MÉXICO, DF.- Las autoridades de la capital mexicana decretaron ayer cerrar al público el Estadio Azteca, uno de los principales escenarios del futbol de América, tras la trifulca desatada esta semana luego del partido entre el local América y el brasileño Sao Caetano por Copa Libertadores.
El América quedó eliminado por el Sao Caetano en la noche del martes en el Azteca por octavos de final del máximo torneo latinoamericano, en un partido que terminó en riña entre jugadores de ambos clubes, a la que se sumaron docenas de aficionados que burlaron la seguridad del estadio.
El Gobierno de la Ciudad de México dijo que el América podrá jugar su próximo encuentro por el torneo local en el Azteca, pero a puertas cerradas, mientras que el club anunció que habrá sanciones "muy drásticas" para jugadores e integrantes del cuerpo técnico que participaron en la pelea.
"En el próximo partido del América no se permitirá público, será a puerta cerrada, en tanto no se tengan las normas de seguridad", dijo el jefe de policía capitalino, Marcelo Ebrard.
El entrenador del Sao Caetano, Muricy Ramalho, culpó de todo al delantero americanista Cuauhtémoc Blanco, conocido por su explosivo carácter, mientras que el delegado de la Conmebol, Arsenio Sarabia, también expresó en un reporte que en el inicio de los desmanes participó el delantero del América.
Cuauhtémoc se defiende
Blanco dijo que tiene la conciencia tranquila y que está acostumbrado a ser culpado siempre.
"Mi conciencia está muy tranquila, como siempre soy el blanco de todos, como siempre lo he dicho en este medio hay gente que me odia", dijo Blanco.
El atacante es famoso por su explosivo carácter y por provocar a sus rivales mediante burlas e insultos, no sólo dentro de la cancha. Actualmente enfrenta una demanda en Estados Unidos por golpear al empleado de un bar en Houston.
"Todos me están atacando porque dicen que yo provoqué todo y en ningún momento provoqué nada, simplemente cuando acabó el partido vi el conato de bronca y fui a defender a un compañero", agregó Blanco.
La policía tardó más de 20 minutos en controlar la situación sobre la cancha del Azteca, sede de las finales de los Mundiales de 1970 y 1986.
Hubo 35 detenidos por los incidentes, a los que se les impuso una multa de cinco salarios mínimos (unos 20 dólares).
El también delantero de la Selección Mexicana fue expulsado del juego al minuto 90 por darle un codazo en la cara al zaguero Anderson Lima, pero en vez de irse a los vestidores esperó el final del encuentro detrás de su portería.
El partido terminó en un empate 1-1 que daba el pase a cuartos de final al Sao Caetano, tras el cual comenzó la riña y poco después varios hinchas saltaron dentro del campo de juego para sumarse sin que la policía los contuviera. Incluso varios llegaron a arrojar una carretilla al campo.
"En ningún momento busqué al portero (Silvio Luiz), ya cuando vi se estaban peleando todos y todavía hasta el final (de la riña) fui a darle la mano a unos jugadores del Sao Caetano y les deseé suerte para su siguiente eliminatoria", explicó.