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Una vida monástica

Gilberto Serna

No es otra cosa que una conspiración, bien orquestada, en contra de un político considerado en las encuestas como puntero para triunfar en las próximas elecciones. Hay alguien atrás que persigue, desgraciadamente no con fines moralizadores de la función pública, sino por motivos políticos, golpear a Andrés Manuel López Obrador, jefe de Gobierno en la ciudad de México, pretendiendo minar su futuro político.

El caso de un chofer, percibiendo un sueldo desmedido. Un alto funcionario del DF, a cuyo cargo está el manejo de fondos públicos, que con frecuencia acude a dilapidar dólares a la meca del juego, moderna Sodoma y Gomorra, en los E.U. Y en el colmo de las desvergüenzas, el coordinador del PRD y diputado asambleísta, quien fungió antes como secretario particular del tabasqueño, recibe de un empresario gruesos fajos de billetes. ¡Uf!

No cabe duda que el secretario de Finanzas capitalino es un adorador de Birján, como tampoco que hay personas, especializadas y profesionales, encargadas de vigilar el trajín de López Obrador y de cada uno de los que forman su equipo. No es casualidad que se haya dado en los medios de información, la noticia detallada con pelos, datos y señales de la dulce vida que llevaba el buen señor.

Hubo quien diligentemente filtró la pesquisa con toda la mala leche del mundo. La corrupta imagen del protagonista apoltronado al borde de una de las mesas en un casino, con fichas en una mano y un jaibol en la otra, puro en los labios, mirando con ojos ávidos el ir y venir de los naipes, quedará en la memoria de los mexicanos por mucho tiempo.

El mismo que grabó ese video puso a disposición del periodista los retiros bancarios, los cambios de pesos a dólares, los gastos de estancia y las muníficas propinas, correspondientes a gastos que hizo el colaborador de Andrés Manuel. Todo documentado. Días sin huella en que la disipación alcanzaba ribetes de abandono a las labores, dando pábulo a la degradación del servicio público.

Ante el empañamiento de su imagen se ve peliagudo que López Obrador pueda desentrañar el enigma de quién o quiénes lo están empujando a la orilla del precipicio. Son tantos los tiradores. A saber: gente emboscada en su mismo entorno, los que quieren ser, de su misma agrupación, de una distinta, los que no comulgan con sus ideas, los cara-pálida que le soplan al jocoque pensando en Fidel Castro y Hugo Chávez, los que usan vestidura talar, además los verdes olivo, así como encumbrados personajes que aparecen en la revista Forbes, sin faltar los del águila mocha.

Nomás échese ese trompo a la uña. A eso añada usted, estimado lector, que no hay ninguna duda que gente cercana a Andrés Manuel ha hecho de las suyas tomando o recibiendo dinero sucio de lo que: si estaba enterado es grave y si no, pues ha estado pecando de ingenuo, que no se atina a saber qué es peor. Lo que sí es que se vaya despidiendo de su ambición de llegar a Los Pinos. Los que traían consigo cubetas llenas hasta el borde de algo parecido al lodo, deben estar satisfechos, lo rociaron a su gusto. El olor se le quedará por un largo tiempo.

Bueno, de aquí en adelante cuídense los aspirantes a la Presidencia. No saquen la cabeza antes de tiempo porque les va a llover duro y macizo. Protejan sus tafanarios y dedíquense a chambear. No coman frijoles, midan sus palabras y sus ruidos en el retrete, recuerden que las paredes oyen. Practiquen el apetito genésico, a querer o no, sólo con su pareja. Cuando se desvistan para bañarse apaguen la luz, aunque pensándolo bien mejor póngase bajo la regadera con las ropas puestas, pues hay anteojos para ver en la oscuridad. Vigilen, si es que el pretendiente ocupa un cargo público, que sus colaboradores mantengan las manos fuera del cajón de los dineros.

Y por encima de todo suspendan sus constantes viajes al desplumadero, llamado Las Vegas, elegante garito de tapete verde en que, a personas muy importantes, les dan alojamiento sin cargo, comida de gollete y uno que otro taco de ojo. Total, ante el peligro de una furtiva lente de video, una vida monástica es lo más aconsejable.

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