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México, DF.- La banda estadounidense The Doors, sin su legendario vocalista Jim Morrison (1943-1971), ofreció un mágico concierto en el Auditorio Nacional, ante unas diez mil personas que vibraron de principio a fin en la única presentación que hará en este país, como parte de su gira por América Latina.
El grupo de rock, cuyo nombre completo es The Doors del siglo 21, por asuntos legales y compuesto por dos de los integrantes originales, el tecladista Ray Manzarek y el guitarrista Robbie Krieger, dio cátedra musical durante dos horas y media.
Durante la presentación, brindó todos los clásicos de su basto repertorio, excepto el intocable The End, canción interpretada por Morrison y que fue usada en la película Apocalypse Now, por lo que por motivos legales no pueden interpretar.
En el concierto, el vocalista Ian Astbury, ex integrante del grupo The Cult, no sólo consiguió un excesivo mimetismo físico con Morrison, sin que también logró convencer al respetable con su canto y entrega.
De esta manera hizo recordar los tiempos de gloria de The Doors, que saltaron a la fama en 1967 con actuaciones incendiarias que generaron escándalo y atrajeron la atención de jóvenes en todo el mundo.
La apertura del espectáculo corrió a cargo de ?Break on Through y del memorable Love me Two Times. De inmediato, el público se levantó de su asiento para permanecer así el tiempo que duró el recital, salvo algunos momentos de descanso.
Fue notoria, sin embargo, la admiración que mostraron por cada detalle y con el aprendizaje de cada letra las personas contemporáneas de la banda y los jóvenes que ni siquiera existían en los años de encanto de The Doors.
También, con la ausencia del baterista John Densmore, pero la unión de los talentos de Ty Dennis (batería) y Angelo Barbera (bajo), continuaron los temas Not to Touch the Earth, Take it as it Comes y 20th Century Fox.
Al concluir esta última canción de la primera etapa del concierto, los roqueros se dieron la oportunidad de saludar a sus seguidores expresando en numerosas ocasiones algunas palabras en español, entre las que destacaron ?muchas gracias?, ?Muchachos? y ?Viva México?, entre otras.
De igual forma, hicieron patente su gusto por algunas bebidas tradicionales del país como el tequila, la cerveza y el mezcal.
Mientras la figura de Astbury se contoneaba de manera asombrosa sobre el escenario con cada interpretación, los fans coreaban las rolas sin reparo y con mayor énfasis en las joyas Alabama song y Backdoor man que, a la fecha, continúan como una actitud, una cultura y no sólo una sección más del mercado musical.
De a poco el blues se abrió paso en el concierto de The Doors para luego dar paso a la psicodelia, el jazz, el rock y el folk, con los emblemáticos temas 5 to 1, Crystal ship y People are strange.
Con estos temas, la voz de Astbury se movió con una elegancia brutal, casi logrando ubicarse en los zapatos del llamado Rey Lagarto, Jim Morrison, aunque los entregados de corazón aseguren que esto es una perfecta utopía.
The Doors del Siglo 21, grupo que tomó su primer nombre de un poema de William Blake: ?Si se purificaran las puertas de la percepción, todas las cosas resultarían infinitas para el hombre?, sin duda está vivo y en buena forma, tan esa así que lo demostró con Spanish caravan, Roadhouse blues y The Changeling.
L.A. woman representó otro momento culminante del concierto, y en los largos desarrollos de este tema, Astbury salió por una lateral del escenario y desde ahí observó la actuación de sus compañeros, sin que prácticamente nadie se diera cuenta.
Después de hacer de improvisado espectador, comenzó a saludar a unos cuantos seguidores que se acercaron, al tiempo que repartió panderos y convocó en fuera del lugar la porra del ?Oe, oe, oe?, por supuesto con poca respuesta.
Finalmente, volvió al escenario para dar paso a la parte culminante, y extendida, del éxito Light my Fire.
La gira de esta agrupación ha visitado varias ciudades estadounidenses y tras pasar por el Distrito Federal, llegará a Argentina, Chile y Brasil.
