EFE
OAXACA, OAX.- Los hortelanos de Oaxaca, al sur de México, han convertido en un arte inverosímil algo tan simple como cortar rábanos, y lo demostraron este año en el tradicional concurso de alegorías al que concurrieron más de cien participantes.
Utilizando como herramientas las manos y el cuchillo, los concursantes plasmaron en cientos de rábanos un sinfín de composiciones costumbristas alusivas a su identidad, a la ciudad, las fiestas, la cultura y la religión.
Como cada año, la Noche de los Rábanos movilizó a miles de personas en Oaxaca, una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y donde anida una cultura popular extraordinariamente rica.
Guillermo García Manzano, concejal de Turismo y Desarrollo Económico de Oaxaca, explicó que los orígenes de la fiesta ?se pierden en la historia? y por ello es imposible determinar su fecha con exactitud.
?Hubo desde la llegada de los españoles la celebración de las fiestas de la Natividad, y con ellas se acostumbró que las familias oaxaqueñas celebraran, no la Nochebuena y una cena, eso ya es más moderno, sino la comida de la Natividad?, señala el concejal.
En aquellos tiempos el día 23 estaba dedicado a las compras para la fiesta, el 24 era la jornada religiosa y el Día de Navidad consistía en una gran fiesta en la cual las familias almorzaban juntas.
Para la ocasión se reservaban ?viandas especiales? recogidas en diversas cosechas, que se mostraban en los puestos del mercado que se colocaban de forma improvisada en el Zócalo (plaza central) de la ciudad.
?Tenían pescado seco, algunas hierbas importantes de la dieta oaxaqueña, tenían unas aves, y cada uno de estos puestos se adornaba con flores y hortalizas?, de un modo ?muy rudimentario? que combinaba un cierto afán artístico con una curiosa mercadotecnia, añadió García Manzano.
La creciente competencia entre los tenderos y la necesidad de diferenciarse hizo que los más experimentados cortaran algunos de sus productos con florituras representando escenas increíbles.
Las formas surgían ?aprovechando el accidente natural que significaba el rábano, la cebolla, el pepino o algunos otros vegetales?, sin dejar que la técnica ofuscara la creatividad e imaginación de los artistas.
Estas hortalizas transformadas en arte eran luego vendidas para adornar la mesa navideña.
Con el paso del tiempo el esmero artístico se acrecentó, las mañas se agudizaron y los cortes se hicieron tan increíbles que hace 106 años don Francisco Vasconcelos Flores decidió institucionalizar el acto y crear el concurso que ha llegado hasta hoy.
El pasado día 23 de diciembre, los 99 adultos y más de un centenar de niños que se inscribieron emplearon tres toneladas del tubérculo en sus presentaciones.
Las alegorías plasmaron bodas, reproducciones de mercadillos, escenas costumbristas o actividades campestres, como la producción del mezcal (aguardiente de agave) o la cosecha del maíz.
También se vieron representaciones en rábano de los vestidos tradicionales de las siete regiones de Oaxaca, la Semana Santa, músicos o dioses prehispánicos e incluso un funeral, todos ellos esculpidos durante varios días en gigantescos rábanos.
El jurado se fijó en la ?originalidad, tradición y técnica? de cada hortaliza, y procuró que cada composición utilizara los materiales agrícolas originales sin usar plásticos, metales, pinturas o cualquier producto químico, explican los organizadores. El primer premio fue de 12 mil pesos.
García Manzano afirma que la tradición de cortar rábanos ?es única?, ?no se repite en ninguna parte del Estado ni del mundo... es tal vez la más pura que tenga la ciudad de Oaxaca, una de sus principales manifestaciones culturales y que denota mucho el valor que tiene la sensibilidad artística del oaxaqueño?.
Los organizadores consideran que en el fondo lo que hay que defender no es otra cosa más que ?una fiesta muy ingenua, muy pura, muy natural?, en la que la gente va imaginando y adaptando las formas caprichosas del tubérculo a su fantasía.
