Durango

Vecindades, zonas de alto riesgo

Inconforma a inquilinos que propietarios pretendan que ellos inviertan en el mejoramiento de los inmuebles

Poco atractivas son las vecindades. Los dueños poco caso le hacen a sus viviendas y prefieren que sus inquilinos sean quienes inviertan, pero algunas ya se están desplomando, como lo constató El Siglo de Durango.

Sobre la calle Paloma, en el centro de la ciudad, está el número 235. Ahí se encuentra una de tantas vecindades que hay en el primer cuadro. Aquí se ubican seis departamentos ocupados, pero en realidad hay 14; sin embargo, más de la mitad no se arrenda debido a su mal estado.

Vecinos de este lugar, que por miedo al propietario se reservaron sus nombres, señalaron el último de los ?cuartitos?. Ahí vivía un anciano del que no recordaron su nombre, pues tenían poco contacto con él.

Lo que sí recuerdan es que hace unos dos meses y medio este cuarto se cayó. El Siglo de Durango constató esta información y se encontró en forma efectiva una construcción destruida en su techo y con un mal mantenimiento en su interior.

Afortunadamente un amigo de este anciano, precisamente desde que comenzaron las lluvias desde julio, se lo llevó. Poco después sucedió el accidente de la vivienda, pero por suerte para el anciano esto aconteció cuando él ya no estaba en su interior.

Otros cuartos que se encuentran al final están en similares condiciones. En forma obvia, no están ocupados porque están inhabitables y los restantes se hallan en regulares condiciones, pero deben ser los mismos inquilinos quienes inviertan para darles mantenimiento.

A Juana Graciela Velarde no le importó dar su nombre, pero sólo se refirió a las constantes goteras que hay en su hogar, a causa del nulo mantenimiento que les ofrece el propietario. A cambio les cobra 500 pesos mensuales de renta por la ocupación de dos cuartos y una pequeña cocina sin puerta ni ventana.

Juana dice que tiene diez años viviendo en esta vecindad y que ha tenido que gastar mucho dinero para darle mantenimiento a su vivienda. A los techos tienen que ponerles cemento por las goteras y, aun así, no se pueden detener. Cada año deben ?darles su manita de gato? para que estén bien pintadas las paredes. También a uno de los baños le tuvieron que cambiar los muebles y es el que ella y su familia utilizan, pero el otro lo usan entre los demás.

Los inquilinos se quejan de los altos costos del arrendamiento que tienen que pagar por vivir en estas vecindades, mientras la infraestructura no es lo suficientemente justificable para esos cobros.

Huye de departamento

Lavando al mediodía, sin ningún techo que la proteja del sol, se encuentra Flora Herrera Sandoval. Apenas tiene escasos dos meses en la vecindad de la calle de Gabino Barreda en el número 310. Ahí paga 300 pesos mensuales y salió literalmente huyendo de otra vecindad, de un cuarto por el que pagaba la misma cantidad, pero la diferencia es que el techo se estaba cayendo.

Al igual que en la vecindad de Paloma, el propietario se negaba a darle mantenimiento. Dice Flora que la situación era prácticamente peor ahí. Casi todos los días tenían problemas con la luz y el agua. El vital líquido se acababa y gran parte del día no tenían. Esta vecindad se ubica sobre el bulevar Armando del Castillo Franco, casi frente a la calle Costa, hacia el lado norte.

Las rentas oscilaban en otros departamentos ahí mismo en 400, 500 y 700 pesos; sin embargo, en su caso, el problema era prácticamente insoportable, ante la posibilidad de que el techo cayera encima de ella y de su tía, de 73 años de edad. Ambas viven solas y su tía prácticamente ha perdido gran parte de la vista.

En esta vecindad hay alrededor de seis departamentos, donde viven tres familias y tres hombres solos. Los problemas que tienen en este lugar no son tan graves. A veces la luz es escasa durante el día, pues la energía baja notablemente y no hay falta de agua.

También hay un solo baño para el uso de todos los habitantes de la vecindad. Tiene mejor aspecto que en el que vivía, pues dice que en la vecindad en la que estaba antes los muebles estaban inservibles.

Problemas

de agua

Lázaro Herrera Gurrola, de 73 años de edad, vive en la calle Paloma en el número 311. Es taxista y hace poco lo asaltaron. Lleva una cicatriz en la frente tras haber sido agredido con un botellazo. Dice que en este lugar viven entre ocho y diez personas, todos hombres y todos viven solos.

Dice que no tienen problemas de nada, ni de agua, ni luz, pero una vez que se habló con otros habitantes de este lugar se comprobó que también había temor de hacer comentarios, pues es el único lugar en donde viven en el que pagan 200 pesos mensuales por estar ahí.

Comparten un baño y deben tomar agua de una vieja tina de peltre, en la que se junta para luego usarla, pues las tuberías son muy viejas, y también carecen de mantenimiento. El propietario no se los da.

En el caso de esta vecindad, está formada por varios cuartos. Es una casa antigua en la que hay un patio central y varios cuartos alrededor del mismo. Los cuartos fueron ocupados para ser rentados cada uno.

La mayor parte de la gente que se observa en estas vecindades es seria. Sus rostros no son relajados y manifiestan temor de decir la verdad sobre lo que sucede al interior, pues el pago que hacen por vivir ahí es la única garantía de estar en paz en un lugar al que pueden acceder económicamente. Si hablan, podrían tener problemas con el arrendador.

MANSIONES

Algo de historia

Durante la primera década del siglo XX y como producto del porfirismo, las viviendas en el país eran grandes mansiones que albergaban a una sola familia y existía el concepto de vivienda colectiva o comunitaria. Cuando comenzaron a poblarse las ciudades, hubo necesidad de construir más sitios para este fin.

En este tiempo comenzaron las grandes migraciones de población rural a las capitales. La clase más baja hubo que ubicarla en residencias unifamiliares que se transformaron en vecindades que contaron con las condiciones mínimas de habitabilidad. Posteriormente, ante este modelo, se incluyó la necesidad de construir nuevas vecindades para dar cabida a este sector de la población.

Las vecindades hoy son un esquema que está desapareciendo en Durango, pero que todavía subsiste en el Centro Histórico. Es difícil que haya este modelo de vivienda fuera del primer cuadro de la ciudad.

Leer más de Durango

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Durango

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 112762

elsiglo.mx