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JERUSALÉN.- Los servicios de seguridad de Israel se encuentran en alerta máxima para prevenir posibles venganzas palestinas por la incursión en los dos campos de refugiados en la franja de Gaza, que dejaron 15 muertos y más de 80 heridos.
El viceministro israelí de Defensa, Zeev Boim, informó que las fuerzas de seguridad están en alerta ante posibles atentados de parte de los grupos extremistas palestinos que juraron vengar la operación de la víspera en los campos de Bureij y Nuseirat, centro de Gaza.
El estado de alerta fue declaro sobre todo en Jerusalén, donde termina la celebración de Purim, la festividad durante la cual los judíos festejan el fracaso de un plan para diezmar a su comunidad en la antigua Asiria de la Mesopotamia, hace unos dos mil 500 años.
“Desde hace meses, los servicios secretos israelíes (Shin Bet) han dado cuenta de 50 alertas sobre atentados por día planeados por las facciones palestinas y el único medio para evitarlas es proseguir las operaciones en Gaza y Cisjordania”, dijo Boim, Descartó las acusaciones vertidas contra el Ejército israelí de haber cometido una “masacre” contra los palestinos durante su operación realizada ayer en los dos campos de refugiados, al señalar que los soldados reciben consignas de disparo muy estrictas.
Según Boim, nueve de los muertos en esos campos palestinos eran milicianos del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas), dos de la facción Al Fatah-Tanzim y cuatro adolescentes que acudieron al lugar de los enfrentamientos a respaldar a los extremistas palestinos.
El jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, general Moshé Yaalon, aseguró que los civiles palestinos alcanzados durante la operación fueron víctimas de disparos palestinos y no de los soldados, porque lo tienen expresamente prohibido.
La primera reacción a las operaciones en Nuseirat y Bureij, fue el disparo, sin consecuencias, de un misil de fabricación casera Al Qassam contra un poblado israelí del norte del desierto meridional del Neguev.
En tanto, un adolescente palestino, identificado como Jaled Madi, fue abatido ayer por el Ejército israelí cerca de la colonia judía de Morag, en el sur de la franja de Gaza, cuando se encontraba trabajando en un terreno de su familia. Esta muerte eleva a tres mil 820 la cifra de fallecidos desde que comenzó la Intifada (revuelta palestina) el 28 de septiembre de 2000, de los cuales dos mil 860 son palestinos. Asimismo, soldados israelíes detuvieron esta madrugada a un militante palestino en el campo de refugiados de Aida, del distrito de Belén, y otro en el de Jenín, en el marco de las redadas que realiza a diario en Cisjordania.
