El País
Madrid, España.- Europa no tiene fronteras para la española que hace reír a Francia. El cine español vuelve a tentarle con Incautos, de Miguel Bardem. Y ella está dispuesta a dar el golpe y a enterrar su imagen de mujer difícil.
Mi personaje es el de una mujer que va a… que va a… plonger… Uy, ¿cómo se dice plonger (sumergirse) en castellano?”. Hace ya algunos años que Victoria Abril llega siempre desde Francia, donde reside desde 1982.
“Adelante, adelante. ¿Qué tal estás? Yo me siento donde tú quieras, corazón”. ¡Boum! El periodista acaba de caerse del guindo, árbol en el que habitaba desde la noche de los tiempos, cuando ya se decía que esta mujer era una borde. Y no lo es. Rezuma cortesía. Y más cosas: “¿Te sabes el chiste del gato?”. Entrevistada, 2-Entrevistador, 0.
Victoria Abril (Madrid, 1959) es como la vemos en las películas y no como nos habían contado. Es atrevida, eléctrica, gesticuladora, graciosamente malhablada. Victoria Abril está viva, y colea, aunque la vemos poco, porque hace tiempo decidió que lo más importante eran sus dos hijos.
Musa de Aranda (Amantes, El Lute, Libertarias…), chica Almodóvar (Átame, Kika), reina de la comedia francesa (Felpudo Maldito, La Mujer del Cosmonauta), reciente regalo de Carlos Saura en El Séptimo Día, este mes estrena Incautos, de Miguel Bardem, película de timadores rodada en 2003, fecha en la que terminaba con un período de dos años largos sin rodar en nuestro país, desde Sin Noticias de Dios, de Díaz Yanes. Ahora se la ve con más ganas de actuar en España.
Derrocha entusiasmo: “Incautos es el guionzazo, el vademécum del timo, una muñeca rusa, cuando averiguas la verdad, hay una mentira dentro”, reconoce esta curranta sin fronteras; además de Francia y España, ha rodado últimamente en Italia (Mi marido es una ruina) e Islandia (101 Reykjavik): “Si no tienes muchos mercados estás mal. Europa es mi mercado. Yo aposté por Europa antes de que Europa se hiciera, pero esta invasión que tenemos del cine de EU es horrible, incluso en Francia”. Y, sin embargo, Victoria Abril estuvo en Hollywood en 1994, a las órdenes de Barry Levinson en Jimmy Hollywood, con Joe Pesci y Christian Slater.
Pero Victoria, la mujer de carácter, no pudo más. Su salud mental y física no soportaba Los Ángeles, “una ciudad que no existe, donde no hay forma de comer como Dios manda”. Su amiga Penélope Cruz está allí, pero es diferente: “Penélope ha ido de otra manera. Conoce el amor. No sabe qué es el aburrimiento”.
Incautos se rodó cuando en nuestro país se expresaba el rechazo a la guerra en Irak en multitudinarias manifestaciones. Victoria Abril también se echó a la calle, y ha recibido con esperanza el cambio de Gobierno: “Con el PP los Pirineos eran cada vez más altos. En los ochenta, los socialistas dieron a España un buen coup de classe (otra vez el frapañol: su toque de distinción) que nos ayudó. A ver si vuelven tiempos mejores”.
Al revés que ella, su personaje se juega la carta del dinero y se deshace de la del amor: “No quisiera ser como ella. Yo, de mayor quiero ser como Federico Luppi. Es un monstruo”. Victoria repite con Luppi tras Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, su último exitazo en España.