Fea exhibida se dieron los cuerpos policíacos en Torreón. La participación de preventivos y ministeriales como presuntos responsables de aceptar sobornos y brindar protección al “narcomenudeo”, constituye una afrenta para la comunidad, porque se involucran quienes deberían ser sus protectores. Se comenta que el jefazo de los preventivos, Javier Gutiérrez Pesquera, está que no lo calienta ni el sol, molesto y decepcionado de algunos de sus segundos de abordo, pues en la práctica los “polis” no se avientan el tiro de cobrar protección si no cuentan con el respaldo de sus jefes, los que en todo caso no pueden alegar ignorancia porque en ese medio todo se sabe y el más chimuelo traga clavos. Por todo ello es lamentable que estas cosas vinieran ocurriendo en las meras narices del jefazo Gutiérrez Pesquera, de quien se confía es hombre honesto, pero por lo visto algunos de sus colaboradores hábilmente lo tenían engañado dándole atolito con el dedo.
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Ciertamente las cosas están revueltas en los cuerpos policíacos de la región; los ministeriales que dependen de la Procuraduría del Estado de Coahuila que tiene por capital a Óscar Calderón, también aparecen en el escenario de la corrupción del “narcomenudeo”. Por lo pronto el procurador (en forma un tanto tibia, como si no hubiera mar de fondo), ordenó la suspensión de tres agentes y un comandante y la investigación por parte de la Contraloría. La realidad es que todo este rejuego de policías amafiados con los “narcos” debe ser investigado a fondo por la Delegación de la Procuraduría Federal en esta ciudad, que tiene por titular a la licenciada María López Urbina, a quien los torreonenses reconocen su capacidad en este difícil medio. Ojalá y la investigación se realice a fondo consignando a los responsables, porque eso de hablar de suspensiones sin goce de sueldo, es una burla que sólo crea impunidad.
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El procurador Calderón debería parar oreja y decidirse a realizar cambios en la dependencia a su cargo. Desde hace tiempo se ha venido cuestionando la actuación del “comandante” de la Policía Ministerial en Torreón, Ricardo Carrillo Lucero, a quien recientemente le sacaron sus trapitos al sol sobre la “quinta” con alberca que se construye en el ejido “El Dólar”. Comentándose que la descobijada que le dieron molestó a su “padrino protector”, Gerardo Torres, quien es secretario particular del procurador, inclusive se dice que éste citó a los jefes de grupo para saber quién había sido el chismoso. Por otro lado corre la versión de que algunos de los agentes involucrados pudieran “soltar la sopa” sobre la identidad de quien los envía a cobrar la cuota y quien protege al principal distribuidor de droga en el citado ejido El Dólar. Es el momento para que el “procu” don Óscar piense en la posibilidad de realizar cambios en su equipo hacia un escenario menos corrupto, esto si es que realmente desea terminar el sexenio con el gobe Enrique Martínez.
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Entre los que navegan en estos turbulentos mares de corrupción del “narcomenudeo” se dice que detrás de todo este circo de exhibición existe una clara lectura, esto es, que el llamado “Dany” ya estaba arto de repartir tantos y tan frecuentes “moches” a polis preventivos y ministeriales y que con la autorización del líder de la célula en la colonia La Fe y sus alrededores, decidieron “quemar las naves” en la ciudad, es decir, exhibir a los polis y buscar nuevos horizontes como pudiera ser Gómez Palacio o Lerdo y al paso de los días retornar al mercado con menos presiones y a menor costo. Esto es lo que se dice, vaya usted a saber qué tanto es o no cierto.
