Finalmente se evitó el “atraco” que los regidores y síndicos del Ayuntamiento de Torreón pretendían perpetrar en contra de las arcas públicas, autorizándose injustificado aumento del treinta por ciento mensual a su salario. Para fortuna, después de la andanada de críticas y desaprobación de los torreonenses, los munícipes se reunieron en “lo oscurito” en la casa de la regidora panista Mayela Ramírez, donde en un “acto de arrepentimiento” y con golpes de pecho, decidieron poner término a su ambición económica determinando concederse sólo un diez por ciento de aumento. Se dice que en la citada reunión le tupieron duro a la regidora priista Consuelo Rivas (que no fue invitada) y a quien atribuyen el haber hecho públicas las negras intenciones que tenían de darle una mordidota al pastel de los dineros públicos. Mucho hablaron sobre porcentajes de la lana que ya sentían en la bolsa, pero extrañamente nada trataron sobre la necesidad de incrementar su esfuerzo y trabajo en beneficio de la comunidad. Por eso andamos como andamos.
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Entre los calefactos que aspiran a suceder al gobe “don Quique” en el trono sexenal, empezaron los golpes bajos y el “destape de cobijas”. Por lo pronto al que están exhibiendo feo es al actual alcalde de Saltillo, Humberto Moreira, quien no ha ocultado sus intenciones de ser el futuro mandamás del estado, cosa que no ha de ser del agrado de otros calefactos y que tras bambalinas dejan correr versiones de que todo lo que toca lo contamina de corrupción, como dicen ocurrió a su paso por la SEP, el Instituto de Educación para Adultos y la Sección V del Magisterio, señalándose entre otras cosas que cuando inició el sexenio del actual Gobernador, había 467 maestros “comisionados” en el sindicato y que con Moreira pasaron a ser 2,516 “aviadores” que cobran en la nómina sin trabajar. También le atribuyen la entrega de numerosos certificados falsos cuando estuvo en el Instituto de Educación Para Adultos y la actual utilización del programa “Échanos la Mano” para sus objetivos políticos. Sus detractores hablan de otras “monerías”, vaya usted a saber cuánto de estas cosas sean o no ciertas, pero la realidad es que el tiroteo ya se desató entre los futuros aspirinos al sillonzote del “Palacio Rosa”.
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Fue bien visto por los torreonenses que el gobernador Enrique Martínez y el alcalde Guillermo Anaya, cumpliendo su función de defender los intereses de la comunidad que les paga su sueldo, decidieran entrarle de lleno a gestionar y resolver el problema que tiene paralizadas las obras de remodelación del aeropuerto Francisco Sarabia. Es de esperarse que con sus gestiones, a la mayor brevedad se reanuden los trabajos y aprovechando las buenas intenciones se nombre un supervisor del estado que vigile la calidad y calendario de realización de las mismas, pues aunque se trate de una empresa privada el servicio que presta es de interés público y concesionado.
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Sería conveniente que el jefazo de los polis, Javier Gutiérrez Pesquera, pusiera más atención en torno al trabajo que desarrollan sus brazos derechos. Se dice que don Javier está cerrado a escuchar comentarios de la tropa acerca de la actuación de sus jefes, a quienes “El Colorado” considera intachables. Cabe recordar que en estas cosas, cuando el río suena es porque agua lleva y están corriendo versiones de prepotencia y corrupción de algunos oficiales que exigen “tequiliú” a los patrulleros y al que no se pone “bonito” lo bajan de la unidad mandándolo a lugares fijos. Se comenta que oficiales corruptos fueron separados del cargo y al poco tiempo reinstalados. Los que de esto saben, alertan de un foco rojo en la actuación de los jefazos Alberto Vargas y Ballesteros. Se inicia el segundo año de la administración: es momento de retomar el orden para rendir buenas cuentas en este importantísimo servicio público. Ojalá don Javier se ponga avispado y tome medidas a tiempo y no se le vaya a hacer bolas el engrudo.