El nombre de Fernando López se mezcla últimamente con las tasas de café en los mentideros de la Comarca, por haber sido mencionado en una nota periodística como el hombre que deseaba que una encuesta realizada por El Siglo de Torreón fuera ligeramente modificada a favor del secre de Gobierno y aspirino al trono de Coahuila, Raúl Sifuentes, manifestándose dispuesto a “ayudar” a que eso ocurriera; así se lo hizo saber a Alberto Iparrea encuestador de este diario quien lo comunicó a su jefe inmediato. Don Fernando solicitó se publicara una aclaración al respecto, en la que niega con todo derecho lo que se le imputa, diciendo en síntesis: “no fui yo, fue Teté”. Pero lo que resulta grillerilmente interesante de todo esto, es que en su réplica, don Luis señala en un párrafo: “Deseo aclarar que no soy “operador político” ni “auxiliar” del Lic. Raúl Sifuentes Guerrero, sino solamente su amigo”. Total que en esta “corrida”, resultó que es “espontáneo” y según dice, se tiró a torear por su cuenta. Pobre don Raúl, no necesita enemigos.
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El pueblo de Matamoros continúa alborotado. Resulta extraño para los ciudadanos que se haya dado nombramiento como tesorero a Rafael Rosales Díaz, quien se desempeñaba como director de Seguridad Pública, ya que en dicho cargo, fue constantemente señalado por proteger a los establecimientos que venden cerveza de manera clandestina, así como por pedir “tequiliú” a los agentes de la DSPM que laboraban bajo sus órdenes. Regidores priistas y de oposición coinciden en que Rosales Díaz es “conciliador”, por lo que “cabía” en el puesto, pero sigue siendo raro para la población que la posición que generalmente ocupa un contador público o alguien con conocimientos de administración hoy sea de un poli.
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Lo que no resulta tan raro en el Ayuntamiento de Matamoros es que los problemas entre el Cabildo y el alcalde, Felipe Medina Cervantes, se hayan terminado justo antes de los nombramientos. El presidente municipal se reunió a desayunar primero con los regidores del PRI para negociar sobre los candidatos a los cargos de secretario del Ayuntamiento, tesorero, y director de Desarrollo Social; luego comió con los funcionarios de oposición y cuando entraron a la sesión de Cabildo, todos los acuerdos ya habían sido tratados con anterioridad.
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Uno de nuestros subagentes advierte que son ya varios los torreonenses que cuestionan la “eficiencia” de nuestros servidores públicos, y se refieren en específico a que el alcalde Guillermo Anaya demuestra firmeza con las colonias populares cuando se trata de desalojos y al clausurar la Expo Feria de calzado –acción donde se duda de su legalidad pues no se puede clausurar algo antes de inaugurarse- pero no demuestra lo mismo en las colonias de un nivel socioeconómico holgado, pues no se atreve a cambiar el sentido de dos calles porque se opusieron dos o cuatro colonos, específicamente las calles Sertoma y Cobián y Prolongación Colón o bien cerrando calles a diestra y siniestra en la colonia Torreón Jardín, sólo porque se benefician algunas personas.
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Y un poco más de los funcionarios que “sí hacen su trabajo”: Para algunos resultará incluso increíble el dejo de prepotencia y doblar de manos con los que menos tienen, del jefe de policía Javier Gutiérrez Pesquera y sus muchachos, que en lugar de vigilar que los antros de la ciudad no permanezcan abiertos fuera del horario de cierre, o meter en cintura al transporte local que es una vergüenza, tanto por lo que cobran como los cafres que manejan estas chatarras, se dedican a perder el tiempo en cosas que causan menos daño a la gente.
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Ya con tan controversial personaje en la mira, algunos ciudadanos reclaman –vía otro de nuestros subagentes- que los preventivos deberían ocuparse en proteger verdaderamente a la población y no dedicarse a extorsionar a los automovilistas en horarios nocturnos, o bien infraccionar a cuanto joven pasa por la avenida Madrid en la colonia San Isidro, a los que les piden documentos o identificación, con el pretexto que están vigilando “el orden y buenas costumbres”, pero en realidad, lo que están haciendo es violentando su derecho constitucional de circular libremente por donde quieran.
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Mucho se ha comentado del Canal del Coyote, que se encuentra en pésimas condiciones, es un basurero, que la gente aprovecha y tira toda clase de desperdicios, animales y ante las evidencias no nos queda más que darle la razón a los colonos de El Tajito y Fraccionamiento San Luciano que viven frente a lo que ellos mismos califican de un muladar. Advierte uno de nuestros subagentes que en una reunión informal con el director nacional de Conagua, Cristóbal Jaime Jáquez, éste afirmó que dicha dependencia hace limpieza dos veces al año, (lo que en todo en 2004 no ha sucedido), del citado canal y que se tiene presupuesto suficiente para llevarlo a cabo, pero la realidad es todo lo contrario. El Municipio se deslinda aduciendo que Conagua no lo entrega y no es su responsabilidad, pero Jaime Jáquez afirma que lo puede entregar al Municipio para que la gente de Anaya lo entube o se haga cargo. Lo lamentable es que unos y otros “se tiran la bolita” y los únicos perjudicados son los residentes de esta zona convertida en foco de infección.
