Es grave y lamentable la polución por plomo que sigue generando la empresa Peñoles, así como la poca atención a las áreas afectadas por la contaminación histórica; pero es más grave la negligencia mostrada por las autoridades federales, estatales y municipales en la solución del problema. De todos es conocido que el gobe de Coahuila Enrique Martínez, se muestra muy animado y activo en su intención de ser presidente de la República, pero en estos cinco años de Gobierno ha sido tibio para enfrentar y exigir la solución de un hecho que afecta la salud de los torreonenses. No existen acciones del Gobernador exigiendo al Gobierno Federal emita la norma oficial sobre la acumulación histórica del plomo; tampoco ha mostrado interés en el monitoreo adecuado e imparcial de la contaminación que diariamente genera la planta. La ciudadanía carece de información confiable sobre estos aspectos, observando molesta la apatía de las autoridades. Resulta irrisorio que tanto el Gobierno Federal como el del Estado y la propia empresa Peñoles pretendan justificar su atención a la contaminación mediante la creación de un fideicomiso que no resuelve el fondo del asunto y que además, tampoco ha dado resultados en su pretensión de mitigar los problemas de salud de los afectados. Si el Gobernador pretende levantar su imagen a nivel nacional para tratar de realizar su sueño, es tiempo que tome en sus manos la bandera de la solución de este problema porque no se puede seguir tapando el Sol con un dedo y menos cuando el mismo está despertando interés a nivel internacional. Prueba de ello es que ya se tiene la participación del asunto en las Naciones Unidas a través de la Comisión para los Derechos Humanos.
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Siguiendo por terrenos contaminados, recordaremos que el próximo 22 de mayo vence el Fideicomiso del Programa de Metales iniciado hace cinco años con la aportación de sesenta millones de pesos por parte de Peñoles, ello ante la presión ejercida por las madres de familia de las colonias cercanas a la planta metalúrgica que reclamaban atención médica para sus hijos afectados por plomo. Ahora esas mismas madres se preguntan qué pasará, pues según dicen, los responsables del citado fideicomiso se gastaron casi todo el dinero y nunca rindieron cuentas. Por esto exigen que el Gobierno del Estado y Peñoles aclaren la situación, pues todavía hay muchos niños afectados y no es un problema que se haya solucionado. Ayer martes las mujeres enfrentaron al representante del Gobierno en el citado Fideicomiso, Ricardo Handam Huereca, a quien le exigieron a gritos su renuncia, pero éste ni se inmutó. “Todo se le resbala”, fue lo más decente que dijo una de las mujeres. Definitivamente algo tendrán que hacer las autoridades en respuesta a la demanda de los afectados, misma que con el tiempo crece y puede crearles un serio problema político.
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El alcalde Guillermo Anaya habla de “trasparencia” en su administración. Sin embargo los hechos revelan que esta obligación es incumplida por el propio Alcalde; para muestra algunos botones: Una parte del colector del bulevar Rodríguez Triana la abrieron, repararon y cerraron en febrero de este año, pero en menos de veinticinco días la volvieron a abrir porque algo quedó mal y la carpeta asfáltica que le pusieron está para llorar.— Por otra parte, se amplió la calle Sicomoros entre Cipreses y Lázaro Cárdenas; la obra se “inauguró” en diciembre para el informe del Alcalde, pero los trabajos de la carpeta asfáltica fueron tan malos que a los quince días la tuvieron que recarpetear y, por si fuera poco, ahora resulta que con las escasas lluvias que cayeron en los días 21 y 22 nuevamente se deterioró dejando al descubierto la pésima calidad de los trabajos.— Las cosas no paran ahí, entre noviembre y diciembre se bloqueó el tránsito por semanas en el crucero de Prolongación Colón y bulevar Constitución para introducir el drenaje; ahora en marzo nuevamente volvieron abrir la zanja en el mismo lugar, seguramente porque algo quedó mal, o no lo previeron. Por último, es de todos conocido que en la remodelación del bulevar Independencia van tres veces que lo parchan y recarpetean; además, es notorio que numerosas palmas y árboles recién plantados ya se secaron. Sobre todo esto nada dicen las “trasparentes” autoridades. ¿Cuánto les estará costando a los torreonenses estos “chistecitos”?
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Con relación al comentario anterior, es obvio que el alcalde Guillermo Anaya está obligado a trasparentar estas obras informando quiénes son los funcionarios y contratistas encargados de las mismas, pues salta a la vista una grave irresponsabilidad que debe ser sancionada y las reparaciones no deben hacerse con cargo al erario. Hablar de trasparencia es reconocer públicamente los errores y sancionar a los responsables, cosa que hasta ahora no ha hecho el Alcalde, lo que lo deja mal parado frente la comunidad.
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Por cierto, en el ambiente de incertidumbre sobre el destino del Club Santos Laguna que preocupa y acongoja a todos los laguneros, no faltan las voces que se alzan para pedir a Carlos Herrera Araluce, hombre que gusta mostrar sus sobrados recursos y autoproclamada querencia por estas tierras, que ratifique su compromiso con la región y que ya, de plano, compre la franquicia de futbol. Sin duda tal gesto habrá de recibir mil y una loas y no sólo de los gomezpalatinos, sino de los laguneros todos. Hoy que no está en campaña, Don Carlos podría considerar la petición... total, dinero es lo que le sobra y quién quita y con esto allana el camino a una gubernatura (dentro de seis años).