EL ORIGINAL EQUIPO DE ENSUEÑO...
Fue precisamente hace 12 años que el baloncesto profesional se presentó por primera vez en los Juegos Olímpicos; Barcelona, España, vio llegar a las grandes figuras de ese momento, no sólo a los de Estados Unidos, sino de otros países que también competían en las mejores ligas, incluso algunos en la misma NBA.
Uno de mis más preciados tesoros es un viejo videocasete, en su etiqueta dice “Dream Team”, Barcelona’92, quizás esto último podría borrarse, pero no ha existido ningún otro verdadero Equipo de Ensueño, los intentos han sido buenos sin llegar a tener a lo mejor; paradójicamente la liga de los Estados Unidos tiene hoy en día extraordinarios jugadores para formar un equipo nacional de maravilla, pero seguiría apostando por aquel de 1992, y en contraparte, pero benéfico para todos, la liga es más internacional cada campaña, así que el nivel mundial va en aumento y las competencias mundiales u olímpicas más disputadas, sin tener, como en Barcelona, a un solo dueño.
En aquel representativo dirigido por Chuk Daly, no sólo estuvieron los mejores de aquellos momentos, sino que había entre ellos mínimo cinco de los mejores 20 de todos los tiempos y quizás diez de 50, haciendo un ejercicio de memoria y de la calidad de esa plantilla, aunque por supuesto cada uno tiene sus gustos personales y habrá quien elija a unos encima de otros.
Cristian Laettner fue el único universitario entre aquellos, el único que sigue en activo y el que menos jugó; Chris Mullin había sido campeón olímpico ya en Los Ángeles 1984, pero siendo bueno quizás no entre la élite que acompañó.
Michael Jordan, Earvin “Magic” Johnson, Larry Bird, David Robinson y Karl Malone serán para siempre de los mejores; Patrick Ewing, Scottie Pippen, Clyde Drexler, John Stockton y Charles Barkley estarán en un segundo renglón pero también en las mejores memorias del baloncesto.
Luego de pasar por encima de todos en su grupo A (Angola, Croacia, Brasil, Alemania y España), disputaron la semifinal ante Lituania en un peleadísimo partido, y en la gran final volvieron a chocar ante Croacia que presentó a un equipo con jugadores NBA y otros que por su exhibición en Barcelona fueron llevados al mejor baloncesto del orbe.
Tras darle una sacudida al tiempo acumulado sobre mi videocasete prendí el televisor, y a disfrutar de la gran final, un partido plagado de estrellas dentro y fuera de la duela, gran parte de Hollywood se transportó al viejo continente; las autoridades del mundo ahí estaban y hasta la realeza en palco de honor con miralejos para no perder detalle.
Quién si no Jordan anotó los dos primeros puntos; Wieslay Zych, árbitro de Polonia, envió el balón a juego y en el salto de dos, Patrick Ewing ganó un balón que Karl Malone tomó para dárselo a Michal, él sintió la presencia del veterano Magic y dejó el balón en quien sabe correr por detrás del área hasta aparecer en el perímetro y recoger el pase anotando lejano los dos primeros puntos.
Aunque USA pronto tenía ventaja amplia, no pudo haber más digno rival, Croacia peleó con la frente en alto y con el garbo de un equipo talentoso, con un Toni Kukoc inspirado en los disparos de tres y de la línea de castigo, con las constantes coladas de su estrella Drazen Petrovic, con la potencia y fuerza de Dino Radja y la altura de Stoicov Vrankovic.
Por Estados Unidos el equipo titular se mantuvo casi los primeros diez minutos de juego: Malone, Pippen, Ewing, Jordan y Johnson, precisamente cuando el reloj llegó a los diez minutos cumplidos el tablero indicaba ventaja de dos para Croacia, 25 por 23; en el basquetbol olímpico no hay cuartos, se juega a dos tiempos de 20 minutos.
Los siguientes minutos Croacia mantuvo la ventaja, pero el Dream Team apretó el paso para recuperar terreno y dar la vuelta y ampliar la ventaja a 56 por 42 al llegar al descanso.
No había mucho qué discutir, Ewing utilizó su fuerza para mandar en la pintura, Robinson dio la cuota restante; Charles Barkly coqueteó con la gente y puso la dinámica que nadie ponía al juego, Clyde Drexler simplemente se escurrió entre la defensa y penetró el área cuantas veces quiso, John Stockton entró y repartió talento en el balón, Larry Bird puso el respeto en la duela, su talante no necesita explicación, Mullin se lució con la zurda privilegiada en los disparos lejanos, Laettner apenas jugó con la emoción que vivía, El Magic, qué decir, volteando a un lado repartía el juego para el otro, Scottie Pippen defendió como siempre y anotó como de costumbre, “El Cartero” se paró en la línea y expidió su letanía, claro, no falló uno solo de castigo, y Michael Jordan en el éxtasis de su carrera ofreció uno de sus mejores partidos, su promedio de campo fue casi perfecto.
Para cuando sólo quedaban diez minutos, la ventaja era definitiva, 89 por 58, no obstante los croatas pelearon con dignidad para hacer menos pesado el dolor de quienes pagaron hasta tres mil dólares por un boleto en la reventa; hicieron que Baladona fuera por esa semana la capital del baloncesto, y que aquellos Juegos quedaran para siempre en la memoria de algunos y en los videocasetes de otros.
Por si faltaba decirlo, al reanudarse el partido al medio tiempo, Michael de nuevo fue el primero en anotar tras recibir una falta, dos disparos buenos, luego Ewing robó un balón y dio el pase al mismo Jordan que a su estilo extendió su cuerpo, tras un vuelo de tres segundos clavó el balón y rascó de las entrañas un gusto primoroso por el deporte ráfaga. El partido terminó 117 por 85.
¡Ay! aquel equipo, ¿cuándo lo volveremos a ver?, quizá mañana de nuevo encienda la videocasetera y el televisor para repetir el gusto.
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