Parece que la propuesta de los diputados del PAN de crear una “minigobernatura” en Coahuila para empatar las elecciones de presidente de la República y gobernador, asustó a los prisitas a grado tal, que recientemente el jefazo del tricolor en el Estado, José Luis Flores Méndez, declaró que su partido no apoyaría esa iniciativa; ello a pesar de que el propio gobernador Enrique Martínez y algunos alcaldes la vieron con simpatía y públicamente lo hicieron saber. Ahora resulta que siempre no, porque según dicen, el citado proyecto lleva “gato encerrado”, pues no es lo mismo competir contra el PAN local que hacerlo contra el PAN nacional (como ocurriría al empatar las elecciones). La anterior reflexión es obvia; el PRI de Coahuila puede servirse mejor con la cuchara grande de las triquiñuelas en una elección exclusivamente estatal, resultando difícil hacer lo mismo en una elección federal donde abundan los observadores y se tiene un mayor control por parte de los organismos electorales. Además, las elecciones para presidente de la República despiertan y motivan más a los ciudadanos y lo que menos quiere la jerarquía priista es que los electores salgan a la calle a votar, porque cuando lo hacen superan al voto “duro” controlado del tricolor haciéndolos perder posiciones. Con esta “destapada” al mencionado proyecto, queda claro que para el PRI sería riesgoso empatar las elecciones, por lo tanto ya desde ahora se dice que no será aprobado por el congreso local controlado por la mayoría prisita. Al gobe don Quique no le quedará más remedio que olvidarse de lo que dijo y hacerse el disimulado.
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El alcalde de San Pedro, Emilio Vichara Marcos, dice que siempre está disponible para la prensa; inclusive proporcionó tres números celulares a reporteros de EL SIGLO. Sin embargo, uno siempre esta apagado, otro no funciona y el tercero es de su secretario particular Rafael Reyes Flores. Se habló con este último pero se negó a comunicarlo argumentando que estaba en un ejido y que si querían entrevistarlo tendrían que alcanzarlo en el lugar. Ante la imposibilidad de hacerlo, se le solicitó al secretario se dejara la información solicitada en la oficina de comunicación social, pero en ese departamento nunca recibieron nada, por lo que nuevamente se le llamó al aludido para concertar la cita con el Alcalde, diciendo que le podían llamar a las tres de la tarde, pero cuando se le habló a esa hora, tampoco estuvo disponible. Al insistirle al secretario éste se molestó diciendo: “¿Qué quieres? ¿Qué lo interrumpa? Para mi nada sería más fácil que pasarle el teléfono, pero no lo voy ha hacer”, “si quieres llámale a las ocho y entonces haber si está desocupado para que te conteste”. El anterior comentario revela que el alcalde de San Pedro está rodeado de personas incompetentes a las que les dio chamba porque son sus compañeros de escuela, pero salta a la vista que no tienen ni la menor idea del trabajo que desempeñan. Ojalá que don Emilio Vichara cambie de actitud (y de algunos funcionarios), porque es obvio que a su administración le esta faltando sensibilidad para informar a los medios de comunicación y por lo tanto a la ciudadanía que es la que les paga.
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Al alcalde Guillermo Anaya le está fallando su gente y su capacidad de convocatoria. Esto se comenta por el desairado “Foro de Información y Propuestas” en la Convención Nacional Hacendaría organizada por el Ayuntamiento el pasado jueves en el Centro de Convenciones. Es cierto que circularon suntuosas invitaciones y “spot’s” de radio con la voz del Alcalde invitando al evento. Sin embargo, desde la llegada al Centro de Convenciones, el estacionamiento estaba prácticamente vacío y escasamente lograron reunir a unas cien personas. Es el segundo evento de nivel nacional con el cual el Alcalde busca un liderazgo y espacio en la escena nacional, pero sencillamente no lo ha logrado, pues la anterior reunión nacional fue la de AMMAC en las instalaciones de la Ciudad Universitaria, donde también se evidenció el desaire y falta de capacidad de convocatoria. Algo está pasando en la administración de don Memo, donde es notoria la falta de eficacia de sus colaboradores.
