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Adrián Martínez

LA INSPIRACIÓN DE GALEANO.........

Hace unos días tropecé con unos rezos de la inspiración de Eduardo Galeano, ese viejo y loco, más lo último que lo primero, a causa de las letras y el futbol, fue por eso que entre sus últimas obras de entrañable magnitud esta aquel libro anaranjado con los monigotes en la portada y el título que dice ?El Futbol a Sol y Sombra?.

Un amante de las buenas palabras y de las mejores jugadas de futbol, originario de Montevideo, Uruguay, nacido en 1940, Eduardo merece todo el agradecimiento, por su inspirada pluma y su inmejorable descripción.

Pocos para ver el futbol como él, pero que visión tan clara, valdría la pena rescatarla en estos días y compartirla; el libro lo inicia recordando su infancia y a los pequeños niños con que compartía la cancha, aquellos que llegaban cantando: ?Ganamos, perdimos, igual nos divertimos?, una explicación con música de la por siempre citada frase del padre de los juegos olímpicos modernos el francés Pierre de Coubertin: ?Lo importante no es ganar, sino competir?.

Son tantas bellas reflexiones que comparte y reparte, por eso aquí tenemos una parte.

EL ARBITRO.- Es arbitrario por definición. Éste es el abominable tirano que ejerce su dictadura sin oposición posible y el ampuloso verdugo que ejecuta su poder absoluto con gesto de ópera. Nadie corre más que él. Todo el tiempo galopa, deslomándose como un caballo, este intruso que jadea sin descanso entre los veintidós jugadores; y en recompensa de tanto sacrificio, la multitud aúlla exigiendo su cabeza. Cuando la pelota, por accidente, le golpea el cuerpo, todo el público recuerda a su madre. Coartada de todos los errores, explicación de todas las desgracias, los hinchas tendrían que inventarlo si él no existiera. Cuando más lo odia, más lo necesitan.

DI STÉFANO.- Todo el campo de juego cabía en sus zapatos. La cancha nacía de sus pies, y desde sus pies crecía. De arco a arco Alfredo Di Stéfano corría y recorría la cancha; con la pelota, cambiando de frente, cambiando de ritmo, de trotecito cansino al ciclón imparable; sin la pelota desmarcándose hacia los espacios vacíos y buscando aire cuando se atoraba el juego.

GARRINCHA.- Nunca hubo un puntero derecho como él. En el Mundial del 58 , fue el mejor de su puesto. En el Mundial del 62, el mejor jugador del campeonato. Cuando él estaba allí, el campo de juego era un picadero de circo; la pelota, un bicho amaestrado; el partido, una invitación a la fiesta. Garrincha no se dejaba sacar la pelota, niño defendiendo su mascota, y la pelota y él cometían diabluras que mataban de risa a la gente: él saltaba sobre ella, ella brincaba sobre él, ella se escondía, él se escapaba, ella lo corría. En el camino los rivales se chocaban entre sí, se enredaban las piernas, se mareaban y caían sentados.

YASHIN.- Lev Yashin tapaba el arco sin dejar ni un agujerito. Este gigante de largos brazos de araña, siempre vestido de negro, tenía un estilo despojado, una elegancia desnuda que desdeñaba la espectacularidad de los gestos que sobran. Él solía parar los disparos fulminante alzando una sola mano, tenaza que atrapaba y trituraba cualquier proyectil, mientras el cuerpo permanecía inmóvil como una roca Y sin moverse, también podía desviar la pelota con sólo echarle una mirada.

GOL DE PELÉ.- Fue en 1969. El club Santos jugaba contra el Vasco de Gama en el estadio Maracaná. Pelé atravesó la cancha en ráfaga, esquivando a los rivales en el aire, sin tocar el suelo, y cuando ya se metía en el arco con la pelota y todo, fue derribado. El árbitro pitó penal, Pelé no quiso tirarlo. Cien mil persona lo obligaron, gritando su nombre. Este penal era diferente: la gente sintió que algo tenía de sagrado. Y por eso hizo silencio el pueblo más bullanguero del mundo. Súbitamente en las tribunas no hubo nadie, y en la cancha tampoco. Pelé, parado junto a la pelota en el punto blanco del penal. Doce pasos más allá, Andrada, encogido, al acecho, entre los palos. El guardameta alcanzó a rozarla, pero Pelé clavó la pelota en la red. Era su gol número mil, Ningún otro jugador había hecho mil goles en la historia del futbol profesional, Entonces, la multitud volvió a existir, y saltó como un niño loco de alegría, iluminando la noche.

PLATINI.- No sólo ofrecía, en cada partido, un recital de goles de ilusionista, de esos que no pueden ser de verdad, sino que también encandilaba al público con su capacidad para organizar el juego de todo el equipo. Bajo su dirección, la selección francesa exhibía un futbol armonioso, construido y desfrutado paso a paso, a medida que cada jugador crecía: todo lo contrario del centro a la olla, embestida al bulto y que Dios se apiade.

HUGO SÁNCHEZ.- La llave mexicana que abrió aquellos caminos imposibles, había conquistado la fama universal gracias a la televisión, que mostró el arte de sus goles y las volteretas con que él los celebraba, En la temporada 1989 ? 1990, vistiendo la camiseta del Real Madrdid, perforó las vallas treinta y ocho veces. Él fue el mayor goleador extranjero de toda la historia del futbol español.

vozdeportiva@yahoo.com

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