentado del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York.
El documental toca temas muy delicados como la presunta conexión empresarial entre la familia Bin Laden con los Bush, describe claramente cómo a los días del golpe terrorista se permitió volar de Estados Unidos a Arabia Saudita a por lo menos veinte familiares del primer enemigo norteamericano Osama bin Laden.
En un video impactante, Moore exhibe los siete largos minutos que permaneció Bush impávido tras conocer los hechos del 11 de septiembre, sentado en salón de una primaria de Florida en donde escuchaba la lectura del cuento Mi Mascota la Cabra.
Las relaciones entre el Gobierno talibán de Afganistán y empresas petroleras vinculadas al vicepresidente Dick Cheney y a los Bush son también exhibidas con una claridad devastadora.
Los pormenores de las atrocidades y excesos de la guerra de Irak son expuestos crudamente en este documental. La muerte de niños inocentes, los miles de lisiados norteamericanos así como los engaños que sufren los jóvenes para ser reclutados aparecen en distintas escenas dramáticas y desgarradoras.
Ningún miembro clave del gabinete de Bush se salva de ser exhibido en esta cinta que recibió fuertes presiones para ser congelada antes de su estreno en junio pasado. Vale reconocer que finalmente se respetó el derecho a la libertad de expresión y hoy en día millones de norteamericanos y también extranjeros conocerán a través de Moore y varios años después, la dramática realidad de un Gobierno paranoico, rencoroso e incapaz. Tenga usted o no vela en el entierro en las elecciones de Estados Unidos, resulta una obligación moral presenciar este documental antes de que sea demasiado tarde para prevenir catástrofes mayores.
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