El botox -uno de los venenos más poderosos del mundo, que actualmente se utiliza en pequeñas cantidades para evitar la aparición de arrugas- puede ser útil para tratar una condición por la cual las mujeres no pueden mantener relaciones sexuales.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Ciencias Médicas en Teherán, Irán, descubrió que esta toxina -que actúa como relajante muscular- sirve para tratar a las mujeres que sufren de vaginismo
El vaginismo es una enfermedad psicosomática que causa espasmos en la musculatura de la vagina, impidiendo de este modo la penetración.
Esta condición puede ser causada por eventos traumáticos en la vida de una mujer, como problemas de pareja o sentimientos de culpa en relación al sexo.
Como las mujeres que sufren esta condición asocian al sexo con el dolor, el objetivo de los médicos era lograr que puedan tener relaciones sexuales sin sufrimiento y romper así el círculo vicioso.
El botox está hecho de una toxina producida por la bacteria que causa el botulismo. En pequeñas cantidades, puede interrumpir los pulsos nerviosos y paralizar los músculos.
El equipo de investigadores estudió 25 casos.
A las mujeres, se les aplicó el botox en la musculatura interna de la vagina, luego de proporcionarles un sedante o anestesia general.
23 de ellas lograron mantener relaciones sexuales con sus parejas sin dolor, después de recibir dos sesiones del tratamiento.
Ninguna de ellas registró efectos colaterales.
El vaginismo es un círculo vicioso de dolor y espasmos. Si no se pueden reducir los espasmos, no se puede reducir el dolor. Pero una vez que la paciente puede tener relaciones sexuales satisfactorias, el problema se resuelve para siempre