Cada día se acerca más el cambio de autoridades en Gómez Palacio y esto pone de nervios a algunos funcionarios que deberán rendir cuentas a la próxima administración, tal es el caso del director de Sideapa, Adelmo Ruvalcaba, quien se pone al borde de la histeria cuando es cuestionado por los medios de comunicación. A este funcionario todo le molesta y –por supuesto- hace gala de malos modales. Sin duda le gustaría que los medios de comunicación se convirtieran en una suerte de caja de resonancia de sus gustos y deseos, pero como no es así, le irrita que le pregunten sobre la nómina y el padrón de empresas que prestan algún servicio al Sistema; cuando se abordan estos temas intenta salirse por la tangente y remite a los periodistas a la página de Internet, donde (lo adivinó) no hay nada. ¿Qué acaso el funcionario no habrá escuchado por ahí, aunque sea por casualidad, que está obligado a rendir cuentas a la ciudadanía y que con groserías y atropellos no se puede ocultar la falta de transparencia?
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Tremendo berrinche hizo el candidato panista a la Alcaldía de Gómez Palacio, Paco Ramírez, el pasado viernes cuando llegó a un evento en el Campestre Lagunero, según nos cuentan subagentes que fueron testigos. En el salón había propaganda del candidato priista a la Gubernatura, Ismael Hernández Deras, porque al día siguiente su esposa habría de participar en un desayuno. Tanta fue la molestia de Paquito que casi obligó al gerente Carlos Rosales a tapar la publicidad del tricolor. Pero ahí no acabó la cosa, esa fiesta se celebraba con la intención de recabar fondos para los equipos deportivos de este club y claro es, se pasó la charola a los presentes para que hicieran sus donativos, de nueva cuenta Paquito hizo un berrinche cuando dieron lectura a la lista de donadores y escuchó que su rival en esta contienda electoral, Octaviano Rendón, aportó cuatro mil pesos y él, que no había notado la presencia del priista, dio dos mil quinientos. Dicen nuestros subagentes que “El Niño Azul” quiso convertir la pachanga en una subasta y un poco alterado ofrecía otra aportación, misma que le fue rechazada... ah, pero eso sí, logró que taparan la propaganda del PRI.
Cuando no hay argumentos, la tentación de caer en arrebatos autoritarios se antoja casi inevitable, sobre todo para aquellos que no tienen los pies bien plantados en el suelo. Esto es lo que podría caracterizar hoy al tesorero municipal de Lerdo, Jesús Mario Castrillón Jiménez, quien se atreve incluso a poner como regla en las entrevistas con reporteros el que pregunten todo, menos de la cuenta de Gastos por Comprobar. El razonamiento del funcionario es en verdad simplista: los medios informativos en lugar de publicar puras cosas negativas del Ayuntamiento, deberían escribir sobre la obra pública que se realiza en Lerdo, que según él, es de 50 mil pesos diarios. Habría que recordarle al tesorero que es obligación del Ayuntamiento dotar de servicios a los lerdenses porque para eso pagan sus impuestos por lo que nada tienen qué agradecer. La obligación de los medios de comunicación es señalar irregularidades como la que cometieron los funcionarios al no presentar los comprobantes fiscales de los gastos que hicieron durante sus viajes y que, a la fecha, nadie sabe si ya les están rebajando de su sueldo, que por cierto también paga el pueblo.
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Ahora resulta que nuestros subagentes sirven también de paño de lágrimas. En Lerdo, un grupo de policías preventivos, con las lágrimas escurriendo por las mejillas, se quejaron amargamente por los insultos y humillaciones que reciben de un par de adolescentes de apellido González González y que reaccionan iracundos cuando se les llama la atención por los escándalos que protagonizan. Esos jovencitos, aseguran los alicaídos guardianes del orden, son nada menos que sobrinos del alcalde Luis Fernando González Achem. Ni hablar, por lo pronto tendrán que seguir aguantando desplantes, hasta que el tío decida poner un alto al comportamiento de los mozalbetes.
Empantanado se quedó ya el proyecto de modificación a las vialidades colindantes con las calles Feliciano Cobián y González Calderón allá por el rumbo de las colonias Granjas San Isidro y Nueva Los Ángeles y es que los negociadores de parte del Municipio, por enésima vez hicieron abortar este proyecto que en el fondo es bueno. Parece que falta oficio político a los funcionarios municipales, pues en lugar de explicar con cifras, aforos, estadísticas o algo parecido, respecto a las bondades del proyecto, a corto, mediano o largo plazo, ceden fácilmente a los cuestionamientos, críticas e ironías de los inconformes. Curioso que no acuda Eduardo Jiménez Saracho a las reuniones de “consenso” que se han organizado regularmente en las oficinas de Desarrollo Humano en el bulevar Revolución y Colón. Como que en el fondo, no existe una verdadera voluntad política (así llaman ahora la falta de pantalones) por sacar adelante el mentado cambio en vialidades.
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Qué bueno que el cementerio de palmas que “hermoseaban” el bulevar Independencia, finalmente fue retirado, Gracias a Dios expresaron ciudadanos temerosos de que uno de esos cadáveres cayeran encima de su auto una noche cualquiera y al menor soplo de viento. Es lamentable el dinero tirado a la basura, pues cerca de 800 mil pesos costaron las 150 palmas adquiridas en el estado de Sonora. Nadie sabe nadie supo, pero esas palmas viejas y ya muy lastimadas en sus raíces fueron plantadas en el camellón central del bulevar Independencia y se secaron... como que ya su destino estaba escrito. Ahora, esos grandes hoyancos, cuarenta, de 73 que se murieron son ocupados con especies datileras procedentes de San Pedro. La gran pregunta la lanza uno de nuestros subagentes a la contralora Natalia Virgil Orona, celosa guardiana de los dineros municipales, ¿cómo es que, de manera comprobable, se hará efectiva la fianza que supuestamente dejó el contratista, Javier Robles Heimphel y si procede responsabilidad alguna hacia sus funcionarios por no saber nada de este tipo de especies?
