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¿Voto en contra?

Patricio de la Fuente

Los días jueves, viernes y probablemente también el sábado de la próxima semana, estaremos realizando una amplia evaluación del clima político que se vive en el estado de Durango. Ello se debe, en parte, a la petición de varios lectores de conocer a fondo el muy cuestionable proceso de selección del candidato a la gubernatura por parte del PRI; las patadas por debajo de la mesa, dimes y diretes, así como toda la porquería que hacia fuera nos han querido vender como “proceso democrático”. Ojalá estén muy al pendiente pues varios personajes no necesariamente van a salir bien librados…

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En la ONU (sede Ginebra) se estuvo hablando de la delicada cuestión de los derechos humanos y México emitió un rotundo voto en contra sobre la situación que impera en la isla de Cuba. Ya varios políticos tratan el asunto y destacados priistas parafrasean la Doctrina Estrada como una olvidada directriz que solía regir los principios y acciones diplomáticas durante los setenta y pico de años del tricolor como partido en el poder. Sobre lo anterior cabría destacar varios puntos y ante todo, cuestionar severamente otros.

En primer lugar, México no es precisamente el mejor ejemplo en cuanto a derechos humanos se refiere. Gobierno tras Gobierno, administración tras administración; siempre ha existido en nuestro país un grupo olvidado por las enormes lagunas jurídicas que abundan dentro de la Carta Magna. Sería importante recordar la situación de abandono y miseria de las etnias indígenas, las cuales siguen siendo consideradas como comunidades de tercera y en pocos lugares existe respeto hacia sus usos y costumbres.

En segundo, las muertas de Juárez. Muy a pesar del movimiento feminista, la mujer mexicana no tiene los mismos derechos y oportunidades que el hombre, aunado a que además se le sigue concibiendo incluso en las altas esferas como objeto decorativo. Tampoco en dicho caso las leyes otorgan protección frente a los abusos masculinos y el miedo a ser objeto de represalias las hunde en un estéril silencio del que pocas logran salir avantes. Pienso en todos los asuntos que ni por asombro se han resuelto y a la mente viene la imagen de un desierto plagado de cadáveres, múltiples investigaciones para aclarar los hechos pero a la larga cabe la enorme posibilidad de que tan lamentables asuntos queden archivados dentro del sobre que reza: “misterios sin resolver”.

Luego los afamados interrogatorios. A los presuntos y no presuntos se les tortura así diga el PAN que hoy las cosas son diferentes. Delincuentes de cuello blanco caminan por la calle y el billete verde abre la senda de la impunidad. Ir de visita a una cárcel resulta un albur gracias a las marcadas divisiones entre presos que en ínfimas condiciones viven y no pueden salir y aquellos verdaderos asesinos con una calidad de vida semejante a la de un Milton con alberca ¿Todo lo antes mencionado nos otorga el derecho de juzgar a Cuba? ¿La ya muerta certificación que sobre asuntos de narcotráfico realizaba año con año Estados Unidos tenía valor viniendo de una entidad donde el consumo de narcóticos es alarmante? Son preguntas.

La relación que con Cuba mantuvo el PRI durante décadas confería a México cierta dignidad e independencia sobre la hegemonía yanqui. Estuviésemos o no de acuerdo con el modus operandi de Castro y su régimen, ahí estaba la regla de no entrometernos en asuntos de terceras personas; sin embargo hoy el orden mundial ha cambiado notablemente y las repercusiones políticas, sociales y económicas de cualquier país tienen relación e impacto directo sobre lo que suceda en México.

La revolución cubana trajo salud, bienestar y condiciones más equitativas para un pueblo digno y noble, a pesar de ello el tiempo pasó y tan bellos anhelos tomados de las teorías marxistas pasaron a ser tiernas quimeras que hoy sencillamente no funcionan. Durante mi última visita a la isla puse mucha atención en una placa donde importante frase quedó inmortalizada y el transcurso del tiempo la convirtió en motivo de risa y asombro: “Para que nunca reine la opresión y la injusticia”.

Cuba es un pueblo oprimido, la injusticia reina y al hombre se le ha quitado el derecho a opinar libremente, a disentir. Bajo dichas consideraciones no existe justificación alguna; tampoco pretexto que valga cuando cualquiera puede ser encarcelado por treinta años por el simple hecho de expresar opiniones contrarias a la retahíla de loas hacia un Gobierno encabezado por un hombre que, de ser un héroe para millones, hoy es símbolo del anacronismo puro.

Estoy totalmente de acuerdo en condenar a Cuba si a derechos humanos se refiere, pero también estoy a favor de que el embargo y las sanciones económicas caigan pronto. Nadie quiere una isla dominada por el miedo y el terror, pero tampoco una Habana donde pululen los Mc Donalds y demás atrocidades del putrefacto sueño americano. Ojalá podamos aprovechar la coyuntura, pensar en México y reformar a fondo todo aquello en estado de disfuncionalidad..

Ya lo hizo ver Luis Spota hace tiempo: ¿El remedio, mejor que la enfermedad?

Correo electrónico:

pato1919@hotmail.com

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