El pitcher zurdo es el mejor que ha tenido México en el beisbol de las grandes ligas
TORREÓN, COAH.- Se ha desgastado ya el nudillo de los peloteros latinos de tanto tocar las puertas del Salón de la Fama de las grandes ligas. De 209 jugadores entronizados, sólo siete latinos han logrado trascender el umbral del recinto de inmortales localizado en Cooperstown, Nueva York.
El puertorriqueño Roberto Clemente fue el primer latino electo, tres meses después de su muerte, el 31 de diciembre de 1972, cuando el avión que fletó en San Juan con víveres para las víctimas del terremoto, que el 23 de diciembre de 1972 destruyó Managua, Nicaragua, se precipitó al fondo del Mar Caribe, poco después de haber despegado.
Entonces obtuvo el 94 por ciento de los votos y se convirtió en el miembro 134 de Cooperstown.
El más reciente fue el cubano Atanasio “Tany” Pérez, quien fue exaltado al Salón de la Fama en 2000, luego de su octavo año como elegible.
Fernando Valenzuela Anguamea, al igual que el venezolano David Concepción, el dominicano Juan Samuel y el nicaragüense Dennis Martínez, intentaba en 2004 convertirse en el octavo latino en ganarse un lugar en el museo del tiempo, pero fracasó.
De los 209 jugadores, 66 son lanzadores, mínima cantidad que se debe, según Valenzuela, "a que los cronistas consideran que el desgaste de los jugadores de posición es mayor que el de un lanzador".
Cualquiera que sea la causa real para que muy pocos peloteros latinos tenga acceso al Salón de la Fama de Cooperstown, lo cierto es que la discriminación en las ligas mayores se mantiene vigente y se traduce en situación muy ventajosa para los norteamericanos, quienes en varias ocasiones sin los méritos de un latino, son reconocidos por el gremio de cronistas de beisbol, en quienes únicamente priva el aspecto de números, sin considerar lo que un jugador en determinado momento puede representar para un equipo de grandes ligas o incluso para toda una ciudad como Los Ángeles.
Fernando Valenzuela se convirtió en un fenómeno de todas las plazas de la Liga Nacional y conseguir un boleto cuando “El Toro” actuaba en Dodger Stadium, era una verdadera hazaña. Ningún pelotero de la gran carpa ha logrado tantos reconocimientos en un solo año, como el zurdo mexicano lo hizo en 1981, al obtener el Trofeo Cy Young, máxima presea que se otorga a un lanzador; fue designado, además, como Novato del Año en la Liga Nacional y para ello superó por amplio margen a su más cercano perseguidor, Tim Raines, jerdinero central de los Expos de Montreal . Por si eso fuera poco, Fernando se llevó el Bate de Plata, que se entrega al lanzador con mejor actuación ofensiva en el llamado Viejo Circuito.
Valenzuela encaminó a los Dodgers de Los Ángeles al título de la Serie Mundial en 1981, al vencer en emocionante play off a los Expos, con aquel inolvidable cuadrangular de Rick Monday por el jardín derecho del Estadio Olímpico de Montreal. Posteriormente vino el Clásico de Otoño, en donde Yanquis de Nueva York ganó los dos primeros partidos y Valenzuela vino a llevarse el tercero, para iniciar así una racha de cuatro triunfos consecutivos que dio a los californianos el cetro. Cómo olvidar aquel out 27 en el tercer juego de la Serie Mundial, cuando Fernando Valenzuela hizo abanicar el tercer strike a Lou Piniella, hoy manager de las Mantarrayas de Tampa Bay.
Se impone la mayoría
Fernando Valenzuela tuvo más impacto que cualquiera de los peloteros que compitieron con él en la carrera para entrar al Salón de la Fama de Cooperstown, pero para los cronistas que votaron en su contra hace unos días, los números en el juego de pelota lo son todo y en ese rubro, dicen, "El Toro" se queda corto.
"El punto en su contra es que sólo fue dominante un corto periodo de tiempo. Tuvo un gran año de novato, cuando llevó a los Dodgers al título de la Serie Mundial, pero sólo ganó 20 juegos una vez en su carrera (21-11 en 1986). A excepción del período de 1981 a 1986, cuando fue invitado al Juego de Estrellas en cada año, simplemente fue un lanzador ordinario", aseguró Steve Gardner, columnista del periódico USA Today.
Se le recordó al periodista que en 1982, cuando el promedio de asistencia a los juegos en las mayores era de 20,766 aficionados, los encuentros en los que lanzaba Fernando promediaban 43,312, un impacto que no se veía desde “Babe” Ruth.
"Ese es un buen punto, Fernando merece crédito por haber sido la atracción que fue, pero es simple, no hizo cosas muy grandes el tiempo suficiente", agregó Gardner, quien pertenece a la Asociación de Cronistas de América, encargada de elegir a los inmortales.
"Lo adoré como jugador, pero simple y sencillamente sus números y longevidad no están al nivel de un miembro del Salón de la Fama", dijo Dan Shaughnessy, columnista del Boston Globe, quien también se opuso a la entrada de Valenzuela al recinto de las grandes figuras.
Los cronistas explicaron que en los exámenes para ingresar al Salón de la Fama, a Fernando le va bien en la prueba que mide las apariciones de un jugador en las diez categorías más importantes.
Valenzuela suma 134 en esa, cuando un miembro promedio del Salón de la Fama obtiene 185. En otra prueba que da puntos por números de pitcheo, Valenzuela saca 25 y el jugador inmortal promedio suma 50. Finalmente, en el monitor del Nicho de Inmortales que mide la grandeza en temporadas individuales, Valenzuela suma 64.5, por 100 que registra un miembro promedio.
"Su récord de 173-153 está bien, pero si lo comparas con Dennis Eckersley, quien ganó 197 juegos y pasó casi la mitad de su carrera como relevista, resulta pobre", agregó Gardner.
En las últimas votaciones, sólo 19 periodistas apoyaron a Valenzuela. Uno de ellos es el columnista del Denver Post, Woody Paige, quien dice que sus compañeros cometieron un error.
"Tuvo un impacto increíble en el beisbol, desafortunadamente estoy en la minoría. Ojalá algún día los votantes se den cuenta de su error, reconozcan su labor y le den la oportunidad de ingresar a Cooperstown", afirmó Paige.
Kevin Baxter, quien escribe para el Miami Herald, reconoce los méritos del mexicano, pero aun así, votó en su contra.
"Hizo mucho por el beisbol en Los Ángeles. Llevó a toda la comunidad latina a las mayores, pero no creo que sea un miembro del Salón de la Fama. Especialmente si tomamos en cuenta lo que le pasó a Dennis Martínez, quien ganó 245 juegos, más que cualquier pitcher latinoamericano, pero recibió sólo 16 votos y quedó descartado para ingresar"
Cada quien
Para el zurdo de Etchohuaquila, Fernando Valenzuela, es un mundo la cabeza de cada miembro de la Asociación de Cronistas de América y como tal, cada uno de ellos tiene su perspectiva para elegir a los nuevos inmortales del Salón de la Fama de las grandes ligas.
"Por ejemplo -dice- la mayoría de ellos considera que es más el desgaste de los jugadores de cuadro que el de los lanzadores, por tal motivo hay menos pitchers entre los exaltados al museo del tiempo de las ligas mayores".
Fernando Valenzuela se expresa con respeto de los miembros de la Asociación de Cronistas de América, la cual quedó formalmente establecida en Detroit el 14 de octubre de 1908 y desde 1939 se encarga de elegir a los nuevos inmortales para Cooperstown.
"Creo que las nominaciones a lo largo de la historia han sido justas, están en el Salón de la Fama extraordinarios peloteros", señala.
Valenzuela considera que el recinto es algo serio y ganar la inmortalidad es un aliciente para los peloteros latinos que sobresalen en la actualidad.
Para pertenecer a la Asociación de Cronistas de América, cada aspirante debe cubrir el beisbol de las grandes ligas por un mínimo de diez años y puede votar por un máximo de diez candidatos.
El caso de Pete Rose
Aparte se debe tratar el asunto de Pete Rose, para muchos expertos, el pelotero más grande que ha dado el beisbol de los Estados Unidos. Parte de aquella “Máquina Roja” de Cincinnati, Rose escribió ahí su historia con letras de oro.
Pete Rose tiene méritos de sobra para estar en el Salón de la Fama de Cooperstown, pero al verse involucrado en apuestas cuando era manager de los Rojos, quedó inhabilitado para la elección. Rose en su momento aceptó haber apostado, pero no en juegos que involucraban al equipo que él dirigía, situación que desmintió hace una semanas, en la presentación de su libro.
La historia reclama a Pete Rose en Cooperstown, pero mientras el Alto Comisionado de las ligas mayores no levante el castigo, el formidable jugador
seguirá al margen, a pesar de ser norteamericano y haber hecho cosas verdaderamente dignas del mejor pelotero de la historia.