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Unos remedios/Del tintero

Fidencio Treviño Maldonado

Cada día los remedios caseros son menos, las costumbres antiguas y milenarias las cambiamos por los adelantos médicos y como otras cosas las transformamos o de plano las olvidamos, incluyendo la misma identidad, la que se ha perdido en muchos sectores de la sociedad, la causa, el motivo o la razón sea tal vez una tecnología cambiante y porqué no, culpando a la globalización o a la rapacidad modernista y la mercadotecnia que hasta en los hogares más humildes está presente.

Aquí los remedios no son caseros o domésticos, no se trata de ponerse bolsas de hielo en la cabeza para la cruda física o moral del día o la noche anterior, de amanecer con chiqueadores pegados como estampillas en las sienes, mucho menos de tomar productos “light” para hacer figurín o con el tequila curar las penas o el infalible remedio de frotarse alcohol con marihuana y peyote añejado para quitar el dolor del reumatismo, frotarse cebollín para hacer crecer el bigote y la barba, etc.

No, los remedios son otros, generales y divagan sobre el pasatiempo nacional: la política. Remedios sin remitente, mucho menos con derechos reservados y para que este mensaje sea más convincente, fecundo, preciso y democrático, quien guste puede tomarlos como suyos y ponerle agregados.

La fauna y flora política florecen y son precoces como la grama en tierra suave y húmeda, crecen por un motivo muy simple: los políticos lo hacen por negocio y el interés particular. El sector público se llenó de secretarios(as) y subsecretarias (os), éstos con comisiones estatales y municipales, cada subsecretaría con asesores y otros puestos inventados, dinero tirado que es una vergüenza en un país con el 50 por ciento de pobres y con otros tantos millones de desempleados; el remedio para este caso es quitar el 90 por ciento de estas secretarías y su dinero usarlo en generar empleos.

Total el país con o sin estas secretarías y subsecretarías está igual o peor. Los diputados y senadores, representan un lastre que cada día se hace más pesado para el pueblo y cuya nómina devora una buena parte del pastel público.

Tenemos 500 diputados y 120 senadores, un remedio es dejar tres diputados y un senador por estado, es decir máximo 100 diputados y 32 senadores (y se me hacen muchos) y con ellos componer el H. Congreso de la “DesUnión”.

A este remedio se le agrega el desaparecer los plurinominales, quitarles el fuero que los ampara de toda orden judicial y los exonera de todos los delitos, el fuero también debe quitarse a todos los funcionarios públicos desde el Presidente de la Republica hasta los gobernadores.

Reducir los diputados en los Congresos locales de los estados. Reducir el número de regidores y síndicos en las administraciones municipales; -en el estado de Puebla hace algunos trienios en un municipio con 60 mil habitantes había 29 regidores y tres síndicos, en Querétaro un presidente municipal ganaba más que el mismo Presidente de la República-, puros caprichos de grupos y partidos; con este remedio el de quitar muchos puestos públicos, la nómina pública se reduciría hasta en un 80 por ciento y el ahorro sería significativo.

Desde luego nos ahorraríamos también mucho dinero en el nuevo hijo predilecto del Gobierno, que es el IFE que como pulpo sus tentáculos crecen y no se cansan de engullir dinero con el vieja cantaleta de que ellos, los del IFE son la llave de la democracia, pues será una llave muy cara o de oro, porque el candado aún no lo encuentran o de plano está muy oxidado y el pueblo sólo ve la democracia en los que llevan las riendas del país, en el resto del pueblo la democracia está plasmada en los 40 millones de pobres y los millones de obreros y profesionistas sin empleo y la falta de otros servicios, incluyendo el caos del mayor tianguis que existe en México que es el viciado aparato de Justicia, donde se regatea hasta una falta administrativa y un brutal tráfico de influencias.

Un remedio para terminar con tanta demagogia, es sin duda que los candidatos en campañas políticas firmen con varias copias ante un consejo ciudadano sus promesas y exigir que éstas sean cumplidas bajo estrictas normas éticas y públicas.

Otro remedio simple para que los recursos lleguen al pueblo es reducir los gastos excesivos en gasolina y usos múltiples de los funcionarios de segunda y hasta de quinta categoría (viáticos, celulares, hospitales caros, etc.) lo mismo pasa con Pemex y la CFE, donde los vehículos y el combustible son gastados sin misericordia y sin vergüenza por los trabajadores de éstas y otras empresas del pueblo.

Con la práctica y el uso de estos remedios nacionales, el país no se compondría, pero cuando menos sería un paliativo para comenzar ahorrar el 80 por ciento de la “lana” que se gasta y va a parar a cuentas bancarias extranjeras por unos cuantos truhanes y mequetrefes que se aprovechan del ignorante y sumiso pueblo que sólo se queja del mal, sin siquiera intentar los remedios populares.

Correo electrónico:

linga_1031@hotmail.

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