En el reciente proceso interno del PAN en Torreón donde se eligieron consejeros estatales, se pudo observar una vez más el divisionismo existente en función de las precandidaturas para gobernador de Jorge Zermeño Infante y Juan Antonio García Villa. El resultado es que de dieciséis delegados a los que tiene derecho Torreón, se eligieron ocho zermeñistas y ocho garciavillistas, no obstante que la referida elección tuvo lugar por individuos y no por planillas. Zermeño ya tenía un lugar asegurado en el Consejo Estatal por su condición de senador, mas no así García Villa que tuvo que luchar por esta posición en el Consejo como cualquier panista de infantería y al final resultó electo. Uno de nuestros subagentes que estuvo en la convención panista disfrazado de florero, nos dice que el diputado local, Jesús de León Tello, arrolló en las votaciones, recibiendo un veinte por ciento por encima de su más cercano oponente, situación que motivó la envidia de los garciavillistas que ven una estrella refulgir por encima de su líder histórico. Lo anterior revela que don Jesús lejos de haberse desgastado con el liderazgo del partido a nivel municipal, sus perspectivas crecieron. Los que saben cómo se cuece el caldo en la “panadería”, aseguran que éste se ha sabido mover por encima de las pugnas que se traen entre los dos grupos y que la lleva bien con ambos bandos, esperando su momento.
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Ya que andamos por los rumbos del blanquiazul, se asegura que mientras zermeñistas y garciavillistas siguen sin ponerse de acuerdo para escoger un precandidato único apoyado por el panismo de la Comarca Lagunera, sus compañeros de partido en Saltillo aprovechan la división y se preparan para apoyar como precandidato a gobernador a Ernesto Saro Boardman, ex diputado federal y dos veces alcalde de Ramos Arizpe. El operador polaco del citado aspirino es su hermano Jesús Saro, del que dicen carece de tacto político y se “pasa de lanza” con sus propios correligionarios en materia de grillas, intrigas y golpes bajo la mesa y a todos pregona que cuenta con el apoyo del delegado estatal, Hugo Camacho, jefe máximo del PAN en el estado. De ser cierto lo anterior la situación podría llevar al panismo coahuilense a mayores niveles de golpeteo y desgaste que los que ahora enfrenta.
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Tiene más espinas que un nopal el problema del fraccionamiento Los Azulejos. Por una parte enfrenta pleito legal con otras empresas inmobiliarias y por otra con campesinos del ejido La Concha. Señalan los que dicen que saber de estas cosas, que el pleito se origina por presuntas irregularidades cometidas por diversas autoridades del Gobierno de Coahuila y del Municipio de Torreón, que culminaron en la fusión y fraccionamiento de noventa y ocho parcelas del ejido La Concha, sin que “Inmobiliaria Los Azulejos” hubiera acreditado la propiedad de cincuenta de esos predios (que es más de la mitad del citado fraccionamiento), lo que de llegarse a probar en juicio exhibiría la desfachatez y ligereza con la que actuaron los Secretarios de Urbanismo y Obras Públicas de Estado y Municipio y, desde luego, al Jefe del Registro Público de la Propiedad de Torreón. Pese a la gravedad de la situación y al reclamo de los presuntos afectados y de organismos encabezados por el Consejo Lagunero de Iniciativa Privada y Fomec, se comenta que ni el gobernador Enrique Martínez ni el alcalde Guillermo Anaya han puesto la atención a un problema que tiene su origen en autorizaciones que emitieron subalternos y que se pudiera remediar en la esfera administrativa sin esperar a que concluyan los largos y complicados litigios, que a ojos vistas ahuyenta las inversiones y ensombrecen el mercado inmobiliario regional. Además, don Guillermo debería poner especial interés en este asunto, porque siguen bailando las áreas de donación que corresponden al Municipio y que representan muchos millones de pesos.
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Convendría que el alcalde Guillermo Anaya interviniera en el conflicto que enfrenta la empresa “Trames” del “Parque Industrial Las Américas” y que el jefazo de Simas, Fernando Alatorre Dressel ha convertido en una persecución que los afectados califican de indebida. Resulta que la citada empresa dedicada al ramo textil y que tiene más de dos mil obreros, fue amparada por un juez federal en contra del cobro del concepto de “saneamiento” que los “angelitos” de Simas cobran desde tiempos de Salomón Juan Marcos y que muchos consideran improcedente. Como resultado del amparo, Simas tuvo que regresar a “Trames” ochocientos mil pesotes, situación que, dicen, le caló feo al jefazo Alatorre, como si los hubiera puesto de su bolsa y la devolución no respondiera a un procedimiento jurídico que restituye al gobernado en sus derechos. Alatorre le tomó “ojeriza” a “Trames” y desde entonces no se la acaba con inspecciones y multas reiteradas que redundan en la cancelación del servicio con cualquier pretexto, actitud que no se vale y que preocupa a la empresa afectada, cuyos directivos están pensando en hacer maletas y trasladar la planta a otra región. Ojalá que el alcalde don Memo intervenga y serene el injustificado corajillo del mandamás de Simas dándole té de tila para nivelarle los humores que trae desparramados, que le causan un color verdoso poco favorecedor.
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El productor de la zona de Jimulco, Gerardo Cedillo Vela, se apasiona y pierde el piso. El pasado miércoles organizó una protesta en la Plaza de Armas para manifestar, una vez más, su rechazo a la construcción de las presas en el Aguanaval y en la que le acompañaron alrededor de cien personas, algunos de los cuales manifestaron desconocer el motivo de la manifestación.
Así lo publicó en su edición del pasado jueves El Siglo de Torreón, sin embargo la narración objetiva de los hechos provocó molestias en el señor Cedillo Vela. Con vehemencia, pero sin argumentos y mucho menos pruebas, acusa y ofende al reportero y al editor de la Sección Laguna.
También amenazó con organizar una protesta en las instalaciones del periódico. Llama la atención su comportamiento... tal vez al señor Cedillo Vela le gusta jugar a eso de “estás conmigo, cuando sea y como quiera, o eres mi enemigo”... pues que le vaya bien.
